Andrew Bacevich tiene mucha razón al decir que los europeos están acostumbrados a ser utilizados como instrumento para “sostener la globalización estadounidense” (‘Dejar a Europa ser Europa’, abril/mayo de 2010). Y yo comparto su premisa de que el pacifismo europeo ha tomado el control de la organización, lo que, como es obvio, va en contra de las aspiraciones militares de EE UU. Sin embargo, el autor ha decidido omitir algunas realidades políticas importantes.

No tiene mucho sentido hablar de que los europeos tienen que asumir la responsabilidad de su seguridad cuando aún hay armas nucleares estadounidenses desplegadas en Alemania, Bélgica, Países Bajos e Italia. Además, EE UU no esconde los planes de desplegar sus sistemas de defensa antimisiles en el sureste del Viejo Continente. Como responden los habitantes de Odesa ante ese tipo de propuestas: “No hagas reír a mis pantuflas”.

Bacevich también sugiere que una OTAN libre de la influencia estadounidense podría asumir la responsabilidad de “garantizar la integridad territorial de Polonia y de Lituania”. Como lingüista de formación que soy, déjenme traducir esto. En la prensa occidental suele significar “la defensa contra una agresión rusa”. Idea simplemente ridícula. La Rusia democrática nunca ha dado razones a los Estados bálticos o de Europa Oriental para temer por su soberanía, a pesar de los intentos de presentar a Rusia como un enemigo que amenaza con atacar en plena noche (como el aliado de la OTAN Mijail Saakashvili atacó Osetia del Sur en 2008).

Moscú quiere establecer relaciones de asociación con la OTAN como bloque militar, y con cada uno de sus 28 miembros de forma bilateral. Todas las iniciativas de los líderes políticos rusos van en el sentido de conseguir trabar amistad con los pueblos de Europa, vivir en el mismo hogar con ellos.

En esta causa común, también encontraremos un lugar para Bacevich.


  • Dmitry Rogozin
    Representante permanente de la Federación Rusa en la OTAN, Bruselas, Bélgica

 
Quiero mostrar mi desacuerdo con la tesis de Andrew Bacevich de que EE UU tendría que retirarse de la OTAN. En Afganistán, los aliados han desplegado ya más tropas de las que enviaron a los Balcanes en los 90 y han soportado índices de bajas iguales o incluso superiores a los de EE UU. En respuesta a la última petición del presidente Obama, aportaron 10.000 soldados adicionales. Su contribución civil es también esencial. Aunque esté lejos de ser ideal, es un sacrificio que no deberíamos minimizar ni menospreciar.
En Europa no hay presiones para que EE UU se vaya a casa. Las encuestas muestran con frecuencia que el público estadounidense y el europeo ven de forma parecida las amenazas a las que se enfrentan y la agenda que quieren que sigan sus líderes. El hecho de que los europeos hayan logrado evitar la guerra en el continente durante mucho tiempo es encomiable. Pero a menudo los gobernantes europeos me dicen en privado que les gustaría tener algunos palos más en su cartera de política exterior. Sin duda, EE UU necesitará su cooperación para manejar a un Irán nuclear o si logra alguna vez grandes progresos en Oriente Medio.  

EE UU está en la OTAN hoy porque es una potencia que comparte valores e intereses con Europa. No hay multilateralismo efectivo sin atlan-tismo. Si se retira de la Alianza, se encontrará con menos aliados y más inestabilidad.

Hoy la OTAN tiene verdaderos problemas, pero hay que arreglarla; no abandonarla. Un presidente estado-unidense que siguiera los consejos de Bacevich pasaría sin duda a la historia como un fiasco.


  • Ronald Asmus
    Director Ejecutivo del Centro Transatlántico de la Fundación Alemana Marshall de EE UU
    Bruselas, Bélgica

 

Andrew Bacevich responde:
Si los europeos deciden ayudar a “manejar” a un Irán nuclear o a lograr “un gran progreso” en Oriente Medio –signifique lo que signifique–, lo harán porque les conviene. La permanencia de EE UU en la OTAN no aumentará la probabilidad de contar con su ayuda, ¿o es que Ronald Asmus –como otros estadounidenses– ha olvidado ya la guerra de Irak?

Dmitry Rogozin asegura que los rusos “sueñan con ser amigos de los pueblos de Europa”. Excelentes noticias. Pero deberíamos tratar este tipo de aseveraciones como los rusos responden cuando los expansionistas de la OTAN sostienen que su propuesta de que Ucrania o Georgia se incorporen a la Alianza refleja el compromiso de Occidente con la paz y la democracia.