• Le rendez-vous des civilisations (El encuentro de las civilizaciones)
    Youssef Courbage y Emmanuel Todd
    160 págs., Éditions du Seuil et La République des Idées,
    París, 2007 (en francés)

El demógrafo, polemista e historiador francés Emmanuel Todd y Youssef Courbage, director de Investigación del Instituto Nacional de Estudios Demográficos de París (INED), dejan muy clara desde el principio de Le rendez-vous des civilisations su pasión por la demografía. La alfabetización de las mujeres, la baja natalidad y el retroceso de la religión, dicen, permiten vislumbrar el grado de modernización de las sociedades. “La mejor variable explicativa no es el PIB per cápitasino la alfabetización femenina”, insisten. Y observan cómo en los últimos treinta años se ha producido una acusada caída de la fecundidad en el mundo islámico, que pasó de una media de 6,5 hijos por mujer en 1973 a 3,75 en 2005.

También desde el principio del libro los autores cuestionan la teoría del choque de civilizaciones, que a comienzos de la década pasada hizo famoso a Samuel Huntington, uno de los ideólogos de la era Bush. Le rendez-vous des civilisations, un título elegido por el editor, pretende demostrar que ese choque no tendrá lugar. “El conflicto de civilizaciones enmascara otros conflictos económicos…El examen de los indicadores sociales profundos sugiere, al contrario, la idea de un encuentro de civilizaciones”.

Los autores despliegan una minuciosa serie de datos estadísticos y se centran en algunas particularidades que han condicionado la evolución de las sociedades musulmanas. Entre ellas, el derecho de familia entre suníes y chiíes. “El Corán recoge (…) en la sura ‘Las mujeres’ un complejo derecho de sucesión (…). Sin embargo, en la mayor parte de los países del islam estos preceptos no se aplican”, explican Todd y Courbage. Entre los chiíes, las hijas tienen derecho a percibir parte de la herencia, lo que, según ellos, ha consolidado un estatus de menor discriminación para las mujeres. Courbage y Todd se detienen también en la endogamia, el matrimonio entre primos; que es otra tradición musulmana, aunque, según los autores, está en clara decadencia. A principios de los 90, sin embargo, esa costumbre estaba presente en el 57% de los enlaces en Sudán, el 36% en Siria o Arabia Saudí, alrededor del 25% en Argelia, Irán o Egipto.

La obra apunta también otro fenómeno: la tendencia de algunas sociedades de frontera a defenderse mediante una fecundidad muy elevada. La concepción de la natalidad como un arma está presente en regiones dispares como Indonesia, Nigeria o el Kurdistán. Pero los territorios palestinos son, hoy en día, el paradigma de una “demografía de combate”. En los 80, la tasa de hijos por mujer aumentó en Gaza y Cisjordania hasta alcanzar los 7,9 en 1990.

Todd y Courbage señalan a Irán, Líbano, Argelia y Turquía como los países musulmanes de vanguardia; los que ya han iniciado su “transición a la
modernidad”.Con una media de dos hijos por mujer y una tasa de alfabetización femenina casi total (97%), la República Islámica aparece, en contraste con su régimen, como una sociedad desarrollada, homogénea e individualista. “El análisis demográfico pone en evidencia lo absurdo y la mala fe de algunas decisiones políticas de Occidente, sobre todo de Estados Unidos… Las democracias occidentales, que alardean de apoyar la modernidad democrática en el mundo, se niegan a ver que el polo de desarrollo en la región es, y seguirá siendo, Irán”.

Líbano ha dejado atrás el credo poblacionista. Desde la guerra civil (1975-1990), la natalidad ha bajado de forma constante y, en 2005, las chiíes tenían una media de 2,2 hijos, que bajaba a 1,7 entre las cristianas maronitas. “La actual demografía presagia un futuro político helvético para el país”, aventuran. “Una forma original de democracia basada en las comunidades, pero negociadora y pacífica”.

En Argelia, el cambio está marcado por la emigración, que ha fortalecido la influencia de Europa en el norte de África. “Paradójicamente, en un momento en el que nos inquietamos por la penetración en Europa de un islam irreductible, debemos constatar que el verdadero choque está produciéndose en el Magreb, donde la diáspora ha puesto patas arriba la cultura tradicional”.


"El verdadero choque está produciéndose en el Magreb, donde la diáspora ha puesto patas arriba la cultura tradicional", afirman los autores


Los países más ricos, en cambio, no figuran entre los más avanzados de la región. Arabia Saudí y los emiratos del Golfo tienen aún tasas de fecundidad de más de cuatro hijos por mujer. La resistencia al cambio no afecta sólo a estas sociedades sino a todo el mundo musulmán, sobre el que ejercen una enorme influencia. “Con la guerra árabe-israelí de 1973 y la multiplicación por cuatro de los precios del petróleo, Arabia Saudí (…) se ha convertido en una potencia regional (…). En los últimos treinta años, el islamismo ha reemplazado al panarabismo como ideología. Egipto ha decaído pese a su enorme población hasta convertirse en una potencia de segundo orden”, afirman Courbage y Todd. Pero el equilibrio demográfico de la península Arábiga se ve sometido ahora a una impresionante corriente de inmigración que presagia grandes transformaciones. De los 20 millones de habitantes de Arabia Saudí, 5,8 son extranjeros. Lo mismo que casi tres cuartas partes de la población de los Emiratos Árabes Unidos y de Qatar, dos tercios de Kuwait y entre un tercio y una cuarta parte de Omán o Bahrein.

En el otro extremo, entre los países más apartados de la “modernidad” está Yemen, el “diplodocus demográfico” del mundo árabe, con una tasa de natalidad media de 6,2 hijos por mujer y un analfabetismo femenino generalizado. Y Pakistán, una sociedad sometida a graves desequilibrios, a la que los autores consideran “una verdadera bomba demográfica”.

Se trata, sin embargo, sólo de ejemplos en el universo de culturas que ha desarrollado el islam en Europa, Asia y África. Le rendez-vous des civilisations ha sido uno de los libros del año 2007 en Francia y, como todas las obras de Todd, ha suscitado polémica. Muchos de sus críticos han señalado la diversidad de la umma (comunidad islámica) como el talón de Aquiles de este ensayo, algo que los propios autores reconocen.

Otros han cuestionado el principio mismo que sustenta la obra, ya que hay países como Estados Unidos que combinan una natalidad baja y una alfabetización femenina casi total con un incremento de las prácticas religiosas. La fe, argumentan, tiene una influencia cada vez mayor en la política, no sólo en EE UU sino en Rusia, China, India o el propio mundo musulmán. “Es como augurar el fin del capitalismo por una caída de los beneficios empresariales”, ironizaba Marc Rigolet en TV5Monde, aludiendo a las tesis de Le rendez-vous.

Habrá que ser prudentes. Es cierto que Todd es célebre en Francia como autor de frases afortuna das (a él se atribuye la expresión “fractura social”, utilizada profusamente por Jacques Chirac), pero también que en 1976, con 25 años de edad, publicó La caída final, un ensayo en el que pronosticaba antes que nadie el inminente colapso de la Unión Soviética.