
Asia cada vez tiene un peso global mayor. Primero aparecieron China e India como grandes potencias y ahora se está abriendo una nueva ventana en el Sureste Asiático. España llegó tarde a la apertura de los dos primeros. Había concentrado todas sus fuerzas en el espacio geográfico inmediato (Europa) y en el ámbito cultural-lingüístico común (América Latina). Eso había sido suficiente hasta el momento. Pero ahora, esa estrategia podría ser insuficiente. España tiene que definir su papel en el Sureste Asiático y China como actor europeo, creando alianzas en puntos de interés clave.