Un repaso a la nueva estrategia económica, la Iniciativa Ciudadana Europea y la política exterior del semestre español en la UE.

Una nueva estrategia económica

El cierre de filas para la defensa de la zona euro es uno de los capítulos clave tras la crisis, que ha respaldado a los países en apuros, como Grecia, sin olvidar la reforma estructural: la estrategia 2020. Lourdes Romero Armenteros

 

La crisis financiera internacional ha terminado con años de bonanza y ha conseguido que salgan a la luz las debilidades estructurales de la economía europea. Así que ahora, la Europa de los 27 debe definir el lugar que quiere ocupar en los próximos años en la esfera internacional y actuar en consecuencia, con una sola voz. Por este motivo, la Presidencia de turno de la UE ha marcado la recuperación de la crisis económica como uno de sus objetivos principales.

La imagen del cambio: José Luis Rodríguez Zapatero, presidente de turno del Consejo europeo; Herman Van Rompuy, presidente  permanente de la UE; y José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión. Las tres cabezas visibles de la nueva Unión Europea inaugurada con el Tratado de Lisboa.

El crecimiento de Europa es muy lento. La delicada situación del sistema financiero está frenando la recuperación de los Estados miembros porque las empresas y las familias tienen aún grandes dificultades para conseguir créditos y poder invertir y gastar. Sólo trabajando de manera unificada se puede salir de la crisis con una economía fortalecida y encarrilada o de lo contrario todo el trabajo realizado antes de la crisis podría perderse y aparecer frente al mundo como un bloque heterogéneo, con una enorme debilidad estructural.

La caída en picado de la economía griega supuso un varapalo para la Unión Europea. Frente a esta situación, la Presidencia española ha reaccionado trabajando a nivel europeo, con todos los implicados, para que se activara un plan de rescate eficaz para Grecia, diseñado por los países de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El ECOFIN (Consejo de ministros de Economía de la Unión Europea) se reunió en Bruselas, convocado por la Presidencia española, para ratificar la ayuda a Grecia y debatir las medidas que debían tomarse con el fin de evitar la extensión de la crisis y el contagio a toda la zona euro.
Es en este momento cuando Europa debe demostrar que es fuerte y que está unida. Los Estados que comparten el euro han preparado una intervención multilateral y masiva para defender la moneda única de los ataques de los especuladores. Se ha acordado poner en marcha un mecanismo de asistencia financiera de la Unión para ayudar a los países de la zona euro con dificultades para pagar su deuda pública. La operación permitirá la movilización de unos 750.000 millones de euros (440.000 millones aportados por los Estados, 60.000 millones la Comisión y hasta 250.000 millones de euros que pondrá a disposición el Fondo Monetario Internacional) entre préstamos y avales de manera inmediata.

En cuanto a la situación de Grecia, los ministros de Economía han tenido que estudiar las decisiones más adecuadas para rescatar al país. El programa económico ideado concreta las medidas fiscales y las reformas estructurales que debe adoptar el Gobierno griego entre 2010 y 2012 para consolidar sus finanzas públicas y recuperar la competitividad. Además, se acordó un paquete de ayuda de 110.000 millones de euros, de los que 80.000 millones corresponden a la zona euro. De este dinero, en total 9.792 millones de euros provendrán de España, de los que 3.672 millones serán entregados en 2010. Por su parte, las autoridades griegas prevén ahorrar 30.000 millones de euros, el 11% de su PIB, para reducir el déficit público por debajo del 3% en 2014.

Las economías de los países de la Unión son interdependientes, en especial las de los Estados que pertenecen a la zona euro. Por ello la evolución de la economía de un país afecta al resto, como ha quedado patente en los últimos meses. Ningún Estado miembro puede enfrentarse de manera eficaz a los desafíos globales actuando por cuenta propia. Y es que la unión hace la fuerza. La coordinación entre los 27 es fundamental en este momento, principalmente para actuar con más fuerza en los foros globales como el G20.

 

LA REFORMA ECONÓMICA

En su intención de rescatar la economía europea, la Presidencia española ha actuado para que las medidas anticrisis presentadas por la Comisión Europea, denominada Estrategia Europa 2020, lleguen a buen puerto. La meta de la Presidencia rotativa es que la nueva estrategia sea aprobada en el Consejo Europeo que se celebrará en el mes de junio.

La Estrategia Europa 2020, promovida por la Comisión Europea, trata de presentar una nueva visión económica del mercado para el siglo XXI. Se trata de dotar a la Unión de una estrategia económica sólida para la próxima década, con un doble objetivo: salir de la crisis y fomentar el crecimiento sostenible. El nuevo método viene a sustituir a la llamada Estrategia de Lisboa, que se aprobó en el año 2000 con el fin de hacer de la Unión Europea la economía más competitiva del mundo y de alcanzar el pleno empleo antes de 2010.

A partir de ahora se plantea un plan de crecimiento económico menos burocrático y con tres prioridades: un crecimiento inteligente, a través del desarrollo de una economía basada en el conocimiento y la innovación; sostenible, para promover un mejor uso de los recursos naturales y que sea más verde; e integrador, que fomente una economía con un máximo nivel de empleo, una importante cohesión social y territorial y que luche contra la pobreza.

Sin embargo, esta insistencia por conseguir un crecimiento europeo conjunto implica una responsabilidad política por parte de los Estados miembros, así como la movilización de todos los actores europeos, para conseguir un éxito tangible. Por ello, Europa sólo puede tener éxito si actúa colectivamente como la unión que es y no cada país por su cuenta.

Los tres objetivos principales de la estrategia planteada son: que el 75% de la población europea con edades comprendidas entre los 20 y los 64 años esté empleada; que el 3% del PIB de la Unión Europea se invierta en I+D+i; que se alcance el objetivo 20/20/20, que consiste en reducir un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero sobre los niveles de 1990, incrementar un 20% el uso de energías renovables y reducir un 20% el consumo de energía para el año 2020; que el abandono escolar sea inferior al 10% y, al menos, el 40% de los jóvenes tenga estudios superiores completos; y que el riesgo de pobreza amenace a 20 millones de personas menos. Es muy importante, para que todos estos objetivos tengan algún éxito, que estén integrados en las estrategias de cada uno de los Estados miembros y que se traduzcan en las metas y trayectorias nacionales. De lo contrario, no tendrían ningún sentido.

La estrategia Europa 2020, promovida por la comisión europea, trata de presentar una nueva visión económica XXI con un doble objetivo: salir de la crisis y fomentar el crecimiento sostenible

Por su parte, las instituciones de la Unión Europea deben adoptar directrices para que se puedan aplicar estas prioridades y objetivos y han de hacer recomendaciones específicas o advertencias políticas a los Estados, en el caso de que sea necesario. Para que el funcionamiento y el éxito de esta estrategia sea definitivo, cada institución tiene marcada su función: el Consejo Europeo será la pieza central del dispositivo con plena potestad; la Comisión Europea supervisará los avances para conseguir los objetivos, facilitará el intercambio político y hará las propuestas que sean necesarias; y el Parlamento Europeo tendrá el papel de colegislador en las iniciativas clave.

Una estrategia conjunta presentada por la Comisión Europea e impulsada por la Presidencia española, para conseguir una recuperación económica verdadera en los 27 países miembros. Aún así, hay que tener en cuenta también las muchas debilidades que tiene Europa con respecto al mundo hoy en día. Y es que, existe una fuerte competencia de determinados sectores de la economía europea con las potencias emergentes como China e India –aunque hay que señalar que cuando estas economías emerjan, supondrán un filón para las empresas europeas–. También hay que contar con que las finanzas mundiales todavía no se han reparado en su totalidad y que la Unión Europea tiene aún una fuerte dependencia de los combustibles fósiles, que importa en su mayoría de países terceros.

Ahora más que nunca, se necesita una Europa unida que actúe de manera conjunta. Este es el mensaje que se está lanzando desde la Presidencia española. La Unión ha de salir de esta crisis airosa y para ello tiene que establecer las medidas adecuadas. Parece que la estrategia Europa 2020 es la puerta de salida a la crisis, que debería devolver a la Unión Europea su imagen de economía inteligente y fuerte.