Siete claves para entender la sucesión más sensible en la África de hoy.

Robert Mugabe parece decidido a morir como presidente de Zimbabue. A sus 89 años, se dispone a iniciar un nuevo mandato de cinco años al frente del país. La oposición ha calificado las elecciones como una gran farsa, pero el llamado “viejo cocodrilo de África” seguirá su discutido mandato al frente del país, donde está instalado desde hace 33 años. Capaz de realizar un discurso de tres horas, Mugabe a veces se queda dormido en reuniones del Ejecutivo, según filtran sus enemigos. Los susurros en los pasillos del palacio de Gobierno ya son un grito sordo en la escena internacional. ¿Y después de Mugabe, qué?

 

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1. Hacia un escenario sin el gran líder


Cuando Mugabe fue a depositar su voto, le preguntaron si se veía con fuerzas para cumplir un mandato de cinco años más. “¿Por qué no?”, contestó desafiante. Los rumores de que podría dejar paso a su sucesión a mitad del  mandato ya se han materializado en preguntas directas. De momento él dice que no.

La salud del mandatario es una carta más en el tablero político zimbabuense. Un cable diplomático estadounidense de 2008 filtrado por Wikileaks aseguraba que Mugabe tenía cáncer de próstata y le quedaban cinco años de vida. Sus idas y venidas a Singapur, donde oficialmente va a tratarse de problemas en la vista o va a visitar a una hija, han alimentado los rumores sobre su enfermedad. Durante la campaña electoral se le ha visto en buena forma y ha realizado discursos de hora y media sin titubear, pero menos que otras veces. Mugabe ha realizado diez ralis electorales por sesenta de su principal rival, Morgan Tvansgirai. Él se toma los rumores sobre su muerte a chiste: “He ganado a Jesucristo, él murió y resucitó solo una vez”.

Pero el asunto no es una broma. En la nueva Constitución, aprobada en marzo, una cláusula subraya que, en caso de que el presidente deje su cargo, no se celebrarán elecciones y será el partido en el poder quien designará su sucesor. El control de la maquinaría del partido es la clave.

 

2. Ruido de sables en el partido


Mugabe, héroe de la independencia contra los británicos para unos y dictador tiranosáurico y despiadado para otros, es también una pieza cardinal para la unión de su partido, el Zanu-Pf. Dispone de un apoyo fundamental: la lealtad de los altos rangos militares y de las Fuerzas Armadas, quienes se han enriquecido obscenamente bajo el paraguas de Mugabe. El mecanismo represor del Estado está bien engrasado, como ya se demostró en la violencia electoral de 2008, para evitar cualquier amenaza al status quo. No parece probable una toma del poder por la fuerza si Mugabe fallece, sobre todo porque los uniformados son quienes más pasos han dado para asegurar una transición favorable a sus intereses. Pero no son los únicos. El ...