
Lo que está en juego en las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos es fundamental. Si los demócratas obtienen el control de la Cámara no solo interrumpiría las ambiciones legislativas de los republicanos, sino que les permitirían emprender numerosas investigaciones sobre el presidente.
“No golpees a los de abajo”, dice una norma habitual tanto de los cómicos como de los políticos. En el caso de los cómicos, quiere decir que el objeto de sus chistes deben ser los ricos y poderosos, no los pobres y pisoteados. Para los políticos, aunque pueden ser tan despiadados como los cómicos, el significado es ligeramente distinto: con tantas batallas que emprender, más les vale, en la mayoría de los casos, no perder tiempo ni energía en unas peleas que están, literal y figuradamente, por debajo de ellos.
Ni todas las personas, ni todos los sucesos ni todas las controversias son iguales, ni merecen que alguien les dedique por igual su escaso tiempo y su limitada capacidad de transmitir mensajes. Sobre todo cuando se trata de un presidente, que tiene más poder que nadie a la hora de establecer las prioridades informativas y contextualizar los asuntos de cada día. Saber ejercer bien ese poder está en la propia esencia del cargo de presidente, y casi todos prefieren que los medios y los ciudadanos centren su atención en sus objetivos políticos y no se dejen distraer por peleas mezquinas y de menor importancia. Cuando llegan las elecciones legislativas de mitad de mandato —que, en general, equivalen a auténticos referendos sobre el ocupante de la Casa Blanca—, casi todos los presidentes se esfuerzan en situarse por encima de la refriega partidista, mientras los candidatos se disputan los cargos estatales y locales.
Pero este presidente es distinto. Trump ha dicho que las elecciones legislativas son “un referéndum sobre mí”. Era de esperar, en un hombre que parece pensar que el mundo gira a su alrededor. Pero es importante recordar que, como tantos otros aspectos de su presidencia, esa actitud es muy diferente de la habitual en la política estadounidense. Solo cuando veamos los resultados definitivos del 6 de noviembre podremos juzgar si ha acertado o se ha equivocado al plantearse las elecciones de 2018 como un referéndum sobre él.

Para comprender por qué los presidentes intentan —aunque en general sin éxito— permanecer al margen de las batallas de las legislativas, hay que saber lo que está en juego. Por más que Trump diga: “Estoy en la papeleta”, no es verdad. ¿Quién está? La mayoría del Congreso, que es un contrapeso importante a su poder. Se va a elegir a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a los 35 miembros del Senado ...
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