Desde Québec hasta Puerto Rico o los Estados de la antigua Yugoslavia, la construcción de la idea nacional ha sido uno de los objetivos de los partidos soberanistas. El nacionalismo en el País Vasco ofrece un ejemplo perfecto para entender este fenómeno.  


La política vasca ha estado protagonizada en los últimos años por la estrategia nacionalista a favor del soberanismo. Tras 10 años de gobiernos de coalición (1988- 1998) entre nacionalistas y socialistas, el nacionalismo creyó llegado el momento de la acumulación de fuerzas a favor de la soberanía. Rota la coalición de gobierno, la estrategia se materializó, inicialmente, en el pacto de Estella (1998), suscrito por los nacionalistas con participación de la propia organización terrorista ETA y de la pequeña rama vasca de Izquierda Unida. Cuando ETA puso fin a la tregua con la que contribuyó al acuerdo de Estella, el presidente del Gobierno vasco (lehendakari) reformuló la estrategia por el soberanismo alumbrando lo que se ha conocido, por el nombre de su promotor, como “plan Ibarretxe”, protagonizando el proceso político vasco –y también el español– durante la última década.

Los primeros balbuceos se realizan durante las elecciones autonómicas de 2001, en las que, contra pronóstico, el PNV logró retener el poder, y en las que se forjó el liderazgo político de Ibarretxe en el seno del nacionalismo. En los años siguientes, con una cadencia anual, al ritmo de los plenos de política general en la Cámara parlamentaria autonómica, con los que se abre el curso político, el lehendakari fue construyendo su estrategia de forma dosificada.

En el debate de septiembre de 2002 el lehendakari presentó el documento titulado ‘Un nuevo pacto político para la convivencia’. Situaba, así, el origen de su propuesta en el logro de la “convivencia”, e instrumentalizaba la paz en beneficio de la estrategia nacionalista: quien se opusiera a su propuesta estaría dificultando la desaparición del terrorismo. En el debate de política general de septiembre de 2003 se referirá a la presentación de una propuesta de nuevo “Estatuto Político para la Comunidad de Euskadi”. La propuesta será aprobada por el Gobierno vasco el 25 de octubre de 2003 y remitida al Parlamento para su consideración, siendo ratificada en el pleno celebrado el 30 de diciembre de 2004. El Proyecto fue aceptado por 39 votos a favor y 35 en contra. La mayoría se obtuvo gracias al apoyo parcial del grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak, brazo político de la organización terrorista ETA, que dividió sus votos, como parte de una estrategia conscientemente diseñada.

Elevada la propuesta a las Cortes Generales, el Congreso de los Diputados, en sesión plenaria celebrada el 1 de febrero de 2005, rechazó la toma en consideración de la propuesta de nuevo Estatuto Político para el País Vasco por 344 votos a favor del rechazo, 29 en contra y 2 abstenciones.

El lehendakari disolvió la Cámara y convocó nuevas elecciones, en las que la coalición nacionalista –nuevamente liderada por Ibarretxe– sufrió un fuerte desgaste ...