Si EE UU no mandara
Los detractores de la supremacía global estadounidense
deberían pararse a considerar cuál sería la alternativa.
Si Estados Unidos abandonara su papel hegemónico, ¿quién
le sustituiría? Ni Europa ni China ni el mundo musulmán, y, sin
duda, tampoco Naciones Unidas. Lamentablemente, la alternativa a una única
superpotencia no es una utopía multilateral, sino la pesadilla anárquica
de una nueva Edad Oscura.
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Tendemos a asumir que el poder, como la naturaleza, aborrece el vacío.
En la historia de la política mundial, parece que siempre ha habido alguien
que ostenta la hegemonía o que pugna por conseguirla. Hoy es EE UU; hace
un siglo era el Reino Unido. Antes de eso, Francia, España; y antes,
otros. El célebre historiador alemán Leopold von Ranke, decano
del estudio del arte de gobernar, dibujó la historia moderna europea
como una lucha incesante por la supremacía, en la que el equilibrio de
poder era posible sólo mediante conflictos recurrentes. La influencia
de la economía sobre el estudio de la diplomacia parece confirmar que
la historia es una competición entre poderes rivales. En su libro Auge
y caída de las grandes potencias (Plaza & Janés, Barcelona,
1989), el historiador de la Universidad de Yale Paul Ke...