Decenas de start-ups locales están luchando contra las terribles deficiencias del sistema sanitario indio y algunas han empezando a expandirse a otros países emergentes.

Médicos en el Instituto de Enfermedad Renal y Centro de Investigación en Ahmedabad, India. (Sam Panthaky/AFP/Getty Images)
Médicos en el Instituto de Enfermedad Renal y Centro de Investigación en Ahmedabad, India. (Sam Panthaky/AFP/Getty Images)

Las cifras del sistema son demoledoras: a pesar de que más del 20% de la población es pobre de solemnidad (da igual si quien lo mide es el Banco Mundial o la ONU), el Estado gasta menos de un 2% del PIB en sanidad (cerca de cinco veces menos que España) y ofrece nueve camas de hospital por cada 10.000 habitantes (cuatro veces menos que China).

Por suerte, la sociedad india es vibrante y se moviliza por las causas que siente de primera necesidad. Antes, eso se observaba sobre todo en el tejido asociativo local y en la explosión de ONG, nacionales y extranjeras, que germinaron y se instalaron en sus suelo. Antes también los dos caminos para mitigar las penurias de tantos hambrientos parecían divorciados y, muchas veces, provenían del exterior y no del interior de esta gran comunidad multicultural: eran la apuesta por el comercio y la inversión extranjera por un lado y la apuesta por la labor de las organizaciones no gubernamentales (sobre todo extranjeras) y los distintos grupos de misioneros por otro. Las dos formas de reducir la miseria se llegaron a dividir hasta en opciones políticas: la derecha se fascinaba con la primera y la izquierda con la segunda como si fuesen términos casi excluyentes.

Hemos dicho “antes”, porque ahora, y desde hace pocos años, existe una tercera dimensión. Hablamos de un ejército de start-ups (empresas emergentes asociadas normalmente a la innovación y tecnología) que buscan fines claramente sociales que cualquier ONG aprobaría con entusiasmo y que no por ello dejan de recibir millones de dólares en inversiones de capital riesgo. Hemos seleccionado ocho que ayudan a millones de indios a acceder a una salud barata y de calidad.

1mg: Esta tienda digital de medicamentos permite que sus usuarios accedan de forma sencilla a toda la información que necesitan sobre los fármacos (dosis, efectos secundarios, utilidades más comunes, etcétera) y que comparen directamente el precio y los componentes de los genéricos y de las fórmulas originales. En abril, captaron seis millones de dólares de inversores locales y extranjeros, entre los que podemos encontrar a Intel Capital o Sequoia.

UE Life Sciences: Han conseguido este año 80.000 dólares para desarrollar un mecanismo de rayos X que sirve para detectar inmediatamente el cáncer de mama, una enfermedad mortal muchas veces en India precisamente porque se suele diagnosticar demasiado tarde. La financiación corre a cargo de Unitus Seed Fund y entre los mentores se encuentran tanto empresas locales como una multinacional farmacéutica líder en todo el mundo (Pfizer).

Practo: Esta empresa de Bangalore se apoya en tres grandes pilares: el primero, una bases de datos interactiva de médicos que permite reservar una consulta en seis ciudades indias (ha iniciado ya su expansión en otros países); el segundo, un software que permite a los doctores organizar sus agendas, las historias de sus pacientes, sus recetas y los pagos que tienen que hacerles; y el tercero, una plataforma que permite no sólo monitorear que el usuario lleva una vida saludable y que está en su peso, sino también ofrecerle asesoramiento personalizado (para ello, han adquirido FitHo y su curioso algoritmo, que recomienda dietas y tipos de ejercicio a cada usuario automáticamente). Practo ha captado 35 millones de dólares de Sequoia Capital y Matrix Partners.

Lybrate: Su fundador, Saurabh Arora, es un antiguo técnico de datos de Facebook y su propósito, no por casualidad, es crear una red social que conecte a los médicos con los pacientes. La plataforma ofrece no sólo que la gente cierre citas con los doctores y guarde todos los materiales relacionados con la consulta (las recetas o historias médicas, por ejemplo), sino también que pueda organizar y gestionar las fechas en las que visitará o se comunicará con los profesionales sanitarios. Al mismo tiempo, Lybrate proporciona a los médicos una plataforma para simplificar y organizar mejor sus relaciones con los pacientes. Arora ya ha captado más de once millones de dólares para desarrollar el proyecto. El fondo neoyorquino Tiger Global Management se ha posicionado como uno de sus grandes inversores.

HealthifyMe: Ha diseñado una aplicación móvil que fija toda su atención en el impacto de la dieta y el tipo de deporte en el cuerpo de sus usuarios. Cuenta con una base de datos repleta de productos alimenticios locales (por ahora sólo indios) etiquetados con sus respectivas calorías y con un sistema que almacena toda la información que le damos sobre el ejercicio que hacemos (la forma más sencilla es descargar el software directamente en los ‘wearables que utilizamos mientras sudamos la camiseta). Con los datos sobre lo que comen y corren sus usuarios en la mano, los nutricionistas, entrenadores y hasta profesores de yoga de HealthifyMe intentan ofrecer asesoramiento. Las cifras de los fondos que han captado no se conocen con seguridad y es difícil hacer aproximaciones. Sabemos, eso sí, que los apoyan gigantes empresariales locales como Micromax o inversores como la australiana AppLabs.

Karma Healthcare: Gestiona clínicas en zonas rurales del casi inaccesible y desértico estado de Rajastán. Han logrado implantar sistemas de telemedicina en decenas de aldeas (donde aseguran haber tratado ya a 6.000 pacientes) y también garantizar consultas presenciales con un curioso dispositivo de clínicas ambulantes. Han obtenido el dinero sobre todo del fondo internacional Ennovent Impact Investment Holding y de la firma local Ankur Capital. Peter Scheuch, su fundador, posee una sólida carrera anterior como consultor de agencias de desarrollo.

ePsyclinic: Es una clínica virtual donde atienden psicólogos de dentro y fuera del país en línea. Los pacientes tienen la oportunidad de elegir el que más les convenga después de compararlos con distintos criterios como, por ejemplo, el coste por sesión o la experiencia que puedan acumular en el tratamiento de casos como el suyo. Esta empresa intenta ofrecer a los indios un camino que les permita evitar el brutal estigma que existe allí para todos los que buscan ayuda psicológica y se ven obligados a retratarse acudiendo a las consultas de los psicólogos. ePsyclinic abrió sus puerta en enero y ya cuenta con más cincuenta trabajadores. Por ahora, se han nutrido de la financiación que pusieron sus socios, entre los que se encuentra Shipra Dawar.

Zoctr: Esta plataforma facilita considerablemente la atención de los pacientes en casa para que no tengan que ir al hospital aunque también permite reservar una cita fuera con un especialista o llamar a una ambulancia. Las facilidades para el enfermo que se encuentra en casa incluyen desde la posibilidad de contratar y seleccionar enfermeras que atiendan en el domicilio hasta digitalizar las indicaciones de los tratamientos, compras fármacos y alquilar equipo médico para instalarlo en la vivienda. Del mismo modo, la empresa prepara a los médicos para que sean capaces de proporcionar un tratamiento adicional a pacientes con cáncer o problemas neurológicos y cardiovasculares. Ya ha captado más de un millón de dólares business angels.

Todas estas start-ups se han beneficiado al mismo tiempo de la enorme deslocalización y subcontratación de las multinacionales occidentales (sobre todo en el ámbito tecnológico), de una inversión extranjera que ansía seducir a los consumidores indios y de una conciencia social que hubiera resultado imposible sin las asociaciones, cooperativas y organizaciones no gubernamentales locales y extranjeras. Eso ya representa un desafío a las visiones de la globalización en términos de blanco y negro a las que muchos medios nos tienen acostumbrados.

Sin embargo, el desafío no se queda ahí. Hemos aceptado tradicionalmente que los países se especializan en sectores ligados a un factor de producción que poseen en abundancia (petróleo, carbón, talento, etcétera), porque así les resulta más fácil competir con el resto. India nos muestra el ejemplo de un país que en vez de partir de una abundancia parte de una carencia: precisamente porque su sistema sanitario público es tan endeble, porque los pacientes que van a los psicólogos son maltratados por la sociedad y porque apenas hay camas en los hospitales y mucho menos en el mundo rural, por todo eso, India puede convertirse en la próxima potencia mundial de servicios sanitarios accesibles. Y cambiar así no una ni dos… sino miles de millones de vidas.