El ex responsable del Organismo Internacional de la Energía Atómica y ganador del Premio Nobel de la Paz habla claro sobre la Administración Bush, Irán y los rumores sobre su intento de convertirse en el próximo presidente de Egipto.

El ex responsable del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) Mohamed El Baradei sabe un par de cosas sobre resolución de conflictos. Durante el tiempo que desempeñó ese trabajo, tuvo que enfrentarse a algunos de los más intransigentes regímenes del mundo, incluyendo Irak, Irán y Corea del Norte, a propósito de sus intentos de desarrollar armas nucleares —y eso sin mencionar al que quizá fuera entre todos su mayor antagonista: la Administración de George W. Bush. Pero durante sus 12 años al timón de la OIEA, El Baradei también transformó la agencia en un protagonista clave de algunas de las cuestiones más explosivas del planeta —y en 2005 le fue concedido el Nobel de la Paz por su labor.

En diciembre pasado, El Baradei hizo un sorprendente anuncio: estaba estudiando presentarse como candidato a la presidencia del país en las próximas elecciones de 2011. La potencial participación de una respetada figura internacional en la carrera por la presidencia amenaza con debilitar el control del poder que ejerce el envejecido dictador de Egipto, Hosni Mubarak. En una entrevista exclusiva con FP, El Baradei se sincera sobre el estado de un gran acuerdo entre Estados Unidos e Irán respecto a la cuestión nuclear, sus conflictos con la Administración Bush y las condiciones bajo las que perseguirá la presidencia. Ha regresado hace unos días a su país y todo el mundo ha observando atentamente para ver si de verdad se produce un segundo acto en la vida pública egipcia. Extractos:

 

Foreign Policy: Durante su época como director general del OIEA, ¿hubo algún país o gobierno con el que tratar supusiera un reto especialmente difícil?

Mohamed El Baradei: Bueno, unos cuantos. Por supuesto, en algunos casos no fue fácil trabajar con la Administración Bush. En el caso de Irak y en el de Irán, teníamos diferentes puntos de vista sobre el significado de la diplomacia y, en muchos casos, sobre los propios hechos. Esto sucedía también con Corea del Norte.

AFP/Getty Images

Existe siempre un intento por parte de la gente de usar y abusar de lo que dices. De modo que tienes que andar con mucho cuidado respecto a cómo mides cada palabra que pronuncias y cada acción que tomas —eso no significa politizar el trabajo de la agencia, pero sí entender el contexto en el que estás operando.

Cuando me llega información de inteligencia, por ejemplo, tengo que tener muy presente que existe la desinformación y que hay gente a la que le gusta exagerar ciertos temas en interés de sus propios fines políticos.

FP: Parece como si la gente estuviera comenzando a dudar de que los iraníes estén negociando de buena fe. ¿Piensa que eso es justo? ¿Cree que este acuerdo todavía tiene potencial?

El Baradei: Opino que, desgraciadamente, cuando estábamos avanzando con este paquete de acuerdos respecto al combustible, que estábamos a punto de concluir, Irán cayó en una lucha interna como resultado de la [protestada] elección [de junio de 2009]. Este asunto se convirtió en [parte de] una especie de represalia en Irán, según lo veo yo. Todavía tengo esperanzas de que este alboroto interno finalice y entonces Teherán verá la fantástica oportunidad que tiene con ese acuerdo. No es el acuerdo en sí, sino los horizontes que abre.

Sé por el presidente Obama, personalmente, que si el acuerdo se produjera, desactivaría esa crisis ofreciéndole el espacio para negociar un conjunto global de temas con Irán en el que no se dejaría nada fuera de la mesa. Esto sería la apertura que todo el mundo ha estado esperando durante muchos, muchos años. Confío en que los iraníes, a medida que se asiente su situación interna, comprenderán el valor de esta apertura.

Tener a alguien como Barack Obama, quien por primera vez se ofrece a negociar con ellos sin condiciones previas —que es algo que hemos estado esperando durante mucho tiempo— y tener la oportunidad de sentarse directamente con Estados Unidos y hablar sobre sus mutuas quejas, es también una oportunidad que no durará mucho. Si los iraníes no están negociando de manera limpia y sincera entonces no hay otra opción que tomar el camino de las sanciones, que no resolvería ninguno de los problemas y empeoraría las cosas. Pero la gente tendrá que tomar el otro camino, si la vía del diálogo y la negociación no está abierto.

FP: ¿Cómo responde a las quejas del gobierno de Bush de que durante su mandato no logró hacer que se respetaran los estándares de conformidad de la OIEA en lo que respecta a Irán?

El Baradei: La Administración Bush decía en 2005 que Irán tenía en marcha un programa nuclear, y nosotros fuimos acusados de perder nuestra credibilidad por John Bolton y compañía cuando dijimos que no veíamos pruebas concretas de que existiera un programa en funcionamiento. Pero fuimos exonerados, por así decirlo, y nuestra conclusión fue validada por el informe de la Evaluación Nacional de Inteligencia [NIE, en sus siglas en inglés] de 2007, que afirmaba que Irán había [realizado] algunos estudios para armarse pero no estaba desarrollando armas, y que pararon en 2003.

Así que cuando en 2005 dijimos que no teníamos pruebas concretas de que hubiera un programa en marcha, estábamos en lo correcto. Sin embargo, nadie se volvió a dirigir a nosotros para disculparse después de todas las difamaciones que sufrimos en 2005. Sucedió lo mismo en el caso de Irak, cuando Dick Cheney dijo antes de la guerra que me equivocaba. Tras la guerra todo lo que dijo fue que había cometido un error. Pues bien, el resultado de ese "error" fue espantoso, como vemos hoy.

FP: Pasando ahora a la política egipcia, se ha hablado mucho de que usted será candidato en las próximas elecciones presidenciales. ¿Por qué quiere ser presidente de Egipto?

El Baradei: ¡Yo no quiero ser presidente de Egipto! Tengo muchos otros planes que no pasan por ser presidente de Egipto. Puede comprender que tras desempeñar este ingrato trabajo durante 12 años querría tener tiempo para hacer otras cosas que me gustan, incluyendo pasar tiempo con mi familia —tenemos una casa en el sur de Francia, y tengo además una nieta. Sin embargo, este tema está viniendo a mí como por defecto; mucha gente me dice que quieren que me implique en la política nacional —desean que me presente como candidato.

Lo que he dicho es que ni siquiera consideraría presentarme a la presidencia a menos que exista el marco adecuado para unas elecciones limpias y libres —y ése es todavía el principal interrogante en Egipto. Yo no creo que se den las condiciones para unas elecciones limpias y libres. De hecho acabo de enviar hoy un artículo a un periódico egipcio precisando lo que necesitaría hacerse antes de que yo pudiera considerarlo. Estas garantías [incluyen] una revisión judicial independiente, supervisión internacional e igualdad de oportunidades para la cobertura mediática —hay muchas cosas que tienen que estar presentes— y por supuesto, la capacidad de optar como independiente. La Constitución está escrita de modo que no puedo presentarme a menos que me una a un partido ya existente, lo que, para mí, no se corresponde a cómo funciona un sistema democrático.

Me gustaría ser, en este momento, un agente que empujara a Egipto hacia un régimen más democrático y transparente, con todas sus implicaciones para el resto del mundo árabe. Si soy capaz de hacer eso, me sentiré muy feliz porque en el mundo árabe necesitamos lograr democracia tan rápido como sea posible. Democracia desde el punto de vista de dar poder a la gente, democracia en el sentido de un verdadero desarrollo económico y social, tolerancia —y de construir sociedades modernas.

Me gustaría ser un agente que empujara a Egipto hacia un régimen más democrático y transparente, con todas sus implicaciones para el resto del mundo árabe

FP: Tuvo que afrontar ataques bastante encarnizados en los medios de comunicación públicos de Egipto por estas declaraciones.

El Baradei: Creo que la reacción inmediata fue un ataque feroz por parte de los periódicos gubernamentales. Pienso que entonces se dieron cuenta de que habían cometido un terrible error porque les salió el tiro por la culata. De repente me convertí en un héroe nacional, sentado aquí, en Viena. La gente estaba simplemente indignada por cómo reaccionaron [a mis declaraciones].

Creo que son conscientes de que un feroz ataque personal no es la manera adecuada de actuar porque necesitan abordar las cuestiones que yo he planteado y que continuaré planteando, ya esté en Egipto o fuera.

FP: El presidente Mubarak ha sido criticado duramente dentro y fuera del país, en algunos círculos, por su política hacia Gaza. ¿Tiene usted alguna opinión sobre su política hacia Hamás?

El Baradei: En realidad no conozco los detalles de su relación con Hamás. Todo lo que sé sobre Gaza es que debe diferenciarse entre seguridad nacional y asistencia humanitaria. Citaría a Chris Patten, el rector de la Universidad de Oxford, quien escribió que le estamos fallando a Gaza y que 1,5 millones de civiles inocentes han sido penalizados a causa del comportamiento de algunos de los miembros de Hamás. Para mí esto no es muy diferente de lo que le pasó a Irak antes y después de la guerra. Uno acaba castigando al inocente y al vulnerable —a los ciudadanos. Según Patten, Gaza sólo está consiguiendo 31 de los productos esenciales del lado israelí, aunque necesitan cientos de productos. No les están llegando materiales de construcción. Recibieron 41 camiones de materiales; el lugar entero está reducido a escombros.

La necesidad de separar la política de las necesidades humanitarias y la protección a los civiles es un principio que se estableció hace cien años con la Convención de La Haya y la Convención de Ginebra. Siento que en muchos sentidos nos estamos alejando de esto. Hablamos, por ejemplo, de “sanciones paralizantes”. Cuando se habla de "sanciones paralizantes”, uno tiene que comprender que la gente a la que se está paralizando no es la que está en el poder —son los civiles inocentes, los ancianos y los jóvenes. Para mí ése es un enfoque totalmente erróneo.

FP: ¿Significa eso que usted detendría la construcción del muro subterráneo que se está construyendo actualmente entre Egipto y Gaza?

El Baradei: Como he dicho, no conozco en realidad los detalles, pero esta [área fronteriza] ha sido usado para el contrabando de drogas, armas o el paso de extremistas, y entonces Egipto tiene el derecho de asegurarse de que protege su seguridad. Pero lo que El Cairo también puede hacer es usar el paso fronterizo entre Gaza y Egipto para permitir que el enclave palestino reciba asistencia humanitaria. Por ejemplo, una idea que tengo es crear una zona franca en la parte egipcia de [la ciudad fronteriza de] Rafah. No veo por qué no podemos tener allí una zona franca a la que la gente de Gaza pueda ir y comprar cosas para cubrir sus propias necesidades básicas. Así que existe una diferencia entre proteger la seguridad nacional, algo que nadie cuestiona, y proporcionar asistencia humanitaria.

 

Mohamed El Baradei es el ex director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica.

 

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