En la Cumbre CELAC-UE hubo más mensajes indirectos a los ciudadanos europeos que acuerdos con los países latinoamericanos

 

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La séptima Cumbre entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe inauguró no sólo un formato interregional, sino que introdujo también una nueva narrativa que refleja un mayor reequilibrio de poder entre ambas regiones. La crisis europea marcó la tónica y los resultados de la Cumbre. Sobre todo los europeos y, en menor medida, los latinoamericanos, aprovecharon la cita para lanzar mensajes indirectos a casa.

Si dividimos el mundo entre países que crecen y los que no lo hacen, América Latina pertenece al primer círculo y la UE al segundo. Liderado por Chile, Colombia y Perú la región registró en 2012 un promedio de crecimiento del 3,4%, comparado con un 0,2% en la zona euro. El declive de la Unión y el auge de Latinoamérica no parecen tendencias coyunturales sino duraderas. Ello ha conllevado un mayor acercamiento de América Latina a Asia y, principalmente, a China que ya es el principal inversor y mercado de Brasil y otros países sudamericanos.

Ante estos cambios, América Latina es menos dependiente de Europa y de EE UU. En este sentido, el anfitrión de la Cumbre, el presidente chileno Sebastián Piñera, destacó que la cooperación con la Unión supera el asistencialismo y que ambas regiones deberían crear una alianza estratégica “más horizontal”. Bajo el paraguas de las inversiones, se reconoció por primera vez que el flujo va en ambas direcciones.

Así, ante la crisis económica en su país, el presidente español Mariano Rajoy invitó a los países latinoamericanos a invertir en España. Con vistas a la expropiación de Repsol-YPF en Argentina, entre los resultados de la Cumbre destaca el compromiso de ofrecer seguridad jurídica a los inversores europeos cuyo stock en la región representó en 2011 un 47% del total. A cambio, los europeos se comprometieron a respetar los recursos naturales de América Latina.

Más allá de sus relaciones con Latinoamérica, los europeos utilizaron la Cumbre ante todo para lanzar mensajes indirectos a sus ciudadanos. Tras meses de silencio, Mariano Rajoy aprovechó este evento para hablarles a los españoles lanzando mensajes tranquilizadores de que lo peor ya había pasado. En alusión a Alemania, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, advirtió que “ninguna nación puede prosperar a costa de otra”. Y con vistas al anuncio de un posible referéndum en 2017, la canciller alemana, Angela Merkel, destacó que Reino Unido pertenece a la Unión Europea y no debería salirse del club.

Esta vez, las presencias compensaron las ausencias. La participación de la canciller refleja un renovado interés económico por América Latina por parte de un país cuyo PIB depende en un 45% de las exportaciones. Animado por Angela Merkel que aconsejó a España exportar más a Latinoamérica, también Mariano Rajoy acudió a la Cumbre para promover la Marca España y las relaciones económicas con una región que Madrid considera propia.