Exposición de armas en una tienda en Oregón, EEUU. (Cengiz Yar, Jr./AFP/Getty Images)
Exposición de armas en una tienda en Oregón, EEUU. (Cengiz Yar, Jr./AFP/Getty Images)

Cultura, política y raíces profundas difíciles de cambiar. Los motivos por los que no están reguladas las armas en el país.

Hace unas semanas estuve a punto de llorar delante de mis alumnos.

Había oído que se había producido otro tiroteo en mi país pero, por diversos motivos, no había podido enterarme bien antes de entrar en la clase de diplomacia pública que estoy impartiendo este trimestre. Justo antes de empezar, un estudiante que suele sentarse en primera fila dijo que quería hablar del tiroteo y, presumiblemente, de cómo afecta a la imagen de Estados Unidos en el extranjero.

Respiré hondo mientras quienes habían leído la noticia me la contaban y hablaban sobre los derechos contemplados en la Segunda Enmienda y la cultura estadounidense. De pronto me golpeó el espanto de la situación: si el asesinato de 20 niños de seis años en su propio colegio no bastaba para despertar la voluntad política y pública de cambiar nuestras leyes, ¿qué tiene que pasar? Se me empezó a quebrar la voz y los ojos se me llenaron de lágrimas a tal velocidad que me apresuré a volver sobre los motivos por los que mi país es incapaz de regular la posesión de armas de fuego, que es, para la mayoría de la gente, la causa fundamental de los frecuentes (demasiado) tiroteos de masas.

Todo comienza con la tan citada Segunda Enmienda, y, dado que no es más que una frase, veamos el texto:

Siendo necesaria una milicia bien regulada para la seguridad de un Estado libre, el derecho de la gente a poseer y portar armas no será infringido.

La Constitución de Estados Unidos es un documento abierto a la interpretación, y tal vez no hay otra enmienda tan controvertida como la que nos concede el derecho a llevar armas. A la hora de interpretar la Carta, los jueces, abogados, especialistas legales, politólogos y otros eruditos suelen dividirse en dos bandos: los originalistas y los que proponen una constitución viva. Los primeros, como los magistrados conservadores del Tribunal Supremo, Antonin Scalia y Clarence Thomas, creen que el significado de la Constitución estadounidense debe ser inmutable, fijado en la época en que se redactó, y no como un documento que cambie con los tiempos, lo que llamamos una constitución viva. Como consecuencia, creen que la Segunda Enmienda garantiza el derecho individual a portar armas.

Enfrente tienen a quienes alegan que Estados Unidos ya no necesita una milicia ciudadana para protegerse (tenemos el Ejército mejor dotado del mundo) y, por tanto, los individuos no necesitan tener un derecho sin restricciones a llevar armas ni deben tenerlo.

El Tribunal Supremo separó el derecho individual a poseer armas de fuego del derecho colectivo a contar con una milicia en un fallo de 2008. Ya antes de esa fecha, era difícil encontrar en Estados Unidos a un dirigente que hablara de eliminar del todo el derecho a las armas de fuego. ...