Niñas con banderas aguardan para recibir una visita de Estado con honores militares en Hanoi, Vietnam. (Kay Nietfeld/Getty Images)

La carrera por la secretaría general del Partido Comunista ha empezado y las distintas maniobras para hacerse con el poder pone en jaque a las facciones. 

Parecía evidente que cuando Nguyen Phu Trong fue reelegido para un tercer mandato como secretario general del Partido Comunista de Vietnam (PCV) se vería obligado, tarde o temprano, a mover ficha para asegurar que su sucesor estuviera en línea con su legado político e ideológico. Con un estado de salud delicado –sufrió un ictus en 2019– y con su protegido Tran Quoc Vuong caído en desgracia, Trong veía con preocupación el creciente poder que estaban obteniendo sus rivales políticos.

Las maniobras del veterano líder vietnamita han acabado produciéndose en las primeras semanas de enero. Dos viceprimeros ministros, Phan Binh Minh y Vu Duc Dam, y el presidente de Vietnam, Nguyen Xuan Phuc, tuvieron que dimitir por estar vinculados directa o indirectamente con varios escándalos de corrupción que estallaron durante la pandemia del COVID-19. Si bien es innegable que los sobornos, la malversación, el abuso de poder o la corrupción, entre otros delitos, son prácticas muy extendidas en el país asiático, estas renuncias han de entenderse en un contexto marcado por las rivalidades internas existentes entre diferentes coaliciones de poder que buscan incrementar su influencia de cara al próximo Congreso Nacional, programado para 2026.

Faccionalismo en el PCV

Para entender las dinámicas internas vietnamitas es necesario tener presente que el PCV no es un ente monolítico. En su seno existen una multiplicidad de facciones, actores y centros de poder con intereses muchas veces contrapuestos y con ideas dispares sobre cómo dirigir un país de casi 100 millones de habitantes en constante crecimiento. No obstante, pese a la heterogeneidad, tienen un objetivo común inexorable: mantener la legitimidad del Partido. Este hecho no se debe únicamente a razonamientos ideológicos relacionados con la noción que defiende que un partido de orientación marxista-leninista debe ser quien gobierne Vietnam. Existe un factor más profundo que responde a cuestiones de influencia. Si se produjera un cambio de régimen, la actual élite política perdería su capacidad de forjar redes de clientelismo político beneficiosas.

Dentro de los márgenes de este marco, el PCV se podría dividir en dos grandes bloques, los conservadores vinculados al aparato del Partido encabezados por Trong y los tecnócratas ligados al sector gubernamental comandados –hasta enero de 2023– por el expresidente Nguyen Xuan Phuc. Los primeros son partidarios de garantizar la primacía del PCV sobre todos los sectores del país mediante la promoción del marxismo-leninismo y el pensamiento de Ho Chi Minh. Los segundos, en cambio, son más aperturistas, anteponen el desarrollo económico y buscan que el ejecutivo sea quien establezca la agenda nacional.

La influencia de las dos coaliciones ha fluctuado al compás del contexto que atravesaba Vietnam en un momento determinado, especialmente en el ámbito económico. Un crecimiento descontrolado provoca la pérdida del fervor ideológico –como también ...