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Un hutí en el frente luchando contra el Gobierno yemení en Saná, 2017. Mohammed Huwais/AFP/Getty Images

El nivel medio de paz global ha descendido por cuarto año consecutivo, un 0,27 en 2017. Los resultados del Índice de Paz Global (IPG) 2018 muestran que 92 países han empeorado y solo 71 han mejorado.

Desde 2008, la puntuación media de los países ha empeorado un 2,38%. En ese periodo de tiempo, solo ha habido dos años en los que la paz mundial mejoró. El deterioro de la paz en esta década se debe a una gran variedad de factores: el aumento de la actividad terrorista, la intensificación de los conflictos en Oriente Medio, el aumento de las tensiones regionales en Europa del Este y el nordeste de Asia, y el número creciente de refugiados y el agravamiento de las tensiones políticas en Europa y Estados Unidos. Frente a este agravamiento, y en contra de la percepción pública, ha habido mejoras en muchos indicadores de militarización, con una reducción constante del gasto militar como porcentaje del PIB en la mayoría de países y un descenso de la tasa de personal de las fuerzas armadas en casi todos los países del mundo.

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Mapa interactivo

La región de Oriente Medio y el norte de África (MENA) sigue siendo la zona menos pacífica del planeta. Acoge cuatro de los 10 Estados menos pacíficos, y ningún país de la región está por encima del puesto número 40 en el IPG. Sin embargo, a pesar de los conflictos armados y la inestabilidad que persisten en la región, sí es ligeramente más pacífica que el año pasado. Las mejoras se produjeron especialmente en el área de la seguridad y la protección, sobre todo en el impacto del terrorismo y el número de refugiados que huyen de conflictos. El sur de Asia, que es la segunda región menos pacífica, también ha mejorado ligeramente. Las cuatro regiones con mayor nivel de paz del mundo (Europa, Norteamérica, Asia-Pacífico y Suramérica) sufrieron deterioros.

Europa, que es la región más pacífica desde que se creó el índice, ha empeorado por tercer año consecutivo, en gran parte debido a la inestabilidad creada por el ascenso de los partidos políticos alternativos y el sentimiento anti Unión Europea, el impacto creciente del terrorismo y el aumento de la percepción de la criminalidad. Cuatro de los cinco países en los que la paz ha experimentado mayores mejoras están en el África subsahariana, a pesar de que la región, en su conjunto, sufrió un ligero deterioro en materia de paz durante 2017.

El IPG no mide solamente la presencia o la ausencia de guerra. Capta también la ausencia de la violencia o el miedo a la violencia en tres áreas: seguridad y protección, conflicto persistente y militarización. La paz empeoró en las tres áreas el año pasado, y el mayor deterioro se produjo en el área de conflictos persistentes. Esto refleja una tendencia que viene de más atrás, como demuestra el hecho de que el indicador de conflicto persistente empeoró un 5,9% en la última década, sobre todo por las guerras en Oriente Medio y el norte de África. De los 23 indicadores del IPG, nueve han sufrido un deterioro, ocho han mejorado y cinco no han cambiado respecto al año anterior.

El área de conflictos persistentes es la que más ha ido a peor, y, dentro de ella, la intensidad de los conflictos internos es la que más ha empeorado. En Europa, las tensiones relacionadas con el referéndum de independencia convocado por el gobierno regional de Cataluña desembocaron en enormes tensiones políticas y en la pérdida de 10 puestos para España en la clasificación. Hay 14 países europeos que tienen una intensidad de conflictos internos que puntúa por encima de 1. Una puntuación de 2 en este indicador refleja la existencia de disputas latentes en la sociedad y diferencias importantes sobre asuntos concretos de importancia nacional. En Oriente Medio y el norte de África, la presión ejercida sobre Qatar por parte de Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin ha incrementado las posibilidades de inestabilidad y ha hecho que Qatar sufriera el mayor deterioro del IPG 2018, con una bajada de 26 puestos, hasta el 56. En otros lugares de la región, la intensidad de los conflictos bajó un poco, después de años de presiones internas insoportables, sobre todo por las mejoras en Irak. En el África subsahariana, la intensidad del conflicto interno aumentó en la República Democrática del Congo (RDC), Togo y Lesoto, y la RDC, en particular, experimentó un incremento significativo de la violencia y la actividad rebelde en todo el país. Durante la última década, 42 Estados han sufrido un deterioro de la intensidad de los conflictos internos, el doble de los que han mejorado.

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Refugiados procedentes de República Democrática del Congo se dirigen a Uganda, 2017. Jack Taylor/Getty Images

El área de seguridad y protección ha tenido el segundo mayor empeoramiento de las tres áreas del IPG en 2017, aunque hay más países que mejoraron (83) que aquellos que empeoraron (78). La variación más destacada en esta área se produjo en el indicador de la escala de terrorismo político, en el que 42 países se empeoraron y 29 mejoraron. Esto interrumpe una tendencia de 10 años, que había mostrado una modesta mejoría de este indicador. Nunca había habido un número tan alto de Estados con empeoramientos en este indicador respecto al año anterior desde que empezó a elaborarse el índice. Las dos únicas regiones en las que ha mejorado el indicador de la escala de terrorismo político son la región MENA y el sur de Asia, pero ambas partían de una situación muy mala. También son las dos regiones menos pacíficas del IPG. Asimismo hubo un empeoramiento significativo en el indicador de la percepción de la criminalidad, especialmente en Europa, donde tanto Suecia como Dinamarca perdieron puntos. Suecia vivió más de 300 tiroteos en 2017, y se dijo que había habido agresiones a los trabajadores de emergencias, personal hospitalario y agentes de policía. En Dinamarca, la percepción pública de la violencia se ha incrementado: en un sondeo del Ministerio de Justicia, más de tres cuartas partes de los entrevistados dijeron que tenían la sensación de que los delitos violentos habían aumentado en los últimos cinco años. Dinamarca es hoy el único país escandinavo que figura entre los 10 países más pacíficos del IPG.

Aunque el indicador de militarización, por término medio, empeoró durante el último año, la tendencia a largo plazo muestra una mejora durante la última década. En 2017 el deterioro consistió sobre todo en que menos Estados pagaron sus contribuciones a las tareas de mantenimiento de la paz de la ONU. Sin embargo, este indicador puede variar mucho de un año a otro, y la tendencia de los 10 años revela que hay más países al día en sus pagos. La puntuación media en los indicadores de importaciones y exportaciones de armas mejoró ligeramente: 80 países han reducido sus importaciones de armamento per cápita respecto al año anterior. Este indicador sigue reflejando el desigual reparto geográfico de la industria mundial de armas, puesto que solo el 35% de los países ha exportado armamento en los cinco últimos años. De los 11 países con más exportaciones de armas per cápita, ocho están en Europa; los otros son Estados Unidos, Rusia e Israel. El gasto militar como porcentaje del PIB ha continuado el declive reflejado desde hace una década, con una mejora en 88 Estados y un empeoramiento en 44. El gasto militar medio por país ha caído ligeramente desde 2008, del 2,28% al 2,22% del PIB en 2018, y 102 países han reducido el gasto militar como porcentaje del PIB en esta década. Aunque en 2018 ha habido un ligero aumento de la tasa media de efectivos en las fuerzas armadas, hay muchos más países que han mejorado (118) que empeorado (33). La tendencia a largo plazo en esta área refleja la del gasto militar: el promedio de efectivos de las fuerzas armadas por cada 100.000 habitantes ha pasado de 458 en 2008 a 396 en 2018.

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Una niña siria camina entre las ruinas en la ciudad de Raqa, Siria, 2017. Delil Souleiman/AFP/Getty Images

En resumen, el IPG 2018 revela un mundo en el que las tensiones, los conflictos y las crisis de la última década continúan sin resolverse, y eso ha producido ese deterioro gradual y sostenido de la paz. Aunque, en algunos casos, los conflictos históricos han empezado a disminuir o, al menos, se han estancado, las causas fundamentales de muchos de ellos no se han solucionado, por lo que sigue habiendo una posibilidad muy real de que vuelva a estallar la violencia. También han aparecido nuevas tensiones, como la militarización creciente y la crispación política en el nordeste de Asia. Además, los indicadores de Paz Positiva han empeorado ligeramente durante los tres últimos años. La Paz Positiva es un indicador muy útil para prever las posibilidades de paz en el futuro, y las estadísticas muestran que un gran deterioro en ese aspecto está ligado a un empeoramiento posterior de la paz. Si no se abordan las causas fundamentales de forma sistemática y se da apoyo a las actitudes, instituciones y estructuras que construyen y sostienen unas sociedades pacíficas, lo más probable es que el empeoramiento general de la paz observado en la última década continúe en el futuro.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.