
Un relato sobre la cara oscura de la historia de éxito de África, donde el espionaje de Estado llega a límites insospechados.

Do Not Disturb: The Story of a Political Murder and an African Regime Gone Bad
Michela Wrong
Fourth Estate, 2021
En julio se filtró que Ruanda ha sido uno de los países que han utilizado el software israelí Pegasus para espiar a rivales políticos, miembros de la sociedad civil, periodistas e incluso jefes de Estado. Desde 2016, 3.500 personas habían sido monitorizadas, entre ellos el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, el exjefe de Exteriores de la vecina Uganda, Ruhakana Rugunda, el primer ministro de Burundi, Alain-Guillaume Bunyoni, y la hija de Paul Rusesabagina, el hombre que inspiró la película Hotel Ruanda.
A las pocas horas el gobierno liderado desde hace ya 21 años por Paul Kagame negó la mayor, acusando de desinformación que busca dañar la imagen internacional del país. La noticia no pilló por sorpresa a quienes siguen la actualidad ruandesa, pero sí a quienes tan solo escuchan las historias de una Ruanda postgenocidio de 1994 que resurgió como un ave fénix para ser un ejemplo único de desarrollo en África. Para estos últimos y quienes quieran ahondar en el espionaje de Estado, el libro Do Not Disturb (No Molestar), de la periodista de investigación británica Michela Wrong, es una gran lectura para conocer también la parte oscura.
El libro bien podría haberse titulado “Te estamos espiando”, ya que en algo más de 400 páginas, Wrong dibuja un país donde la vigilancia, el miedo y la represión mandan en el terreno ante cualquiera que dude de la línea oficial, dentro o fuera de sus fronteras. Un conocido en una visita de trabajo, me dijo que la ciudad estaba impoluta, todo iba bien, pero te sentías vigilado. Probablemente lo estuviera.
Al igual que en su anterior libro sobre la corrupción en Kenia, donde el protagonista es John Githongo, la británica centra su relato en un individuo para explicar el funcionamiento de un país entero. En Ruanda ese hombre es Patrick Karegeya. Otrora jefe de inteligencia exterior y mano derecha del presidente Kagame, cayó en desgracia y se exilió en Sudáfrica, solo para ser asesinado en la nochevieja de 2013 a 2014 en el hotel Michelangelo.
La ironía del relato es que Karegeya fue el artífice de uno de los movimientos de espionaje más articulados del mundo, a la altura del Mosad israelí, y cayó en su propia red. En el libro, Wrong le presenta como un hombre cercano, risueño y querido para todos, víctima del despotismo de su jefe. Esa descripción y cercanía con el protagonista chirría un poco a ojos del lector, ya que de no haber caído en desgracia Karegeya sería igual de villano que Kagame.
Sin embargo, Wrong no se queda en el personaje, sino que hace un gran repaso histórico de un país echando la vista atrás a antes del genocidio, donde los ...
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