Daniel Yergin piensa que el petróleo, que celebra su 150º aniversario este año, está mejor que nunca (‘Aún es el número uno’, FP edición española, octubre/noviembre de 2009). Alega que la reserva mundial de petróleo es la mayor de la historia, a pesar de un siglo y medio de uso constante y un consumo mundial de más de 85 millones de barriles diarios.

¡Qué fantástica sería la situación mundial si el argumento de Yergin tuviera un atisbo de realidad! Sin embargo, por desgracia, si uno ignora la opinión y se atiene a los hechos documentados, queda inmediatamente claro que sus afirmaciones carecen por completo de sustancia.

Los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y del Departamento de Energía estadounidense demuestran que el suministro mundial de crudo alcanzó su punto máximo en 2005, y desde entonces está disminuyendo sin parar. El mundo nunca se quedará totalmente sin petróleo, pero el suministro disminuye. Quizá haya todavía grandes reservas en el subsuelo cuando la producción caiga a la mitad del uso actual. Pero esas reservas serán de petróleo pesado de muy baja calidad, que es difícil de procesar, o estarán contaminadas con elementos tóxicos que las harán difíciles de refinar para obtener productos utilizables.

El petróleo es un recurso milagroso desde hace mucho tiempo, pero nunca lo hemos comprendido bien. Durante más de un siglo, los mitos sobre el oro negro mantuvieron los hechos reales enterrados en una neblina de mala información. Hasta que los productores de todo el mundo permitan auditorías independientes de los ritmos de producción de los mayores yacimientos, cosa que hasta ahora se han resistido a hacer, es imposible saber hasta qué punto es grave la situación en la que estamos. Creo que dicha auditoría probaría que ya hemos alcanzado el techo del petróleo, pero, en cualquier caso, es desde luego irresponsable hacer proyecciones optimistas sin datos contrastados.


  • Matthew R. Simmons
    Presidente de Simmons and Co.,
    Houston, Texas, EE UU


 

Como sugiere Daniel Yergin, existe un “nuevo mundo de petróleo”. Pero, en vez de describir el paisaje con detalle, levanta una pantalla de humo que da a sus lectores una falsa sensación de seguridad.

La empresa de Yergin, IHS Cambridge Energy Research Associates, la AIE y mi propio grupo, Global Energy Systems (GES), han analizado los grandes yacimientos del mundo, y todos hemos llegado aproximadamente a la misma conclusión: de aquí a 20 años, los yacimientos que suministran la producción actual habrán perdido un volumen equivalente a cinco veces la producción actual de Arabia Saudí. El crecimiento económico necesita ese petróleo durante ese periodo. Aunque la base de recursos petrolíferos mencionada por Yergin fuera acertada, GES ha demostrado que esa base no puede reemplazar la producción perdida a la velocidad suficiente. El mundo ha alcanzado la máxima capacidad de producción de la era del crudo: el techo del crudo.

Es cierto que, en el futuro, las prioridades energéticas las establecerá China. En colaboración con la Universidad China del Petróleo, GES ha tenido ocasión de estudiar con detalle la futura producción de oro negro en dicho país. China fue autosuficiente hasta mediados de los 90, pero ahora produce apenas la mitad de lo que necesita. Si el consumo chino aumenta un 10%, eso significará un aumento del 20% en la necesidad de importación de crudo del país. ¿Será suficiente la producción mundial de petróleo para todos?

Existe una estrecha relación entre el acceso al petróleo y la fuerza política, económica y militar. De los cuatro centros del poder del mundo, tres –China, la Unión Europea y Estados Unidos– dependen enormemente del crudo importado. Sólo Rusia es autosuficiente. Eso, unido al aumento constante de las necesidades energéticas chinas, engendrará las fuentes fundamentales de conflicto en el “nuevo mundo del petróleo” de Yergin. Es asombroso que no haya querido explicar este hecho a sus lectores.



  • Kjell Aleklett
    Catedrático de Física de Global Energy Systems Group,
    Universidad de Uppsala,
    Uppsala, Suecia


Daniel Yergin responde:

La cuestión del futuro del suministro de petróleo es muy importante, y las discusiones y las distintas perspectivas son bienvenidas y valiosas. La opinión sobre los suministros futuros expresada en mi artículo se basa en los análisis de IHS Cambridge Energy Research Associates, a partir de los datos recogidos por nuestra empresa matriz, IHS, que posee las mayores y más completas bases de datos sobre los yacimientos de petróleo mundiales, que incluyen las reservas y la historia de su producción. Nos hemos basado en esos datos para nuestros recientes análisis de más de 800 grandes yacimientos.

Dichos datos son muy utilizados. Los estudios del Organismo de Información sobre la Energía de Estados Unidos y de la AIE a los que se refiere Matthew Simmons hacen gran uso de ellos. La AIE, en concreto, reconoce que se ha basado en un grupo específico de esas bases de datos: “Nuestro análisis de la oferta de petróleo se basa en una enorme cantidad de datos obtenidos yacimiento por yacimiento”, afirma su último informe sobre la energía mundial, World Energy Outlook. “La fuente fundamental fue IHS Energy, sin cuya ayuda no habríamos podido llevar a cabo esta tarea”. Nosotros vamos a utilizar los datos en un nuevo análisis sobre el futuro del suministro mundial de crudo, que pondremos a disposición de los lectores de Foreign Policy.

Los comentarios de Kjell Aleklett sobre los “cuatro centros del poder” son una forma interesante de ver las cosas, aunque también conviene examinar el sector del petróleo dentro de la red mundial general de comercio y finanzas. Sugiere que mi artículo ignora el crecimiento de la demanda china. Me resulta extraño, porque en él escribo: “Ahora, sin embargo, el crecimiento está en China, India, otros mercados emergentes y Oriente Próximo. Entre 2000 y 2007… [casi] el 85% de ese aumento [de la demanda mundial de petróleo] se produjo en los mercados emergentes”. Como observa él, China importa hoy más de la mitad de su petróleo, y esa proporción va a incrementarse. Pero una cosa de la que no habla es de por qué la producción china de petróleo ha aumentado el 10% desde 2004.