Alarmada por un supuesto espionaje industrial, la UE pretende
desarrollar un sistema de comunicación seguro basado en la criptografía
cuántica. Costará casi once millones de euros y contrarrestará sistemas
estadounidenses de vigilancia secreta como el Echelon, de la Agencia de Seguridad
Nacional, del que algunos afirman que intercepta mensajes telefónicos,
de correo electrónico y de fax. El éxito del sistema,
que sitúa la información en partículas de luz (www.arcs.ac.at/IT/ITS/MF/quanten.htm),
sería "una contribución fundamental a la independencia
económica de Europa", dice el coordinador del proyecto, Christian
Monyk. Aunque el espionaje no ha sido demostrado, John Pike, director de GlobalSecurity.org,
afirma que EE UU podría usar esa vigilancia para comprobar si las empresas
europeas usan sobornos para obtener contratos. Además, el Echelon de
EE UU se coordina con Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Los franceses y alemanes hace tiempo que están molestos por el fisgoneo
anglosajón. "Llevan desde el fin de la Segunda Guerra Mundial
preguntándole a Londres "¿Dónde estáis, dentro
o fuera?", señala Pike.

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A larmada por un supuesto espionaje industrial, la UE pretende
desarrollar un sistema de comunicación seguro basado en la criptografía
cuántica. Costará casi once millones de euros y contrarrestará sistemas
estadounidenses de vigilancia secreta como el Echelon, de la Agencia de Seguridad
Nacional, del que algunos afirman que intercepta mensajes telefónicos,
de correo electrónico y de fax. El éxito del sistema,
que sitúa la información en partículas de luz (www.arcs.ac.at/IT/ITS/MF/quanten.htm),
sería "una contribución fundamental a la independencia
económica de Europa", dice el coordinador del proyecto, Christian
Monyk. Aunque el espionaje no ha sido demostrado, John Pike, director de GlobalSecurity.org,
afirma que EE UU podría usar esa vigilancia para comprobar si las empresas
europeas usan sobornos para obtener contratos. Además, el Echelon de
EE UU se coordina con Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Los franceses y alemanes hace tiempo que están molestos por el fisgoneo
anglosajón. "Llevan desde el fin de la Segunda Guerra Mundial
preguntándole a Londres "¿Dónde estáis, dentro
o fuera?", señala Pike. –Soyoung Ho