Maldivas importa, y mucho, al menos a dos potencias que compiten por aumentar su influencia en el Océano Índico: India y China.

Maldivas, un país que no alcanza los 400.000 habitantes, pero que supera el millar de islas, es conocido principalmente por sus paradisiacas playas y por constituir un destino turístico soñado de muchos occidentales. En Asia, también es conocido por su segundo producto nacional tras el turismo: el atún.
Sin embargo, los destinos de Maldivas están marcados, cada día en mayor medida, por su posición geográfica. El archipiélago se encuentra situado en medio de importantes rutas marítimas, entre ellas la que soporta la mayor parte del tráfico de petroleros Oeste-Este que viajan de Oriente Medio hacia Asia Oriental. Además, está a tan solo 340 kilómetros de India.
Durante décadas, Maldivas ha sido poco más que una dependencia exterior de India, que se ha preocupado de mantener unas relaciones cordiales con los isleños. Fue el primer país en reconocer a Maldivas tras su independencia en 1965 y apoyó al presidente Maumoon Gayoom durante sus 30 años de mandato autocrático. Nueva Delhi incluso envió tropas al archipiélago en 1988 para apoyar a Gayoom frente a un intento de golpe de Estado.
En los últimos años, la creciente rivalidad sino-india en Asia Meridional y la inestabilidad política que se vive en Maldivas desde 2012 están amenazando la preponderancia india.
En 2008, el largo Gobierno de Gayoom tocó a su fin y Maldivas entró por primera vez en el camino de la democracia. El nuevo presidente Mohamed Nasheed contó desde el primer momento con el apoyo y el reconocimiento de India. Por desgracia, el experimento democrático se ha visto seriamente amenazado desde 2012, cuando Nasheed fue depuesto en lo que él calificó un golpe de Estado y que resultó en unas nuevas elecciones celebradas en 2013 y en la llegada al poder de Abdulá Yameen, hermanastro de Gayoom.
India intervino diplomáticamente para asegurar la continuidad de Nasheed en política como líder de la oposición. La intromisión de Delhi despertó escasas simpatías en el Gobierno de Yameen, cuya opinión acerca de India empeoraría aún más después de que, en 2014, el ex presidente se refugiase en la embajada india en Malé por temor a ser arrestado.
Los temores de Nasheed se demostrarían fundados a comienzos de 2015, cuando fue detenido y condenado a 13 años de prisión acusado de secuestro y terrorismo en un juicio con tintes políticos. La respuesta india fue expresar oficialmente su preocupación por el trato dado a Nasheed, lo cual provocó una respuesta airada por parte de las nuevas autoridades de Malé. El colofón de estos desencuentros se produjo en marzo, cuando Nueva Delhi decidió cancelar la visita del presidente indio, Narendra Modi, a Malé prevista para ese mes.
India se ha colocado en una posición incómoda respecto a Maldivas al expresar tan claramente su apoyo a un gobierno democrático para Malé. Sorprendentemente, ...
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