A finales de julio, el 25% de las tropas de EE UU  deben marcharse de Irak. FP se sentó con el general David Petraeus, máxima autoridad estadounidense en el país árabe, para averiguar cómo planea retirarse sin dejar detrás el caos.

FOREIGN POLICY: Cuando habla sobre el surge (30.000 soldados adicionales desplegados por Estados Unidos en Irak), siempre destaca los progresos, pero también se muestra muy cauto. ¿Qué le preocupa?

Foto: cortesía del Gobierno de EE UU.

Gen. David Petraeus: Intentamos ser precavidos al describir el avance que tiene lugar en Irak. Ha sido sustancial. Hemos visto una significativa disminución de los niveles de violencia –una reducción del 60% desde julio de 2007, un nivel que no se veía desde la primavera de 2005. Se ha producido el correspondiente descenso de muertes civiles y de bajas en las fuerzas iraquíes y de la coalición. Dicho todo esto, es un éxito frágil, y tenemos algunas preocupaciones. Sentimos como si hubiéramos tirado a la lona a Al Qaeda, pero sabemos que, como cualquier boxeador, puede levantarse y dar un gran puñetazo. También estamos preocupados sobre las milicias y los elementos de la [el Ejército del Madhi] milicia que no han secundado el compromiso de cese al fuego de Muqtada al Sader.

FP: Según la experiencia de los británicos, que al retirarse están dejando mucha inestabilidad en la región sur de Irak, ¿cómo confía en que no pasará lo mismo con la marcha de las tropas estadounidenses?

DP: Hemos iniciado ya una reducción, y continuaremos a lo lago de los próximos siete meses. Contamos con un razonable grado de confianza, porque se ha llevado a cabo nuestro surge y también un aumento de las fuerzas iraquíes, ampliándose así lo que hemos hecho. Los iraquíes han formado a 160.000 policías, soldados, agentes que patrullan la frontera y otros miembros del cuerpo de seguridad durante el pasado año. No hay regularidad en su calidad, en sus capacidades y en su grado de entrenamiento y equipamiento, pero son significativos en cantidad. Y cantidad significa calidad en las operaciones de contrainsurgencia, porque cuentas con más para proteger muchas infraestructuras contra el terrorismo, elementos de la insurgencia y la milicia. Creo que hemos simplificado lo suficiente aquello que les vamos a transferir para que puedan gestionarlo. Y sólo cuando puedan hacerse cargo nosotros se lo trasferiremos.

FP: ¿Cuándo va a ocurrir eso?

DP: El control de algunas provincias ya está en manos iraquíes. La última ha sido Basora. Han existido un montón de maniobras políticas entre todos los grupos que están compitiendo por el poder en esta provincia, pero finalmente han venido juntos. Hay un líder fuerte en el Ejército iraquí, el general Mohan, quien ha sido capaz de construir unas fuerzas seguridad bastante creíbles que, si fuese necesario, pueden llevar a cabo medidas de seguridad. No obstante, esto exige mucho esfuerzo. Hay problemas con la milicia. Existen problemas criminales. Pero creemos que son asuntos que ellos pueden manejar con algo de apoyo de la coalición, y esto es lo que las fuerzas británicas van hacer allí.

FP: ¿Por qué el Ejército estadounidense no adoptó una verdadera estrategia contrainsurgente antes del aumento de tropas?

DP: Había un concepto que estaba trabajando razonablemente bien hasta 2006, cuando hicieron estallar la mezquita de Samarra y comenzó la violencia sectaria. Todos los esfuerzos que hicimos para pararla no tuvieron éxito al principio, y francamente llevamos a cabo un cambio real de estrategia. Tomamos fuerzas adicionales tanto iraquíes como de la coalición. Nos reorganizamos dentro de los barrios iraquíes para intentar detener la violencia, para lograr el apoyo de la población local. El gran factor aquí fue que nosotros fuimos capaces de golpear (tap into) en algo que existía pero que estaba esperando a expresarse a sí mismo –el rechazo por parte de la comunidad suní del extremismo, la violencia indiscriminada y las prácticas opresivas asociadas con Al Qaeda en Irak. En los primeros años, ellos se asociaron a la red de Bin Laden porque se sentían no respetados, desposeídos, frustrados. Ahora son conscientes de que si quieren su sitio en el nuevo Irak, no pueden permitir a Al Qaeda estar en sus áreas.

Ahora tenemos decenas de miles de lo que llamamos ciudadanos iraquíes implicados que son miembros de la policía del país, pagados por el Ministerio del Interior, en la provincia de Anbar. Hay otros 6.000 o así que han trabajado gradualmente en el proceso de prueba para formar parte de la policía iraquí en Bagdad. Eso es algo difícil para el Gobierno, porque ellos pertenecen a distintas comunidades. Recordemos, el tejido de la sociedad está desgarrado, así que hay unas preocupaciones comprensibles sobre los suníes, algunos fueron parte de la insurgencia. Sin embargo, esta es razón para la reconciliación. Te reconcilias con tus antiguos enemigos y no con tus amigos.

FP: ¿Así que hacerse aliado de tus antiguos enemigos no es un fallo sino un éxito?

DP: No todos fueron nuestros enemigos. Algunos eran lo que llamamos neutrales. Estaban oprimidos y algunos probablemente dispararon contra nosotros, pero no matas tu vía de salida de algo así. No puedes matar o capturar a todo el mundo en una insurgencia. Tienes que calcular con quiénes no es posible una reconciliación, e idealmente quieres que sean los menos posibles porque ellos tienen que ser asesinados, capturados, o deben huir.

FP: ¿Camina el Gobierno iraquí a la misma velocidad?

DP: Serán los primeros en contarte que quieren progresar más y hacerlo más rápidamente. Ha habido éxitos en las últimas semanas.  Aprobaron una ley que extiende los derechos de pensión a decenas de miles de iraquíes que estaban excluidos, abandonados. Accedieron a la prórroga de la resolución del Consejo de Seguridad, que permite nuestro mandato. Han debatido sobre responsabilidad fiscal y justicia, que es la legislación de desbaazificación. El presupuesto para 2008 debe aprobarse muy pronto después de que ellos vuelvan de las festividades del Eid y la Hajj. Así que, el progreso ha hecho un alto, pero hay signos esperanzadores en el horizonte.

FP: En EE UU hay campaña electoral, ¿cree que lo que está haciendo en Irak tendrá un impacto en la política nacional estadounidense?

DP: Siendo sincero, no estamos ahora pensando en ello. Tenemos suficientes cosas que hacer aquí sobre el terreno, que se las arreglen solos.