La población reclusa ha crecido espectacularmente en el último
lustro, pese a que la prisión, como la
definió un condenado a muerte, puede ser el “camino más
caro para hacer a la mala gente todavía peor”. A EE UU, el país
con mayor tasa de convictos, mantener a sus casi dos millones de presos le
cuesta unos 47.000 millones de euros al año. Las cárceles no
resocializan al reo, están superpobladas y son focos de corrupción,
narcotráfico y enfermedad. Sin embargo, pocos se plantean una alternativa.
La población reclusa ha crecido espectacularmente en el último
lustro, pese a que la prisión, como la
definió un condenado a muerte, puede ser el “camino más
caro para hacer a la mala gente todavía peor”. A EE UU, el país
con mayor tasa de convictos, mantener a sus casi dos millones de presos le
cuesta unos 47.000 millones de euros al año. Las cárceles no
resocializan al reo, están superpobladas y son focos de corrupción,
narcotráfico y enfermedad. Sin embargo, pocos se plantean una alternativa.
Íñigo García
Íñigo García
es periodista, especializado en información internacional.