
Las crisis de los 70 derivaron en el euro y un mercado único muy integrado. ¿Qué régimen económico necesitará construir la UE después de las crisis de la última década?
“Europa se forjará en las crisis, y será la suma de las soluciones adoptadas para esas crisis”. Cinco años antes de que Jean Monnet, uno de los padres fundadores de Europa, escribiera esas palabras en 1976, el entonces Preseidente estadounidense, Richard Nixon, había suspendido la convertibilidad del dólar en oro y, de esa forma, había puesto fin al sistema de tipos de cambio fijos de Bretton Woods. La ruptura de Bretton Woods provocó la inestabilidad monetaria en Europa Occidental, lo cual, a su vez, hizo más difícil el comercio y las inversiones. Cuando Monnet escribió esa frase, la crisis del precio del petróleo estaba disparando la inflación. El hecho de que los mercados de bienes y trabajo de Europa fueran poco competitivos y estuvieran aún bastante cerrados a los extranjeros, hizo que las economías europeas tardaran en adaptarse a las convulsiones.
El régimen económico actual de la UE es la suma de las soluciones adoptadas tras las crisis de los 70. En 1979, la Comunidad Económica Europea creó el Mecanismo de Tipos de Cambio, que reintrodujo un régimen de tipos de cambio controlados en Europa y culminó en la moneda única. Con el objetivo de expandir el comercio y las inversiones, el Acta Única Europea de 1986 implantó unas reglas comunes y una observancia más estricta y, logró que la economía europea fuera más eficiente. Después de 10 años de apagar los incendios de la Gran Recesión de 2008-2009, la crisis del euro de 2010-2012 y la crisis migratoria que estalló en 2015, ha llegado la hora de preguntar: ¿qué régimen necesita la economía europea de aquí a 2030?
La economía de Europa está recuperándose y la UE en su conjunto tiene unas tasas de crecimiento similares a las de antes de la crisis. Las inversiones están acelerándose, lo cual despierta esperanzas de que hayamos dejado atrás, por fin, una década de escaso crecimiento de la productividad. Sin embargo, después de la recuperación actual, lo más previsible es que la economía europea crezca más despacio que antes de 2008, debido al envejecimiento de la población y las heridas causadas por la crisis.
Al mismo tiempo, están produciéndose grandes cambios. En la próxima fase de la globalización, impulsada por la tecnología digital, será más fácil vender y comprar servicios a través de las fronteras. Pronto será posible que unos técnicos alemanes arreglen a distancia maquinaria situada en China, utilizando la telerrobótica, por ejemplo. Por un lado, la automatización y la inteligencia artificial aumentarán la productividad, pero también desplazarán a cierto número de trabajadores. Además, el pasado nos invita a pensar que en la próxima década habrá dos recesiones más; sin embargo, la eurozona sigue careciendo de los ...
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