Aunque sí podría darse una inminente operación militar contra la Franja de Gaza.
En abril, los líderes de Fatah y Hamas llegaron al acuerdo de crear un Gobierno de coalición. En la foto, Azzam al-Ahmed (I), delegado de Al Fatah, e Ismail Haniya, líder político de Hamas en la Franja de Gaza. Said Khatib/AFP/Getty Images)
El secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes por extremistas palestinos acaecido el pasado 12 de junio en el área autónoma de Hebrón y el hallazgo de sus cadáveres dieciocho días después, así como el subsiguiente homicidio perpetrado supuestamente por extremistas israelíes contra un joven palestino de Jerusalén Oriental, han desatado una nueva espiral de violencia. Si bien algunos expertos vaticinan la posibilidad de que ésta prenda la mecha de una tercera Intifada, todo apunta a que en estos momentos ninguno de los principales actores –Gobierno israelí, Autoridad Nacional Palestina, movimiento islamista radical Hamás, nuevo Gobierno egipcio– tienen interés en que así sea.
Más que a las dos Intifadas, los disturbios de estas últimas semanas se asemejan a los acaecidos en tres ocasiones previas durante la época del Mandato Británico en los años 1920, 1929 y 1936, respectivamente. Entonces, las dos comunidades –árabe y judía– protagonizaron ataques y represalias mutuas mientras las autoridades británicas intentaban aplacar los ánimos y contener las revueltas. Volviendo a la actualidad, son las Fuerzas Armadas de Israel (Tsahal) las que hacen lo propio en colaboración con las Fuerzas de Seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), con las que mantienen la llamada “coordinación de seguridad”, por la que además de compartir información se repliegan preventivamente ante cualquier incursión militar israelí en las zonas A de Cisjordania (bajo control integral de la ANP).
Autoría de los secuestros
Aunque el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu asegura que tiene pruebas fehacientes de que el secuestro y asesinato a tiros de los tres jóvenes israelíes –Naftali Fraenkel, Eyal Yifrah y Gilad Saar– fue cometido por dos miembros de Hamás en Hebrón, su portavoz en la Franja de Gaza Sami Abu Zuhri lo ha negado públicamente. El modus operandi se asemeja a acciones previas de Hamás y, a fin de cuentas sigue estando en las listas de organizaciones terroristas de EE UU y la UE. Pero dado que Hamás acababa de firmar su tercer acuerdo de reconciliación nacional con el movimiento Al Fatah, el momento elegido en el que se ha perpetrado el ataque apunta a que no ha sido obra de la organización. Este nuevo entendimiento entre las dos entidades ha permitido la formación de un Gobierno interino de unidad formado por tecnócratas y aceptado por la comunidad internacional.
Otra cosa es que los dos sospechosos de este crimen hayan actuado por libre -a modo de lobos solitarios o bien lo hayan hecho inspirados o por la red Al Qaeda o bien por el emergente Estado Islámico. Entre sus objetivos se podrían encontrar el sabotaje de la reconciliación nacional palestina, el provocar una ola ...
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