Desde marzo de 2015 el país árabe está atrapado en una guerra que se enquista por momentos. En un clima de completa inestabilidad, a la batalla entre facciones nacionales rivales se ha sumado la entrada en el conflicto de la coalición de Estados Árabes, liderada por Arabia Saudí, que no ha hecho más que agravar la situación. El resultado: una crisis humanitaria donde la población sufre el azote diario de la violencia y la falta de acceso a los servicios más básicos ante la indiferencia internacional.