
Aplicaciones móviles, navegadores virtuales de cepas del virus, redes sociales convertidas en portentosos megáfonos o un nuevo software bioinformático son algunas de las armas que se están utilizando para acotar, reducir y erradicar los brotes de la epidemia.
Docenas de medios de comunicación en todo el mundo quieren saber sobre todo cuánto tardarán los investigadores médicos en hallar una cura, cómo deben reaccionar los Gobiernos de los países desarrollados frente a la tragedia y si existen posibilidades reales de que siegue millones de vidas no sólo en África sino también en lugares como España o Estados Unidos. Dejan fuera de cuadro el importantísimo papel que están empezando a jugar las tecnologías de la información y la participación del sector privado.
El pavor a lo desconocido o la ignorancia a la hora de detectar los síntomas son dos de los principales aliados de una plaga como ésta. Hace falta educar a la sociedad, darle herramientas para confrontar una posible amenaza, ofrecerle contexto y perspectiva sobre lo que es y lo que no es un peligro inminente para toda la población y, especialmente, para los más vulnerables. Eso es lo que hace Ebola Alert, una asociación de médicos voluntarios, cuando utiliza masivamente las redes sociales (han reclutado a más de 36.000 seguidores en Twitter y a casi 2.000 fans en Facebook) y un sitio Web con cuatro millones de visitas sólo en agosto. Allí es donde ofrecen noticias (sobre todo en inglés) y docenas de recursos didácticos como pósters, archivos informativos en PDF, vídeos y podcasts traducidos a las diferentes lenguas de África occidental para llegar directamente al corazón de esas comunidades. Uno de sus últimos mensajes en Facebook iba dirigido a España: “Mantenga la calma”.
La llamada

Ebola Alert se ha beneficiado, recientemente, de los teléfonos móviles que le ha proporcionado la fundación de investigación estadounidense eHealth & Information Systems Nigeria, que acaba de sellar una alianza con el Gobierno americano. Esos terminales llevan un software que permite actualizar, de manera constante, la base de datos de los afectados (antes pasaban 12 horas y algunos hasta podían abandonar el país), agilizar el diagnóstico, pisar el acelerador en la búsqueda de las personas a las que pudieron haber contagiado y confirmar (siguiendo la señal GPS de los celulares) que los encargados de visitarlas realmente lo hacen. Esta estrategia se ha extendido ahora desde Nigeria a Liberia, Guinea y Sierra Leona y consiste también en equipar a los técnicos de laboratorio con tabletas electrónicas para que escaneen los resultados de las pruebas y envíen un SMS de alerta a los móviles de los médicos que están haciendo el trabajo de campo. El tiempo que ahorran vale su peso en vidas humanas.
Esas tecnologías y plataformas también se han convertido en un elemento importante en la lucha contra el virus de la consultora Code Innovation, que se centra en poner en bandeja de plata toda la información posible entre los colectivos que no hablan apenas inglés o francés en África ...
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