Venezuela, un país inmerso en una profunda crisis político-institucional,
es la nación menos democrática de Latinoamérica, mientras
Chile, con una buena situación económica y un Ejército
replegado en sus cuarteles, ocupa el primer puesto del Indíce de Desarrollo
Democrático 2004, un estudio realizado por la fundación alemana
Konrad Adenauer y Polilat.com, una consultora política argentina.

El estudio, que va por su tercera edición e incluye a 18 países
de la región (menos Cuba y Haití), mide cuatro variables: elecciones
libres, sufragio universal y participación plena; respeto a los derechos
políticos y libertades civiles, calidad de las instituciones, eficiencia
política y poder efectivo. Del informe se desprende que el continente
latinoamericano ha experimentado un retroceso notable en todos esos campos
en el último año. En concreto, además de Venezuela, los
casos de Paraguay, Ecuador, Perú, Argentina y Colombia muestran cómo
el deterioro político desemboca en el debilitamiento de las instituciones,
el descrédito de los partidos y el aumento de la inseguridad. Este último
aspecto es alarmante en Colombia, Honduras, Guatemala, Brasil y Bolivia.

El resto de los indicadores no invita al optimismo: la participación
electoral ha caído un 2%, los índices de corrupción permanecen
inalterables y se recurre cada vez con mayor frecuencia a mecanismos antidemocráticos
para resolver las crisis. A cambio, y según las respuestas de los encuestados,
parece que el autoritarismo es cosa del pasado.

 


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Venezuela, un país inmerso en una profunda crisis político-institucional,
es la nación menos democrática de Latinoamérica, mientras
Chile, con una buena situación económica y un Ejército
replegado en sus cuarteles, ocupa el primer puesto del Indíce de Desarrollo
Democrático 2004, un estudio realizado por la fundación alemana
Konrad Adenauer y Polilat.com, una consultora política argentina.

El estudio, que va por su tercera edición e incluye a 18 países
de la región (menos Cuba y Haití), mide cuatro variables: elecciones
libres, sufragio universal y participación plena; respeto a los derechos
políticos y libertades civiles, calidad de las instituciones, eficiencia
política y poder efectivo. Del informe se desprende que el continente
latinoamericano ha experimentado un retroceso notable en todos esos campos
en el último año. En concreto, además de Venezuela, los
casos de Paraguay, Ecuador, Perú, Argentina y Colombia muestran cómo
el deterioro político desemboca en el debilitamiento de las instituciones,
el descrédito de los partidos y el aumento de la inseguridad. Este último
aspecto es alarmante en Colombia, Honduras, Guatemala, Brasil y Bolivia.

El resto de los indicadores no invita al optimismo: la participación
electoral ha caído un 2%, los índices de corrupción permanecen
inalterables y se recurre cada vez con mayor frecuencia a mecanismos antidemocráticos
para resolver las crisis. A cambio, y según las respuestas de los encuestados,
parece que el autoritarismo es cosa del pasado.


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