El país camina hacia un neochavismo.
Vídeo: Sin Chávez
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AFP/Getty Images |
La muerte del Comandante Hugo Chávez no es el final de un ciclo, así como su asenso no fue su comienzo, pero sí acelera la transición en Venezuela hacia una realidad política y económica más centrada.
La historia moderna de Venezuela no es muy distinta a la del resto de América Latina, salvo en su radicalidad. Tras la guerra fría, los 90 abrió paso a una generación de líderes neoliberales y a menudo corruptos que impulsaron el crecimiento económico. Sin embargo, la riqueza se gestionó muy mal. Aumentó la desigualdad y la pobreza, además de la inversión social, y como consecuencia se aró el terreno para el surgir del neopopulismo y de gobiernos de izquierda en la primera década del siglo.
Pero todo hacía parte de una evolución natural de las débiles y jóvenes democracias de América Latina. Se pasó de extremos neoliberales a extremos populistas, y como es natural la región –ahora más madura y estable– tiende a dirigirse hacia el centro, donde se siente cómoda la democracia, liderada por Brasil, y con sus extremos en Bogotá y Caracas.
En Venezuela, Hugo Chávez es producto del fracaso de sus antecesores, los partidos tradicionales, que le heredaron una de las poblaciones más empobrecidas del continente a pesar de contar con las reservas petroleras más grandes del planeta. Fue el caldo de cultivo perfecto para el chavismo, que después supo unificar a la izquierda más radical latinoamericana.
Pero el chavismo, como el resto del continente, ya entró en fase de consolidación y corrección. Purgado el país de competencia política –tanto de izquierda como de derecha– el régimen de Chávez empezó a atenuar su revolución radical para poder seguir atrayendo apoyo dentro de la población. Con miras a las elecciones de octubre de 2012, el régimen empezó a enderezar sus políticas contraproducentes para atraer inversión extranjera y a preparar a sus seguidores para un ajuste que permitiera reducir el despilfarro y la ineficiencia.
Hay evidencia estadística y política que confirman la tendencia reformista del chavismo, aunque la pasión que rodea la figura caudillista de Chávez turbe el análisis. El chavismo y Venezuela no se está retractando, sino todo lo contrario. La revolución al fin llegó a sentirse suficientemente segura para implementar las reformas que son necesarias para consolidarse y garantizar su legado. Hasta que la salud de Chávez alteró los planes.
Barajando escenarios
La muerte de Chávez en esta coyuntura deja muy abierta la transición, aunque hay escenarios mucho más probables que otros. El vicepresidente Nicolás Maduro, a quien Chávez escogió a dedo para sucederlo, asumió el gobierno interino y convocará elecciones en el plazo de un mes. El resultado de los nuevos comicios, así como el futuro del país y del chavismo, se decidirá también en ese tiempo. ...
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