Se suponía que Kenia era el ejemplo de cómo desarrollarse en África. Pero unas elecciones polémicas han hecho que sus calles se tiñeran de sangre y se desencadenara una limpieza étnica. John Githongo, el que fuera zar anticorrupción en el Gobierno del presidente Mwai Kibaki, explica por qué Occidente se hizo una idea tan equivocada de este país africano.
FOREIGN POLICY: ¿Por qué se marchó de Kenia? ¿Ha vuelto alguna vez desde entonces?
John Githongo: Cuando la nueva administración de Mwai Kibaki tomó posesión a principios de 2003, fui nombrado secretario permanente para la ética y el buen gobierno en el gabinete presidencial. Con el tiempo se pudo ver que habíamos heredado algunos de los peores fenómenos de corrupción del Ejecutivo anterior. Cuestioné esa situación, me advirtieron que no me metiese y me amenazaron repetidamente. ¡Los principales implicados estaban en lo más alto del Gobierno y me dijeron eso! En agosto de 2004 ya ni siquiera fingían tener intenciones reformistas, no sólo en lo referente a la lucha contra la corrupción, sino tampoco sobre la reforma agraria ni de la Constitución, así que hice las maletas. Desde entonces no he vuelto, pero sigo comprometido.
FP: ¿Cuál es el origen de la reciente violencia en Kenia? ¿Es económico, social o tribal?
JG: Las semillas de la crisis actual se sembraron hace mucho tiempo, pero el empujón decisivo se produjo entre agosto de 2004 y diciembre de 2007. La clave está en la desigualdad. En un lugar como Kenia, cuando las élites dirigentes no son capaces de hacer que los ciudadanos confíen en que hay (o, al menos, en que habrá) un acceso equitativo a las oportunidades económicas y a la justicia, la gente puede expresar su rabia contra la desigualdad económica en términos regionales o étnicos. Los factores que hacen tangible la desigualdad –el uso de la violencia con fines políticos, auténticos agravios relacionados con las tierras y corrupción generalizada en el Gobierno– llevan décadas bullendo bajo la superficie. Estas causas, unidos a la rápida urbanización, la elevada tasa de desempleo, sobre todo entre los hombres jóvenes, la movilización política étnica, el flujo libre de información, las altas expectativas democráticas y, finalmente, unas elecciones amañadas de forma incompetente, han acabado dando lugar a una crisis. Así que no es sólo algo tribal.
FP: La comunidad internacional siempre ha apoyado al presidente Mwai Kibaki. En junio de 2007, la ONU incluso galardonó al Gobierno keniano con su “Premio Global al Progreso en materia de Buen Gobierno”. ¿Cree usted que la comunidad se hizo una idea equivocada de Kibaki y Kenia?
JG: No es que algunos sectores de la comunidad internacional necesariamente se equivocasen, porque su intención era buena. Pero en cierta medida no ...
FOREIGN POLICY: ¿Por qué se marchó de Kenia? ¿Ha vuelto alguna vez desde entonces?
John Githongo: Cuando la nueva administración de Mwai Kibaki tomó posesión a principios de 2003, fui nombrado secretario permanente para la ética y el buen gobierno en el gabinete presidencial. Con el tiempo se pudo ver que habíamos heredado algunos de los peores fenómenos de corrupción del Ejecutivo anterior. Cuestioné esa situación, me advirtieron que no me metiese y me amenazaron repetidamente. ¡Los principales implicados estaban en lo más alto del Gobierno y me dijeron eso! En agosto de 2004 ya ni siquiera fingían tener intenciones reformistas, no sólo en lo referente a la lucha contra la corrupción, sino tampoco sobre la reforma agraria ni de la Constitución, así que hice las maletas. Desde entonces no he vuelto, pero sigo comprometido.
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Ahora, la paz: después de semanas de caos y violencia, los kenianos están listos para un acuerdo. |
FP: ¿Cuál es el origen de la reciente violencia en Kenia? ¿Es económico, social o tribal?
JG: Las semillas de la crisis actual se sembraron hace mucho tiempo, pero el empujón decisivo se produjo entre agosto de 2004 y diciembre de 2007. La clave está en la desigualdad. En un lugar como Kenia, cuando las élites dirigentes no son capaces de hacer que los ciudadanos confíen en que hay (o, al menos, en que habrá) un acceso equitativo a las oportunidades económicas y a la justicia, la gente puede expresar su rabia contra la desigualdad económica en términos regionales o étnicos. Los factores que hacen tangible la desigualdad –el uso de la violencia con fines políticos, auténticos agravios relacionados con las tierras y corrupción generalizada en el Gobierno– llevan décadas bullendo bajo la superficie. Estas causas, unidos a la rápida urbanización, la elevada tasa de desempleo, sobre todo entre los hombres jóvenes, la movilización política étnica, el flujo libre de información, las altas expectativas democráticas y, finalmente, unas elecciones amañadas de forma incompetente, han acabado dando lugar a una crisis. Así que no es sólo algo tribal.
FP: La comunidad internacional siempre ha apoyado al presidente Mwai Kibaki. En junio de 2007, la ONU incluso galardonó al Gobierno keniano con su “Premio Global al Progreso en materia de Buen Gobierno”. ¿Cree usted que la comunidad se hizo una idea equivocada de Kibaki y Kenia?
JG: No es que algunos sectores de la comunidad internacional necesariamente se equivocasen, porque su intención era buena. Pero en cierta medida no ...
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