
La estabilidad libia pasa por el éxito del acuerdo de Skhirat con la creación de un Gobierno de unidad nacional, basado en el consenso entre los partidos principales.
Los libios, deseosos de poner fin al conflicto que ha dividido su país en dos mitades enemigas, pueden sentir cierta esperanza después del acuerdo marco preliminar firmado en las negociaciones dirigidas por la ONU el 11 de julio en la ciudad costera marroquí de Skhirat.
Todo el mundo sabe lo difícil que será llevar este acuerdo a la práctica, sobre todo porque uno de los bandos se niega a aceptarlo si no se introducen varias enmiendas. Libia está sumida en el caos y fragmentada desde julio de 2014 y tiene dos aparatos de Estado rivales, con sus respectivos paramentos, gobiernos y coaliciones militares. Daesh y otros grupos extremistas están aprovechando el vacío de seguridad para expandirse.
Sin embargo, antes de pensar que el país no tiene posibilidades de salir de su situación actual, conviene tener en cuenta las señales de esperanza que envía el acuerdo a los libios que confían en poner fin a su guerra, según el informe El consenso incompleto logrado en Skhirat es un logro, aunque muy limitado de International Crisis Group.
En primer lugar, bajo la dirección del representante especial de Naciones Unidas, Bernardino León, 18 de los 22 participantes en el Diálogo Político Libio auspiciado por la ONU firmaron el acuerdo preliminar. En el Diálogo Político intervienen cuatro representantes de cada parlamento -la Cámara de Representantes de Tobruk (CdR), elegida en junio de 2014 y reconocida por la comunidad internacional, y su órgano predecesor, el Congreso General de la Nación (CGN), con sede en Trípoli-, además de diversas figuras políticas que se oponen a las dos partes y varios independientes, en su mayoría antiguos funcionarios.
Además, el acuerdo de Skhirat tiene un objetivo que en Libia muchos comprenden y apoyan: la creación de un Gobierno de unidad nacional, basado en un consenso (“Gobierno de acuerdo nacional”), con amplios poderes para gestionar desde su sede en Trípoli y con el control de la política exterior y de seguridad y la supervisión de las finanzas e instituciones del Estado.
En tercer lugar, la ceremonia de la firma contó con la presencia de seis alcaldes, entre ellos los de las tres principales ciudades del país (Trípoli, Bengasi y Misrata), y representantes de los dos grandes partidos políticos, la Alianza de Fuerzas Nacionales (Tahaluf al Quwwat al Wataniya), de tendencia liberal, y el Partido de Justicia y Construcción (Adala wa Binaa), dirigido por los Hermanos Musulmanes.
Otros grupos negociadores, que representaban a consejos municipales, partidos políticos y mujeres, también indicaron su apoyo, igual que los vecinos de Libia y los actores regionales e internacionales que respaldan el proceso de diálogo y paz.
Todavía hay vías de compromiso abiertas, y no es extraño que el CGN, desde Trípoli, no ...
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