Tras dos años de contracción de la inversión en vivienda en EE UU, la pérdida de empleos y de confianza de consumidores y empresarios ha elevado el temor a una inminente recesión económica.

En ese país, la definición estándar de recesión la ofrece el National Bureau of Economic Research (NBER), y Europa carece de ella, puesto que no existe un organismo específico. Se acepta la del NBER, que la define como una disminución significativa de la actividad económica con, al menos, seis meses consecutivos de contracción del PIB. No obstante, como la publicación del PIB es trimestral, el NBER tiene en cuenta otros indicadores de periodicidad mensual: renta real, empleo, producción industrial y ventas. Identifica los picos y valles que separan la expansión de la recesión. Si en el intervalo entre ambos (llamado desaceleración) hay un decrecimiento durante dos trimestres consecutivos, estaríamos ante un periodo de recesión económica.

Para determinar estos intervalos, el NBER debe esperar a que se publiquen dichos indicadores. El PIB se publica con dos meses de demora y está sujeto a dos revisiones. Por ello, el anuncio del comienzo y el fin de una recesión puede retrasarse más de un año. Es pronto para vaticinar que esto vaya a ocurrir en EE UU, aunque la situación económica es delicada.