Tras las elecciones legislativas serbias, en las que por primera vez no han ganado los nacionalistas, FP en español habla con el periodista y experto en los Balcanes, Ramón Lobo, sobre el Gobierno que nacerá de estos comicios y la estrategia de la UE para encaminar a Belgrado hacia un futuro democrático, estable y proeuropeo.

 

FP en español: ¿Qué pactos pueden producirse y cuál es la coalición política que tiene más posibilidades de gobernar?

A negociar: El partido del presidente serbio, Boris Tadic, busca alidos para gobernar tras las elecciones parlamentarias. Daniel Berehulak/Getty Images

Ramón Lobo: Todavía es un poco difícil saber lo que va a pasar, porque hemos entrado en el mercado persa. Hay cuatro opciones: la primera sería una coalición entre el Partido Democrático (DS) de Boris Tadic, el Partido Socialista (SPS) [liderado en el pasado por Slobodan Milosevic] y otras formaciones minoritarias que sumarían 130 escaños, la mayoría absoluta son 250. La segunda opción podría consistir en la unión entre la  formación de Tadic, el Partido Socialista y el grupo de Ceda Jovanovic, el Partido Liberal Democrático (LDP), que tendrían 136 escaños. La tercera se trataría de la suma de los escaños del DS y el Partido Democrático de Serbia (el DSS de Vojislav Kostunica) que  tendrían 133. La cuarta posibilidad sería la unión del Partido Radical Serbio [de Tomislav Nikolic], el DSS y el SPS, con un total de 127 escaños. De estas cuatro opciones la tercera podría quedar casi descartada, porque Kostunica ya ha dicho que es incompatible con Tadic. La segunda es imposible porque los socialistas ya han afirmado que no entrarían en ningún Gobierno con Ceda Jovanovic. Sin embargo, existen soluciones imaginativas e intermedias como un Ejecutivo formado por el partido de Tadic y otras formaciones minoritarias, junto con el apoyo exterior de socialistas y del grupo de Jovanovic sin necesidad de que entren en el Gobierno. Eso es lo que se tiene que decidir ahora. El Parlamento debe estar formado el 15 de junio y después hay 60 días hasta la creación del Gobierno. En el peor de los casos podría alargarse hasta septiembre.

Ahora la clave la tienen los socialistas, que se han convertido en la bisagra. Ellos están en una especie de travesía del desierto, tratando de pasar de la época de Milosevic hacia el futuro, pero no se han reconvertido totalmente. Si los socialistas se integran en una coalición con Kostunica y los radicales, a corto plazo, estarían en el Gobierno, pero a medio plazo eso podría suponer su desaparición. Si pactan con Tadic para un mandato que puede durar tres o cuatro años llevarían a su electorado hacia esa transición, hacia Europa. El SPS quiere entrar en la Internacional Socialista y si apuesta por el DS tendrá quizá las puertas abiertas. Sería muy importante si la Internacional Socialista ejerce presiones o no. De todas formas, es un partido bastante dado al mercadeo y dependerá mucho de lo que le ofrezcan.

 

FP: ¿Qué les va a parecer a los votantes del DS que Tadic pacte con el Partido Socialista?

R. L. Sería difícil de digerir, pero están hartos de los bloqueos de Kostunica. Mientras Tadic consiga el cargo de primer ministro y alguna cartera importante como, por ejemplo, la de la policía (en manos del partido de Kostunica todos estos años), podrían controlar a los servicios secretos, que tienen la llave para la entrega de Mladic. Todo esto supondría un cambio.

Creo que lo tiene más complicado el Partido Socialista para convencer a su electorado. Hay unos datos significativos, por ejemplo, en la primera vuelta de las presidenciales los votantes socialistas votaron por su candidato, en la segunda sólo el 15% de ellos apoyó a Tadic, el 45% votó a Nikolic y el resto se abstuvo. Por lo tanto, los socialistas tienen que tener cuidado con hacer una transición del sector nacionalista, el duro, al sector europeísta demasiado rápida, porque puede que su electorado no les siga. Si consiguen entrar en ese Gobierno, se invierte en el país y la UE actúa con inteligencia, el tiempo corre a favor.

 

FP: ¿De estas elecciones va a salir un Gobierno fuerte y capaz de liderar las reformas políticas y económicas que necesita el país?

R. L. Si Boris Tadic consigue un Gobierno compuesto por los socialistas y varias formaciones minoritarias, y el Partido Liberal Democrático les apoya desde fuera [del Ejecutivo], puede darse un Gobierno fuerte. Lo que ocurre es que hay que hacer muchas reformas, económicas y de la función pública, así como afrontar decisiones muy duras como, por ejemplo, las que tomó España en los 80 con la reconversión industrial. Hará falta un Gobierno fuerte y va a ser esencial que la Unión Europea pase de las palabras a los hechos. La reciente aprobación del Acuerdo de Asociación y Estabilización, que está muy condicionado, y la apertura de la posibilidad de la supresión de los visados, también muy condicionada, ha sido fundamental para la victoria de Tadic. Si la UE se mueve rápido y con visibilidad a la hora de apoyar al presidente serbio y a los que puedan ser sus aliados todo esto irá hacia adelante.

 

FP: ¿Cuál cree que debe ser la estrategia de Bruselas a partir de ahora?

R. L. Hablar menos, apoyar más y no zizaguear. Creo que ahora mismo Mladic no debería ser la prioridad, lo digo yo, que he sido un defensor de su captura y crítico con la comunidad internacional por haberle dejado escapar después de la guerra de Bosnia. Pero creo que las prioridades ahora están en conseguir un Gobierno democrático, estable y proeuropeo, y Mladic caerá después como fruta madura. Si condicionamos todo a su captura podemos quedarnos sin nada.

[El camino de Serbia hacia la integración europea] va ser largo y difícil, pero es un país con una enorme energía oculta, encerrada, que si encuentra un ámbito y una clase política eficaz, avanzaría rapidísimo.

 

FP: Kosovo y la UE han centrado la campaña. Pero, ¿qué otros asuntos son importantes para los serbios?

R. L. Kostunica ha hecho de Kosovo el único eje de su discurso y Boris Tadic ha hecho de la Unión Europea el único eje de su discurso. Pero parece que el electorado ha comprado más el discurso de esperanza del segundo. Si miramos las encuestas de hace dos meses, Kosovo estaba en el primer lugar de las preocupaciones de la gente. Ha caído al quinto o sexto puesto, que es donde suele estar casi siempre. La principal preocupación de los serbios es, sobre todo, el desempleo, hay un 30% de paro, aunque  si se tiene en cuenta la economía sumergida, que es muy importante, sería de un 18%. Les preocupan mucho los precios -en los últimos seis meses la cesta de la compra ha aumentado un 30%- la corrupción, la inseguridad, las mafias, la sanidad y la educación. Kosovo está muy por detrás.

 

FP: ¿Qué consecuencias tendrá para el norte de Kosovo, donde vive la minoría serbokosovar, el hecho de que al final gobierne una u otra coalición?

R. L. Una coalición nacionalista compuesta por los radicales, el partido de Kostunica y los socialistas supondría que la parte de Mitrovica y las tres municipalidades del norte de Kosovo ahondarían en la idea de la separación y quizá habría más tentaciones de provocar, de tratar de aumentar la tensión. Si gana la otra vía, si se impone el Gobierno democrático, seguirán la línea que se ha visto en los últimos meses: calmar aquella zona aunque manteniendo el envite de la separación de hecho que existe desde 1999. La existencia de dos entidades claramente diferenciadas no es nueva. Serbia ha actuado más por la vía diplomática y ha cosechado sus éxitos. Unos 40 países han reconocido a Kosovo, menos de los que se esperaba. Belgrado se ha movido muy bien en la comunidad internacional tratando de parar esos reconocimientos. La clave es el 15 de junio, cuando entra en vigor la constitución kosovar y cuando tendrá que aclararse el papel de la misión de la ONU (UNMIK) y la de la Unión Europea (EULEX), todavía en un limbo legal, dentro de todo ese universo.

 

FP: ¿Que hayan ganado los comicios las fuerzas proeuropeas significa que los serbios están aceptando la pérdida de Kosovo?

R. L. Creo que la población es mucho más inteligente que sus políticos y sabe que Kosovo está perdido desde 1999 y que lo perdió Milosevic. Lo que ocurre es que es un elemento muy emotivo para los serbios. Durante la época de Milosevic se ha estado agitando la idea de que Kosovo es la cuna de la nación, mezclando mitos antiguos y modernos. Eso ha creado en los últimos veinte años una nube de contaminación étnica que ha perjudicado mucho el avance político. Creo que la gente está harta de eso, está  cansada de elecciones históricas y de los momentos extraordinarios, lo que quieren es normalidad. Si se observan las votaciones se ve que siguen existiendo esas dos Serbias, casi en dos bloques muy parecidos, uno del 45% y otro quizá del 40%. Por eso, es muy importante que la Unión Europea actúe con inteligencia, porque es la única forma de conseguir que haya avances. Hay datos esperanzadores, por ejemplo, el 80% de los serbios quieren que su país se integre en la UE, incluso el 45% de los votantes del Partido Radical. Ahí está la esperanza.

 

Ramón Lobo es periodista y escritor. Cubre la zona de los Balcanes para el diario El País.