¿Las capacidades gestoras del nuevo Primer Ministro estarán a la altura de lasexpectativas y exigencias?
El Primer Ministro indio, Narendra Modi, saluda tras participar en un ritual religioso a orillas del río Ganges, mayo de 2014. AFP/Getty Images
Narendra Modi ha logrado una victoria arrolladora en las elecciones generales y encabezará el nuevo Gobierno indio. Con 282 escaños, el líder del Bharatiya Janata Party (BJP) ha superado todas las expectativas y ha logrado una mayoría absoluta en la Lok Sabha (Cámara Baja) que no se producía desde hace 30 años. Algunos medios en Delhi hablan ya del tsuNaMo, combinando la palabra "tsunami" y el acrónimo de Modi (NaMo). De hecho, contando con los restantes miembros de la coalición parlamentaria National Democratic Alliance que lidera el BJP, la cifra se eleva hasta los 335 escaños (de los 543 que había en disputa), lo que deja las manos libres al nuevo Primer Ministro para nombrar su Gobierno y ejecutar sus primeras medidas. Modi alcanza el poder con un enorme respaldo popular fraguado en una larga, intensa y sistemática campaña electoral al estilo de las presidenciales estadounidenses y completamente novedosa para los estándares indios. Las expectativas generadas son tan altas que el nivel de exigencia irá en consonancia y se demandarán resultados rápidos.
Por su parte, el hasta ahora gobernante partido del Congreso (Indian National Congress) ha cosechado la peor derrota de su historia y ha superado, a la baja, los peores pronósticos. Durante la campaña, los dirigentes del Congreso barajaron, al menos, dos escenarios: uno regular y otro malo. En el regular, la formación obtenía unos 120 escaños y, mediante el respaldo a una amplia coalición de partidos regionales y de izquierda, impedía el Ejecutivo del BJP. En el escenario malo, no podía evitar el gobierno del BJP, pero el Congreso rondaba los 100 escaños. Por ello, el golpe con la realidad ha sido tremendo para esta formación política, ya que ni siquiera han superado la barrera de los 50 escaños y se ha quedado en unos paupérrimos 44 asientos.
La travesía en el desierto para el Congreso se antoja dura y veremos si traumática. La campaña de Rahul Gandhi ha sido pobre y decepcionante. La fallida entrevista televisiva de finales de enero, con el periodista Arnab Goswami, que debía relanzar su campaña es un buen reflejo de los errores cometidos y sus limitaciones como candidato. Resulta sintomático, por ejemplo, que los jóvenes se hayan volcado con Narendra Modi, de 63 años, y no hayan conectado con Rahul, de 43. Su liderazgo y el de su madre, Sonia Gandhi, va a ser, probablemente, cuestionado, particularmente por la cohorte de gerifaltes del partido que ha perdido su escaño. El Congreso tendrá que decidir si hay vida más allá de la dinastía Nehru-Gandhi –lo que implicaría la emergencia de nuevos liderazgos, también de base regional– o si, por el contrario, pasa el testigo a la hermana de Rahul, Priyanka.
Estos resultados obligan, también, a repensar en ...
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