El Parlamento iraquí ha aprobado la ansiada ley que permite a los antiguos baazistas volver a ocupar puestos en el Gobierno. El ex embajador de Irak en la ONU Feisal al Istrabadi, uno de los padres fundadores del nuevo Irak, es optimista sobre la legislación y dice que los iraquíes están sólo enmendando los errores cometidos por Estados Unidos.

FOREIGN POLICY: El Parlamento iraquí acaba de aprobar la Ley de Responsabilidad y Justicia, cuyo objetivo oficial es permitir a los antiguos oficiales del Partido Baaz volver al Gobierno. ¿Cree que es un paso importante hacia la reconciliación política?

Foto: cortesía de la ONU.

FEISAL AL ISTRABADI: Lo que ocurre es que los iraquíes se han dado cuenta de que la orden de desbaazificación, promulgada por el embajador Paul Bremer durante su mandato como administrador civil de Irak, era inabarcable en su redacción, y mucho más en su aplicación. Se capturó a un gran número de personas inocentes sin ningún criterio objetivo y se les privó de su modo de ganarse la vida y mantener a sus familias. La actual ley intenta, al menos aparentemente, cambiar esta tendencia. En teoría, sí, debería ser un paso positivo hacia la reconciliación. Pero, por su puesto, la manera de aplicar la ley es extremadamente importante.

FP: La Oficina del Auditor General de Estados Unidos ha visto que el Ejecutivo iraquí no ha gastado mucho dinero en proyectos de reconstrucción, en parte porque no tiene la capacidad técnica para hacerlo. ¿Espera que la nueva Ley de desbaazificación remedie este déficit?

FI: Tenemos este déficit porque Paul Bremer despidió a administradores en múltiples ámbitos como hospitales, escuelas… por no hablar de los ministerios. La consecuencia es que hemos perdido a muchos tecnócratas. Mucha de la gente que sabe cómo hacer que los trenes sean puntuales se ha visto condenada a quedarse en casa y sin pensión durante los últimos cinco años. Hay que recordar que el sector público en Irak es mucho más amplio que en Estados Unidos, sobre todo después de las sanciones. Todo el mundo está en el sector público. Si eres maestro, estás en el sector público; si eres profesor, estás en el sector público; si eres empleado de un banco, estás en el sector público. Cuando Bremer dice: "Todo lo que dijimos es que ellos no podrían trabajar en el sector público…" Pero,¡no hay sector privado! No existen bancos privados en Irak: no hay universidades privadas en Irak; no hay escuela elemental privada en Irak; no hay hospitales privados en Irak. Todo es público.

FP: Al querer recuperar a la gente cualificada para el Gobierno, ¿cómo se diferencia entre un buen baazista y uno malo?

FI: Se trata de destruir la carrera de la gente, destruir sus vidas y destruir su capacidad para ganarse la vida. Si puedes equivocarte, tienes que pecar de prudente. El criterio está en saber si puede lograrse un grado razonable de certeza sobre si un individuo ha estado involucrado en un acto criminal. Una persona no es culpable sólo por ser miembro de una organización, porque sabemos que la inmensa mayoría de los que pertenecían al partido Baaz, de una manera u otra, fueron forzados a unirse a esta formación. Tiene que haber un foro donde esto sea establecido; tiene que haber algún tipo de procedimiento, al menos, cuasijudicial. Desafortunadamente, la orden del embajador Paul Bremer no tuvo eso en consideración y solo abolió entidades a golpe de bolígrafo, y alimentó directamente la insurgencia.

FP: Muchos árabes suníes ya han criticado la nueva ley, que se aprobó a pesar de sus objeciones en el Parlamento. ¿Esto supone que no se ido suficientemente lejos para aliviar las preocupaciones sobre sectarismo?

FI: La manera en la que el embajador Paul Bremer permitió al entonces presidente de la comisión de desbaazificación, Ahmad Chalabi, aplicar la ley, tuvo como resultado que una muy alta proporción de chiíes que eran miembros del partido Baaz pudieron continuar en sus puestos de trabajo. La carga de despidos cayó de modo desproporcionado sobre los suníes, hasta el punto de que los suníes de Irak lo empezaron a llamar “de-sunificación” en vez de desbaazificación. Así que, entiendo si hay algo de escepticismo por su parte.

FP: Usted a mencionado la necesidad de pruebas de mayor peso cuando se purga a alguien por ser un alto cargo baazista. La nueva ley exige una revisión judicial en casos de desbaazificación. ¿El sistema judicial iraquí es capaz de realizar esta tarea?

FI: Una de las grandes sorpresas que encontré cuado volví después de más de tres décadas en el exilio fue que la magistratura ordinaria, aunque tenía problemas, había sobrevivido con su integridad intacta. Esto es porque Sadam Husein creó una serie de tribunales excepcionales, porque él no fue capaz de manipular los tribunales ordinarios. Así que, el poder judicial tiene fama de ser relativamente independiente y capaz. La clave está en asegurar que la clase política no intente influir en las decisiones de los jueces.

FP: ¿Qué opina de que algunos líderes en el Gobierno se opongan al proceso de revisión judicial?

FI: No voy a sugerirle que Irak se ha transformado en un reino mágico donde estas cosas son imposibles. Sin embargo, la clase política iraquí ha iniciado este proceso. Nosotros, los iraquíes, les dijimos a los americanos desde 2003 que habían ido demasiado lejos. Así que la idea de que, de algún modo, el proceso lo estamos haciendo a regañadientes, es absurda. La ley no haya ido tan lejos cómo algunos querían, quizá no hasta donde la embajada estadounidense quería, aunque es interesante que esta ley sea una revocación de una orden impuesta a Irak por los americanos. Nosotros estamos, de hecho, limpiando el país del embajador Bremer, de muchas de las cosas que él hizo.Sin embargo, hacer estas cosas lleva tiempo en Irak. Tomemos como ejemplo la madura y sofisticada democracia de EE UU y le pregunto si ese país está siendo capaz de resolver problemas como, no sé, ¿la reforma de inmigración? Se espera de nosotros que aprobemos una ley cada hora, sin falta, a pesar de las dificultades a las que nos enfrentamos, mientras que el Congreso de Estados Unidos tarda meses y años en solucionar asuntos, si es que encuentra tiempo para hacerlo.

FP: ¿Cree que el nuevo equipo estadounidense en el terreno, el general David Petraeus y el embajador Ryan Crocker, entienden el país mejor que Paul Bremer?

FI: Sin duda. La virtud más importante que tienen Ryan Crocker y David Petraeus es que escuchan. Crocker se expresa en un fluido árabe, pero esto es secundario. Uno tiene la percepción de que están dispuestos a escuchar, ambos, y en algunos aspectos los resultados hablan por sí mismos. Paul Bremer llegó a Irak sabiéndolo todo. Cuando anunció su orden de desbaazificación, que cayó como una bomba, mi mentor político [Adnan Pachachi] le dijo: “Mira, los iraquíes están acostumbrados a los golpes militares. Efectivamente, lo que los estadounidenses han hecho es dar un golpe de Estado en Irak. Es diferente porque se trata de un Ejército extranjero, pero es un golpe de Estado. La población espera que al día siguiente del golpe, como los principales líderes han sido apartados de su puestos, todo el mundo volverá a su trabajo y la maquinaria del Estado continuará”. La respuesta de Bremer fue: “No, este es un nuevo día en Irak”. Bien, ya hemos visto ese nuevo día durante estos cinco años. No sabía escuchar y estaba rodeado de gente que no conocía el país.

Feisal al Istrabadi fue uno de los principales arquitectos de la Ley Administrativa Transitoria en 2004 y fue representante permanente de Irak en la ONU de 2004 a 2007. Es actualmente profesor invitado en la Facultad de Derecho de Indiana.