El Presidente cubano, Raúl Castro, con su homólogo francés, Francois Hollande, en La Habana, mayo de 2015. Alain Jocard/AFP/Getty Images
El Presidente cubano, Raúl Castro, con su homólogo francés, Francois Hollande, en La Habana, mayo de 2015. Alain Jocard/AFP/Getty Images

Algunas claves de la visita de Estado del líder cubano a la capital gala. ¿Qué significa? ¿Qué principales intereses mueven a ambos países?

La visita de Estado del Presidente cubano, Raúl Castro, a la capital gala expresa la maduración de las relaciones entre ambos países. La presencia en visita oficial de su homólogo François Hollande en mayo de 2015 a Cuba apuntó en similar dirección. El viaje del Presidente francés expresó el renovado interés de la clase política, las élites económicas y el aparato diplomático galés a favor de vínculos más vigorosos con la Mayor de las Antillas. Promisorios acuerdos en los ámbitos universitarios, científicos y culturales, así como entendimientos de cooperación económica en energías, turismo y medicina, estuvieron entre los principales resultados de aquella histórica visita.

El proceso de normalización de las relaciones cubano-estadounidenses ha inclinado la balanza del debate francés a favor de los defensores del acercamiento con La Habana. La política de embargo/bloqueo fue hasta hace poco tiempo un escollo al interés galo por la nación caribeña. La retórica hostil, y las diferencias de poder de Francia con Estados Unidos, contuvieron al país europeo de usar antídotos legales contra las sanciones extraterritoriales con las que EE UU golpeó a bancos y entidades económicas galas. Esos actores no violaban ley francesa, europea o internacional alguna.

En la dinámica triangular Cuba-EE UU-Unión Europea, la nueva distensión en el eje Washington-Habana facilita a París resolver dos problemas de una vez: la asociación al presidente Barack Obama como aliado estratégico francés en la proyección de intereses globales y la apertura de oportunidades para la empresa y la sociedad gala en un mercado de creciente interés y un país de prominencia en las regiones latinoamericana y caribeña.

Hollande ha optado por resaltar el tema Cuba a partir de consensos en la clase política francesa, polarizada ante la crisis económica y dividida ante el reto que encarna la extrema derecha populista para la concepción republicana que ha dominado la historia reciente de la nación europea. Es un gesto de aproximación desde la actual dirección socialista hacia sectores del partido que desde su condición de izquierda moderada nunca cesaron su solidaridad con la isla.

Raúl Castro cosechará el reconocimiento que la revolución cubana ha cultivado entre sectores del Gobierno, la clase política en general y la sociedad francesa. Cuba  capitaliza el simbolismo de su larga resistencia a la supremacía estadounidense. Fue precisamente el general Charles De Gaulle quien le imprimió a la política exterior de la V República ese matiz de tercera posición que en alguna medida ha perdurado en el tiempo por encima de los clivajes políticos.

Otras consideraciones más generales para el Estado galo son parte de este movimiento estratégico desde el contexto europeo. Cuba ha desempeñado con éxito el rol de garante y sede de los diálogos de paz entre el Gobierno de Bogotá y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia ...