España ha dejado claro su deseo de aprovechar su semestre de Presidencia para mejorar las relaciones entre la Unión Europea y Rusia, que han atravesado un periodo de ciertas dificultades desde la guerra en Georgia. El presidente Zapatero ha subrayado que la seguridad mundial depende en gran medida del entendimiento mutuo entre Moscú y Bruselas, y ha asegurado que España se compromete a aumentar la confianza y la cooperación entre las dos regiones. El ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, poco después de que España asumiera la Presidencia, dijo que pensaba trabajar para conseguir la abolición de los visados exigidos a los rusos que visitan la UE.

España está en buena posición para encabezar los esfuerzos destinados a mejorar el entendimiento entre la UE y Rusia. Las relaciones entre Moscú y Madrid carecen de los múltiples prejuicios y problemas históricos sin resolver que afectan a muchas otras relaciones bilaterales. Ambos países tienen un pasado imperial glorioso, son de grandes dimensiones, han salido hace poco de dictaduras y han contribuido de forma considerable al legado cultural global.

España recibe una entrada constante de turistas e inversiones procedentes de Rusia. Según el embajador ruso en España, en 2008, las transacciones comerciales entre los dos Estados alcanzaron los 10.000 millones de euros. La misma fuente calcula que, en ese mismo año, 300.000 turistas rusos visitaron España y 100.000 españoles fueron a Rusia. Hay hasta ocho vuelos regulares diarios a España desde los aeropuertos de Moscú, y numerosos chárter contratados por agencias turísticas y de viajes. España es inmensamente popular entre los rusos ricos como país en el que comprarse una segunda casa o una villa de verano. Su clima y su régimen fiscal favorable han seguido atrayendo el dinero ruso incluso después de la crisis financiera. Según la agencia inmobiliaria DOKI, los rusos, en 2009, llegaron a gastar 2.000 millones de euros en la compra de propiedades en España. Se calcula que, en la actualidad, la comunidad rusa residente en este país se compone de un cuarto de millón de personas, según la pagina www.russianspain.com.

En el ámbito político, en los dos últimos años, se han celebrado varios encuentros entre el presidente ruso y los dirigentes españoles, incluida una visita de Dmitri Medvédev a Madrid. Si hay un elemento claramente ausente en las relaciones ruso-españolas es una historia de escándalos relacionados con la energía: España no tiene nada que ver con los oscuros movimientos de las empresas estatales rusas de gas y petróleo ni está sometida a las amenazas anuales de corte del suministro.

En cuanto a otros factores menos tangibles, relacionados con la cultura y la tradición, los rusos conocen a los escritores y pintores españoles, aprecian su comida y su vino y admiran a su familia real. Esto último es tal vez lo que puede servir a España para establecer un modelo positivo dirigido a la élite que tiene hoy el poder en Rusia. Aunque los rusos abolieron la monarquía en 1917, muchos se sienten aún atraídos por esa forma tan tradicional de gobierno. Quizá se sienten más próximos a la monarquía española que a las democracias anglosajonas tradicionales. Los rasgos que la caracterizan, como su defensa permanente de los intereses de la nación, su modestia, su dignidad, su responsabilidad y su forma de situarse por encima de la lucha política diaria, contrastan directamente con el comportamiento de los dirigentes rusos con su poder recién recuperado. Esperemos que este ejemplo de poder blando pueda ayudar a reintroducir los valores europeos en Rusia. Dado que la relación entre los líderes rusos y sus colegas españoles no tiene ningún aspecto controvertido ni existe ninguna historia de querellas bilaterales especialmente delicadas, tal vez sean más receptivos a los ideales de la sociedad civil activa, el imperio de la ley y los derechos humanos a través de un país como España.