Los argumentos que muestran cómo la política contra el narcotráfico en el mundo es completamente ineficaz.
Han pasado más de cuatro décadas desde que el entonces presidente estadounidense Richard Nixon declarara la guerra contra las drogas. Una guerra que vista hoy ha sido un auténtico fracaso y cuyos efectos colaterales parecen más caros que los propios efectos de las drogas ilícitas que pretendía erradicar.
A continuación se recogen algunos de los principales argumentos que demuestran la ineficacia de la actual política de drogas en el mundo.

El narcotráfico continúa alimentando la inseguridad
Las drogas no producen violencia de forma automática. Bien es cierto que la Organización Mundial de la Salud ha confirmado que algunas de ellas aumentan los comportamientos de riesgo y violentos. También es cierto que la presencia de estupefacientes es frecuente en los hechos delictivos, aunque, como lo confirman los datos de muchos países la droga más frecuentemente asociada con el crimen y el delito es el alcohol. Sin embargo, el grueso de la violencia asociada a los narcóticos proviene de la estructura del tráfico y sus estrategias para saltarse la persecución legal. La guerra contra las drogas tal como está establecida fortalece los monopolios en cuanto impone altos costes de logística y seguridad. Los monopolios que conocemos como cárteles defienden a sangre y fuego su territorio, reinvierten una parte importante de sus beneficios en la propia seguridad de su actividad y de sus organizaciones frente a competidores y enemigos.
A su vez la ingente cantidad de recursos económicos que genera el narcotráfico en el marco de Estados débiles estimula la corrupción y la cooptación de las instituciones legales. Más aún, ha debilitado los Estados de derecho. Tal como lo recoge el informe de Human Rights Watch en 2015, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha reconocido que la “guerra contra el narcotráfico” ha propiciado graves abusos por parte de miembros de las fuerzas de seguridad, admitiendo que se desconoce el paradero de más de 22.000 personas que habían sido denunciadas como extraviadas desde 2006.
Incluso países que estaban al margen de la presencia de cárteles han visto crecer la violencia asociada a las drogas, como es el caso de Costa Rica, donde han aumentado las tasas de homicidios y violencia en las zonas por las que se trafica. Los datos en general indican que la violencia causada por los cárteles no ha disminuido, ha minado las instituciones democráticas de algunos Estados y agrava los problemas de otros como es el caso de los conflictos armados en Colombia y Afganistán.
El ‘narco’ se ha convertido en patrocinador del crimen y el terrorismo
A lo largo de las más de cuatro décadas de la guerra contra las drogas lejos de desaparecer, el negocio de los estupefacientes ha afirmado sus relaciones con otros delitos y especialmente ha nutrido de recursos suficientes a las organizaciones criminales para crecer en la diversificación de ...
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