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El presidente de Argentina, Mauricio Macri, y su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, durante una reunión del Mercosur en Brasilia. (EVARISTO SA/AFP/Getty Images)

Actualizar el Mercosur sería posible, pero cómo se podrían traducir esos cambios y de qué manera afectaría a los países implicados.

Uno de los temas que supuestamente figuraron en la agenda cuando el presidente argentino Mauricio Macri y el presidente brasileño Jair Bolsonaro se encontraron en Brasilia fue la modernización del Mercosur. El tema surgirá de nuevo cuando Bolsonaro viaje a Buenos Aires en abril para una reunión de seguimiento. Las normas comerciales de la unión aduanera del Cono Sur a menudo se han cumplido más en la teoría que en la práctica y se han ido quedando cada vez más desfasadas respecto a otros acuerdos políticos para la apertura de mercados que llevan a cabo vecinos del bloque, como Chile, Perú y Colombia, con las economías de Asia y América del Norte.

De modo que, ¿qué fue lo que se habló en la primera reunión y cómo se traducirá en cambios concretos?

El Mercosur es más que un acuerdo comercial. Su marco normativo refleja una historia compartida larga y compleja con miembros que albergan ambiciones más amplias para formar una unión aduanera completa (similar a la de la UE), la defensa de la democracia y una coordinación política más amplia. El desafío al que se enfrenta la organización, un desafío que no es solo cosa del Mercosur sino que también afecta a muchos de los organismos multilaterales de la región, es lograr utilizar este marco como una oportunidad para impulsar el desarrollo en lugar de verlo convertido en un obstáculo para un auténtico libre comercio entre sus miembros y conseguir que se transforme en un mercado formidable —en lugar de una traba— para negociar acuerdos con otros países y bloques comerciales.

También tenemos que ser realistas. Una institución de 37 años no se puede desmantelar ni reformar fácilmente, pero, para seguir siendo relevante, el Mercosur debe evolucionar con los tiempos.

A medida que los líderes del bloque identifiquen su línea de actuación e intenten ponerla en marcha, deberán esbozar un plan de acción claro y predecible tanto para proteger los sectores de exportación de los países miembros como para mantener la confianza de los inversores internacionales. Plantear potenciales cambios sin considerar sus implicaciones solo conseguirá inspirar una sensación de incertidumbre en el ya turbulento mercado de exportación.

Los miembros del Mercosur solo necesitan contemplar la actual debacle del Reino Unido respecto al Brexit para tener un ejemplo de lo que no hay que hacer. Para evitar un efecto Brexit durante la reforma del Mercosur, los ministros de Asuntos Exteriores de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay deben planificar por adelantado cada posible escenario y también trabajar juntos para mantener la transparencia entre los países miembros y ante el mundo en general.

Comencemos por analizar qué puede suceder en concreto si Macri y Bolsonaro quieren esbozar un conjunto de nuevas ideas e intentar ponerlas en práctica. El primer y ...