La muerte del libro se ha anunciado una y otra vez. De su inminente desaparición se ha culpado a la televisión, a la caída de los beneficios editoriales y, ahora, a Internet. Pero no hay que condenarlo todavía a la extinción. Se están publicando más obras que nunca y sus ventas aún superan a las de otros medios de comunicación. Al público le sigue gustando pasar las páginas de un buen libro.

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Buena impresión

EE UU ya no es el país que más publica. Le ha desbancado China, donde los libros de texto representan casi una de cada cinco obras editadas y cerca de la mitad de todas las compras en sus 72.000 librerías. Pero los británicos son los que más tienen que decir a este respecto, puesto que son los que más publican per cápita.

 

Ganar o morir

Las editoriales afirman ser los parientes pobres de la industria del ocio. Pero los números dicen lo contrario.

Sus ventas superan a las de música y a la recaudación de los cines en los tres mercados más importantes del entretenimiento: EE UU, Gran Bretaña y Japón.

 


Tomos falsos

La piratería suele indicar una fuerte demanda. En 2005 hizo perder más de 600 millones de dólares (500 millones de euros) a las editoriales de EE UU, lo que pone de relieve el poder de la letra impresa. Los autores de moda tienen que preocuparse tanto de los plagios como de las imprentas que copian sus obras en Pakistán o China, donde por cada Código Da Vinci auténtico se venden cuatro piratas por un precio menor.

 


El próximo capítulo

Se escriben y se venden más libros que nunca, pero ¿se leen? Durante décadas, la televisión les ha robado la atención de los lectores, y ahora, en la mayoría de los países, Internet ocupa más horas de ocio que las páginas impresas. Por ello, cada vez más editoriales ofrecen versiones digitales para llegar a nuevas audiencias y controlar los derechos de reproducción.

 

Andrew Grabois, ex director de relaciones con los editores en R. R. Bowker, es consultor editorial.