Cinco películas que nos acercan la realidad en la que viven hasta 59 millones de desplazados en todo el mundo, 20 millones de los cuales son refugiados. Una cifra que aumenta cada año y que alcanza en 2015 cotas no vistas desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Niños refugiados sudaneses en el campo de Kakuma, Kenia, en 1993 rezan por la paz en Sudán. (David Chazan/AFP/Getty Images)
Niños refugiados sudaneses en el campo de Kakuma, Kenia, en 1993 rezan por la paz en Sudán. (David Chazan/AFP/Getty Images)

God grew tired of us: the story of the lost boys of Sudan (2006)

Este documental nos descubre una epopeya: la huida de 25.000 jóvenes de Sudán quienes durante cinco años caminaron para ponerse a salvo de la guerra que asolaba su país. En 1987 comenzaron su viaje. Sus pasos les llevaron a Etiopía, algunos cayeron en manos de las mafias, otros terminaron siendo reclutados como niños soldados, muchos murieron de inanición o de cansancio. Los supervivientes, unos 10.000, consiguieron llegar tras su periplo al campo de refugiados de Kakuma (Kenia), uno de los más grandes del mundo y establecido en 1991.

En el año 2000, y esto es lo que cuenta esta cinta documental de Christopher Quinn, el Gobierno de EE UU –en colaboración con el International Rescue Committee- puso en marcha un plan para reubicar a 3.000 de estos chicos. La película recoge las experiencias de 3 de estos refugiados que, tras la alegría primera de sentir que por fin tendrían un futuro, ven como la realidad es muy diferente a sus sueños. Además de adaptarse a usos y costumbres para ellos ajenas, se le suma al shock cultural la lucha por la supervivencia y la emancipación en un país en el que son extranjeros. Con trabajos precarios y asistiendo a clases nocturnas para poder acceder a la educación superior, la soledad, el desarraigo y la desesperanza harán que se planteen cuál es su lugar en la tierra.

En la actualidad, esta zona sigue viviendo una crisis de refugiados. Si bien el documental narra una situación previa a la proclamación del Estado de Sudán del Sur en julio de 2011, desde diciembre de 2013 una guerra civil asola este país. Etiopía alberga ya 275.000 refugiados sursudaneses, cifra a la que hay que sumar los 425.000 de otras nacionalidades allí registrados. Otros países que también son receptores de surdudaneses son Sudán (188.000), Uganda (155.000) y Kenia (185.000). A esto hay que añadir el 1,2 millones de desplazados internos en Sudán del Sur.

Refugiadas norcoreanas en Corea del Sur. (Kim Jae-Hwan/AFP/Getty Images)
Refugiadas norcoreanas en Corea del Sur. (Kim Jae-Hwan/AFP/Getty Images)

Yodok stories (2008)

En este documental dirigido por el polaco Andrzej Fidyk el espectador se aproxima a las vivencias de refugiados norcoreanos de Yodok Camp. Con el nombre oficial de Campo 15, Yodok es un campo penitenciario para presos políticos o Kwalliso que se cree que alberga alrededor de 50.000 personas acusadas de diversos delitos por el régimen de Corea del Norte. Ya refugiados en la vecina del Sur, los protagonistas de esta cinta dejan de lado el miedo a las represalias y deciden concienciar de la situación vivida por ellos a través de la fuerza de un musical. Las imágenes de los ensayos de este espectáculo se intercalan en Yodok stories con testimonios reales de estos supervivientes.

Pocos han conseguido escapar de allí y, a la proeza de traspasar una de las fronteras más vigiladas del mundo, se suma el viaje que lleva a estos “desertores” a atravesar China, Laos y cruzar el río Mekong para acabar en un centro de detención para inmigrantes en Tailandia. En el mejor de los casos son trasladados a su destino: Corea del Sur. Mujeres y niños son los más vulnerables en este viaje pues ya al llegar a China muchos son víctimas de la trata y del tráfico de personas.

En Corea del Sur, si bien gozan de una libertad inusitada para ellos, tienen que pasar por un proceso de adaptación dentro de un programa del Gobierno surcoreano. Tras esto, los trabajos mal pagados y la discriminación social son parte del comienzo de su nueva vida.

Hoy en día, los norcoreanos refugiados en Corea del Sur ascienden a 27.518, cifra total que contabiliza el Ministerio de Unificación surcoreano desde 1950 hasta 2014, que, por otra parte, se hace un número escaso teniendo en cuenta que la población de Corea del Norte asciende a 25 millones de personas. Con todo, las cifras de refugiados están sufriendo un descenso: 1.396 en 2014, frente a un mínimo de 2.000 personas por año en el periodo de 2006 a 2011. Detrás de este cambio de tendencia se encuentran la mejoría de los datos microeconómicos, una propaganda más eficaz y un giro en las directrices migratoria laboral, todo ellos conseguido debido a las nuevas políticas de Pyongyang.

Las tortugas también vuelan (2004)

El director Bhaman Ghobadi retrata en esta película a un grupo de niños refugiados en el Kurdistán iraquí. Unos chicos que han pasado las penurias de las guerras y que malviven con la venta de la chatarra que proporciona las minas antipersonas que ellos mismos desactivan. Marcados por el conflicto, su vida en el campo carece de expectativas. Se sienten abandonados a su suerte: el grupo se revela como el mayor apoyo y consuelo para sus miembros. En la víspera de la invasión de EE UU, y deseosos de obtener más información del exterior, intentan conseguir una antena parabólica para intentar comprender el futuro que les espera en una fecha clave para su pueblo.

Una situación extrema que viven estos niños en un campo de refugiados que, si bien son lugares diseñados para ser provisionales, lo cierto es que, como es el caso de Jabaliya (1948) en la Franja de Gaza o de Dabaad (1991) en Kenia, se han hecho hogar permanente para generaciones enteras de familias. Una contradicción que hace que, por ejemplo, el campo de refugiados de Zaataria en Jordania sea la cuarta “ciudad” más grande de este país: establecido en 2011 para acoger a los que huían de la guerra en Siria, ya ha alcanzado una población de más de 80.000 habitantes.

A pesar de que el foco está puesto en los campos de refugiados en Europa y las cuotas establecidas en el Reglamento de Dublín II, un 86% de las personas con estatus de refugiado o de demandante de asilo se encuentra en países en vías de desarrollo mientras que sólo un 14% de éstos lo hace en países industrializados. En la actualidad, es Siria la nación que emite más desplazados forzosos, si bien ha sido un país de acogida de palestinos e iraquíes. El país que recibe el mayor número de refugiados es ahora Turquía, desplazando a Pakistán al número dos del ranking.

Las tortugas también vuelan refleja cómo la infancia sigue siendo la más castigada, la mitad de los refugiados del mundo son menores de 18 años; sin embargo, el artículo 22 de la Convención de Derechos del Niño expresamente protege a los niños considerados refugiados. En 2014 se alcanzó la cifra de 59,5 millones de personas obligadas a abandonar sus hogares debido a situaciones de violencia, crisis medioambientales o conflictos bélicos. De ellos, el 85% eran mujeres o niños.

Refugiados iraquíes en el Comité de Rescate Internacional en Phoenix, Arizona. (John Moore/Getty Images)
Refugiados iraquíes en el Comité de Rescate Internacional en Phoenix, Arizona. (John Moore/Getty Images)

Well-founded fear (2000)

Cuando una persona tiene fundados temores –well-founded fear en inglés- de ser perseguida por los diversos motivos contemplados en la Convención de Ginebra de 1951, entonces, y al huir de su país, adquiere el estatuto de refugiado y puede pedir asilo. Una protección que concede el Estado al que se dirige el demandante de asilo y que tiene leyes migratorias y procesos distintos dependiendo del país.

En Well-founded fear, película documental de Shari Robertson y Michael Camerini, la cámara indaga en las entrañas del Servicio Nacional de inmigración de EE UU (INS, por sus siglas en inglés). En la cinta podemos ver el proceso al que se ve sometido un demandante de asilo en territorio estadounidense cuyo “final feliz” sería obtener la Green Card y el permiso de residencia. Pero en esta película no todo son happy endings. Este proceso burocrático comienza con una entrevista en primera instancia con un oficial de inmigración. Un funcionario del INS que debe decidir si los temores del demandante son fundados o no. Cuando el entrevistador tiene dudas, entonces el migrante debe acudir a la segunda instancia, un juez que tendrá la última palabra sobre si la persona es merecedora o no de protección.

Este documental nos muestra como la interpretación de la Ley llega a un punto tan subjetivo, tal y como se puede ver por las charlas grabadas entre los funcionarios, que incluso dos personas con las misma trayectoria en el INS pueden considerar de forma muy diferente un caso y por lo tanto la resolución de éste. Una disección de un proceso burocrático detrás del cual están decisiones cambian el rumbo de la vida de las personas.

Ein Augenblick Freiheit (2008)

Europa es el destino que muchos refugiados tiene en mente pero las rutas para alcanzar este sueño son múltiples. En el caso de Ein Augenblick Freiheit (dirigida por el austriaco de origen iraní Arash Riahi) se cuenta, desde la perspectiva de refugiados iraníes, este viaje a pie a través de las montañas, para después utilizar diversos medios de transporte como el barco o el autobús. En este éxodo hay países de tránsito, como es el caso de Turquía retratado en la película, en el que los refugiados pueden quedarse días…o años.

En esta ficción se muestra como estos migrantes se quedan atrapados en el país asiático a la espera de emprender el camino que les lleve a Alemania, Suecia o Reino Unido. Pero, ¿cuáles son las rutas más usadas? Por un lado, el Mediterráneo Central: desde Libia (donde impera la anarquía propia de un Estado fallido con un escaso control en las fronteras) se emprende la peligrosa travesía en barco hasta Italia. Por otra parte, la ruta más transitada, la del Mediterráneo Oriental por Grecia y los Balcanes que se considera la forma más rápida para entrar en la zona Schengen.

Una crisis de refugiados que se está viviendo ahora en Europa en estos puntos y que tiene diversas explicaciones: el final del verano antes de que empiecen los rigores del invierno anima a muchas personas a que es “ahora o nunca” o un mayor control en otras fronteras como es el caso de Melilla (España/Marruecos), Erdine (Grecia/ Turquía) o Lesovo (Turquía/Bulgaria). Con todo son Grecia e Italia los países que más presión migratoria sufren seguidos, muy de lejos, por España y Malta.