En una ocasión, Bill Clinton se denominó a sí mismo “comeback kid” (el chico que siempre vuelve), pero Anuar Abrahim no tiene nada que envidiarle. Recientemente, este ex viceprimer ministro de Malaisia que acabó como prisionero político recibió permiso para volver a la política, y muchos creen que podría llegar a gobernar su país. Ibrahim habló con FP sobre su regreso al poder y acerca de cómo el anterior primer ministro, Mahathir Mohamad, pensó que podía acabar con él.

 

Foreign Policy: ¿Cuándo intentará acceder a un cargo político?

TENGKU BAHAR/Getty Images

Anuar Ibrahim: Ahora puedo. La cuestión es cuándo quiero hacerlo. Nosotros [la alianza en la oposición] controlamos el gobierno de cinco Estados y un territorio federal, seis regiones clave. Tenemos que asegurarnos de que sean bien gestionados, con transparencia. Hay mucho que hacer porque no estamos limitándonos sólo a mejorar los resultados del Ejecutivo anterior. Quiero garantizar que la coalición permanezca unida, asumir el gobierno supone una responsabilidad. Eso es más importante que el hecho de que yo personalmente compita por un escaño en el Parlamento, porque eso desviaría la atención. Aunque no lo descarto. Aún estamos valorándolo, pero podría ocurrir en breve.

FP: ¿A qué se deben los buenos resultados de su coalición en las últimas elecciones?

AI: Es una de las fortalezas de un modelo más multirracial e interreligioso. Basado en la nuestra creencia en las reformas democráticas. En realidad no es nada nuevo. Es lo que nos prometieron cuando logramos la independencia en 1957. También proponemos un programa económico para Malaisia. Hemos perdido competitividad. No existe un poder judicial independiente. La gente tiende a ignorar que un gobierno verdaderamente democrático daría más confianza a la ciudadanía.

Aquí nunca ha habido elecciones libres y justas. No tenemos medios de comunicación libres. No me dan ni 10 minutos de espacio en la televisión local. Incluso las elecciones fueron un fraude. Pero a pesar de todo, obtuvimos unos resultados impresionantes. Lo que ahora denominan un tsunami político.

FP: ¿Qué es lo más complicado de liderar un partido opositor como este?

AI: Hay que dedicar mucho tiempo a trabajar para que se impliquen los diferentes partidos. Conseguir que se pongan de acuerdo no es sólo una cuestión de conveniencia política. Hace falta crear políticas específicas y un programa de reformas a la vez que se protegen los intereses de los elementos que forman el partido. La implicación se consigue con mucho diálogo. Es cansado.

FP: ¿Le preocupa que pueda haber deserciones? ¿Cómo va a hacer para mantenerlos unidos?

AI: De momento estamos firmemente comprometidos con el programa. De hecho, ahora es la formación gobernante el que está preocupado por las posibles deserciones. Tenemos la cifra. Hay 30 [miembros del partido gubernamental que afirman estar dispuestos a desertar]. Así que la pregunta es: ¿por qué no actuamos ya? No nos movemos aún por varios motivos. En primer lugar, el Parlamento todavía no se ha reunido. En segundo, queremos una mayoría cómoda. Tercero, hay que comprobar que quienes se unen están comprometidos con el programa reformista. Si no, la coalición puede ser inestable.

FP: Mahathir Mohamad fue primer ministro de Malaisia durante 22 años, hasta que se retiró en 2003. ¿Cuál cree que será su legado?

AI: Creo que [será recordado] como un joven nacionalista que entró en escena intentando actuar con firmeza en materia de cambios e independencia, pero que se volvió demasiado confiado, demasiado asertivo y acabó convirtiéndose casi en un megalómano. El país era suyo. Es un problema frecuente entre los gobernantes de los países emergentes. Incluso ahora, uno tiene la sensación de que piensa que no puede marcharse, debido a lo que [cree] que se destruirá. ¿Qué se está destruyendo? Los medios de comunicación y el sistema judicial se destruyeron bajo su mandato.

FP: Usted se metió en problemas a finales de los 90, cuando empezó a criticar a Mahathir, que había sido su mentor político. ¿Le subestimó usted como oponente político?

AI: No, no le subestimé. Pero por aquel entonces yo tenía opiniones duras. Le molestaba la idea de que me relacionase y tuviese contactos con Occidente, especialmente con Estados Unidos. Y le dije: sé que no estoy a sueldo de la CIA. Soy muy crítico respecto a Irak. Tengo opiniones muy independientes. ¿Qué tiene de malo que trate a los estadounidenses como amigos? Él espera que todos los demás seamos antiamericanos hasta extremos irracionales.

FP: ¿Cree que Mahathir, sin darse cuenta, le convirtió en un oponente más duro?

AI: Probablemente Mahathir me subestimó. Siempre pensó que la gente se derrumbaba bajo tortura o arresto. En aquella época, cuando manteníamos una relación más amistosa, solía decirme que lo que más temía era ser detenido y no saber cuándo le soltarían. Así que eso es lo que me hizo a mí. Me subestimó. Pensó que me vendría abajo.

Anuar Ibrahim fue viceprimer ministro y ocupó la cartera de Hacienda de Malaisia. En 1999 fue condenado a seis años de prisión acusado de corrupción, y en 2000 a otros nueve años por sodomía. Fue liberado en 2004. En la actualidad, lidera la alianza de partidos opositores.