Entrevista al ensayista Pierre Bayard sobre los misterios del acto de rebelarse.

 



















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El poder de resistir puede ser considerado, a la vez, como un milagro y como un misterio. Pierre Bayard, profesor de literatura y psicoanalista, autor de una decena de ensayos, entre los más conocidos se encuentra ¿Como hablar de libros que no se han leido?, nació en 1954, después del final de la guerra. En su último libro Aurais-je été résistant ou bourreau?, lanza desde el título un enigma: de haber nacido 30 años antes ¿Habría sido resistente o verdugo? En este conmovedor ensayo que se apoya en su propio viaje ficticio durante la ocupación alemana, Pierre Bayard analiza la bifurcación que se produce en ciertas vidas que hacen que, de repente, una persona, en lugar de obedecer a las normas construídas por otros, se vuelve ella misma creadora y constructora de las reglas a las que va a sujetarse.

La obra es una reflexión sobre el coraje y un homenaje a la libertad interior. Ese privilegio único que hace que en circunstancias excepcionales, mientras la mayoría manifiesta una "pasion por la obediencia", otros -pocos- se aferran al inconmensurable vértigo de seguir siendo humanos.

Esglobal. En su obra se pregunta si durante la Segunda Guerra Mundial, usted hubiera estado del lado de la resistencia o del lado de la colaboración. ¿Por qué escribir este libro hoy? ¿Hay una razón personal para hacerlo?

Pierre Bayard. Este libro fue publicado este año, pero hace unos quince años que yo trabajo sobre estas cuestiones en el marco de un equipo de investigación sobre los genocidios.

O sea, para escribirlo esperé a encontrar un dispositivo original que me permitiera implicarme personalmente en este tema. En la mayoría de los casos, aquellos que reflexionan sobre este período, o sobre otros períodos históricos, lo hacen de manera abstracta, sin ponerse ellos mismos en juego. Por ejemplo, la mayoría de nosotros se siente muy alejado de los alemanes que aclamaban a Hitler ¿Cómo pudieron comportarse de ese modo? Cierto, pero ¿qué hubiéramos hecho nosotros en su lugar?

El dispositivo de ciencia ficción que yo creé, que consiste en imaginar que nací unos treinta años antes y a ponerme en escena bajo la forma de lo que yo llamo un "personaje delegado", me permite  plantear la cuestión del compromiso no de manera general, sino desde el interior, viviéndolo de una manera ficticia. Este personaje soy yo mismo, con algunas diferencias (por ejemplo,  parto del principio de que  no conozco de qué manera terminará la guerra), lo que me permite substituir el "yo" (¿qué es lo que yo hubiera hecho?) por el "nosotros" (¿cómo nos volvemos combatientes o verdugos?). De esta manera, la reflexión teórica se mezcla estrechamente con la interrogación sobre uno mismo.

Esglobal. ...