La modernidad, el consumismo global y el acelerado enriquecimiento de algunos países asiáticos hace que los ciudadanos estén locos por buscar la perfección estética. ¿Qué cuatro Estados están a la cabeza?

Los carteles que inundan las paradas de metro y las calles de metrópolis como Seúl, Bangkok, Tokio y, cada vez más, Shanghái y Pekín, que muestran rostros de mujeres delicadas, pálidas, con la barbilla afilada y amplios ojos negros. Los anuncios de las clínicas de cirugía estética en Asia anestesian ya a sus posibles clientes con rotundas imágenes de antes y después.

Asia mira a la meca de la cirugía plástica mundial: Corea del Sur y la fascinación por su cultura, ya sea en forma de sus artistas del K-pop, películas o telenovelas, conocida como la “ola coreana” o hallyu.
La modernidad se entrecruza con las tradiciones a marchas forzadas. La competitividad laboral y la presión por la búsqueda de pareja han convertido el aspecto físico en un elemento cada vez más esencial.

Mientras que la prensa occidental considera que los asiáticos quieren aproximarse a nuestro canon de belleza, en realidad la estética asiática sigue su propio curso. La palidez, el principal rasgo de belleza en el continente, ha sido siempre en las culturas tradicionales una cualidad propia de la aristocracia.

En la tradición china se considera que se puede leer el futuro de una persona a través de los rasgos del rostro, su fisionomía. Una creencia también extendida a otros países asiáticos. De este modo, la cirugía plástica permite cambiar el destino. La rinoplastia es otra operación frecuente –China, Japón y Corea del Sur se encuentran entre los cinco países que más se retocan la nariz para obtener un puente-. En los tres también es muy común la blefaroplastia ya que los asiáticos cuentan con más tejido adiposo en los párpados y de este modo se consiguen unos ojos más grandes y expresivos.

El concepto budista de la transitoriedad de la naturaleza ayuda a aceptar la transformación del cuerpo humano. Por otro lado, la filosofía confuciana también valora la uniformidad. Estos valores tradicionales ayudan a aceptar con más facilidad las modificaciones corporales, ahora orientadas hacia la presión estética como exigencia social y laboral que conlleva la modernidad, el consumismo global y el acelerado enriquecimiento de estos países asiáticos.a del Sur

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Una paciente vietnamita y america muestra su rostro tras una rinoplastia en Seúl. Ed Jones/AFP/Getty Images

Es el país con más intervenciones de cirugía estética por habitante en el mundo, con un ratio de  14 de cada 1.000, según el último estudio de la Sociedad Internacional de Cirujanos Plásticos (ISAPS, en inglés, 2011). Diferentes informes académicos señalan que en 2008 un 30% de las mujeres entre 20 y 50 años pasaron por las manos de un cirujano plástico.

Corea del Sur también se ha convertido en un polo magnético para las operaciones de cirugía estética de la región: en el año 2010 el turismo médico se incrementó en un 36%, según cifras del Ministerio de Cultura, con un nicho de mercado claro en esa especialidad. Cada vez más ciudadanas chinas con recursos económicos acuden a Seúl en busca de la perfección estética y la sofisticación de la metrópolis. A raíz del comienzo de la crisis en 2007 el Gobierno surcoreano permitió desgravaciones fiscales por el coste de la cirugía estética, mientras que el año siguiente invirtió 772 millones de euros en publicidad destinada a mostrar a Corea del Sur como el destino principal para el turismo de cirugía plástica. A pesar de esto, la industria se encuentra en su mayor parte sin regular.

“La cirugía estética es muy común, no sólo entre la gente del espectáculo. Hay mucha presión por parte de los amigos, pero también de la sociedad.

Dependiendo de tu profesión existe una mayor o menor exigencia a la hora de ser atractivo. Y de esto no se libran ahora ni los hombres”, explica EuyRyung Jun, una joven académica de la Universidad de POSTECH, en la ciudad de Pohang.

De hecho, la Asociación de Corea de Cirujanos Plásticos estima que un 15% de los hombres han pasado por algún tipo de intervención de cirugía estética en 2010. El ideal es el hombre de aspecto afeminado y suave, conocido como kkonminam, que posee cualidades tanto femeninas como masculinas, común entre las estrellas del K-pop. No existe ninguna connotación gaypara este look, de fuerte influencia japonesa.

El país nipón ocupa el séptimo lugar en la estadística del ISAPS sobre uso de cirugía plástica por habitante. La estética siempre ha sido un elemento esencial en la cultura japonesa, y también la delicadeza y belleza en las mujeres. Aunque hace unas décadas la cirugía plástica se asociaba con la vanidad, ahora cuenta con mucha aceptación social.

Además de las previamente mencionadas en la región, otra práctica habitual es el adelgazamiento del rostro con inyecciones de botulismo que atrofian los músculos de las mejillas o el de las pantorrillas a través de la amputación de nervios en las piernas. Nada como una cara y unas piernas finas. Las últimas tendencias más extravagantes apuntan al uso de la cirugía plástica en las manos con escalpelos eléctricos para determinar el futuro, según la popular costumbre del país nipón por la quiromancia. Otra extraña y reciente moda ha sido las inyecciones salinas en la frente para crear la forma de un dónut, que desaparece progresivamente.

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Cirujanos tailandeses operan a un transexual en Bangkok. SAEED KHAN/AFP/Getty Images

El país de las sonrisas ofrece una actitud popular muy permisiva con la cirugía estética entre la población femenina, así como entre los travestis y transexuales masculinos, conocidos como kathoeys o ladyboys.

La combinación de salarios crecientes y el descenso de los precios de los tratamientos ha convertido la cirugía estética en una opción más entre las capas más bajas de la sociedad. Para muchas mujeres jóvenes y travestis de las zonas rurales pobres que llegan por primera vez a Bangkok, la cirugía estética se ha convertido en el siguiente paso para adaptarse a la modernidad tras adquirir un teléfono móvil y una motocicleta.

Los precios cada vez más baratos de las intervenciones de cirugía estética atraen cada vez más a extranjeros y locales, lo que ha llevado a la proliferación de clínicas tanto legales como ilegales de cirugía estética en el país. Tailandia obtiene 2,6 mil millones de euros anuales con el turismo médico.

China

Entre el récord de siete millones de jóvenes chinos con estudios universitarios que desean entrar en el mercado laboral y la desaceleración de la economía china, la prensa del país ha descrito 2013 como el año más duro para encontrar trabajo entre los graduados universitarios. De este modo, los empleadores se atreven a exigir trabajadores atractivos, e incluso unas mínimas medidas de altura. Además de la cirugía en la nariz y en los párpados previamente mencionadas, los jóvenes chinos también  se someten a una intervención para alargar las piernas que consiste en partir el hueso por la mitad.

La práctica de la cirugía estética no está muy regulada en China y el propio Ministerio de Salud la describió como “una zona de catástrofe” en 2011 por los accidentes frecuentes que ocurren. Sólo el 1% de los cirujanos del país tiene un doctorado y la obtención de la licencia médica es muy sencilla ya que sólo es necesario pertenecer a una asociación. En las zonas rurales la situación todavía es más laxa y muchos médicos carecen de cualificación formal.