El desastre post-Gadafi se consolida con un segundo intento golpista, lo que podría traer más inestabilidad o encauzar definitivamente el proceso.
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AFP/Getty Images |
Cristales en las calles de la ciudad de Benghazi tras dos fuertes explosiones cerca de las cortes de la segunda ciudad más importante de Libia, 2013. |
Los libios han vuelto a elegir bando estos días: o con el general Khalifa Haftar o contra él. Lo que en la práctica supone estar con el militar que ha puesto en marcha la operación Al Karama (Dignidad) o con el Congreso Nacional General (CNG) y con las milicias islamistas. Ciudades, tribus y grupos armados se han dividido así, a favor o en contra, en la última semana, lo mismo que sus ciudadanos. Haftar asegura que su intención es acabar con los políticos islamistas que han permitido que los integristas campen a sus anchas por el país. El ex primer ministro Abdulá al Thani le considera un renegado y un golpista.
Dado el desaguisado reinante en el país, dicha operación lo mismo podría acabar en una inestabilidad mayor como encauzar definitivamente un proceso democrático lastrado por las milicias. En el peor escenario, una guerra civil. En el mejor, un diálogo entre las partes, unas elecciones parlamentarias y una Constitución.
Operación 'Al Karama'
El pasado viernes Haftar emprendió una campaña militar en Bengasi, la capital del este de Libia, contra milicias islamistas que se saldó con más de 70 muertos y el domingo, la exbrigada rebelde Al Qaqaa de Zintan, que le respalda, tomó el Parlamento en Trípoli. Poco después, un portavoz de los alzados anunciaba la disolución de la Cámara. Para intentar evitar una crisis mayor Al Thani presentó una propuesta que permitiera una salida dialogada a la crisis y que consideraba la suspensión del CNG tras la aprobación de los presupuestos de 2014, la repetición de la votación de un primer ministro y la convocatoria de elecciones parlamentarias. Los Hermanos Musulmanes, el bloque mayoritario del Parlamento, y los islamistas radicales, se han negado a aceptar estos términos. Pero la Comisión Superior Electoral Nacional (HNEC, en sus siglas en inglés) ha propuesto celebrar dichas elecciones legislativas el 25 de junio (antes del mes sagrado musulmán de Ramadán).
Los últimos acontecimientos en Libia ponen de relieve una vez más la inestabilidad y el caos en el que se sume la nación norteafricana, pero también un escenario complejo, peligroso e impredecible. El asalto a la sede del Parlamento y los enfrentamientos en Bengasi abren nuevamente el interrogante sobre su futuro. Las fuerzas se dividen (a muy grandes rasgos) entre unos pocos liberales, islamistas (desde los cercanos a Al Qaeda-Ansar al Sharia a otros simpatizantes de los Hermanos Musulmanes), que son el objetivo a batir por los seguidores de Haftar; y los federalistas, asentados en el este de Libia, que apuestan por la separación en tres del ...
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