Se les ha llamado la “mafia del desarrollo” –misteriosos expertos en oscuras disciplinas como el riego por goteo–. Pero, hasta hace poco, las decenas de miles de consultores autónomos, trabajadores de ONG y empleados de agencias de cooperación del mundo del desarrollo constituían más una multitud dispersa que una comunidad cohesionada. Puede que eso esté a punto de cambiar.

Expertos en peligro: ahora es más fácil encontrar proyectos.

A principios de este año, Raj Kumar, presidente y cofundador de Development ExecutiveGroup, con sede en Washington, puso en marcha una herramienta de interconexión social diseñada para poner a estos profesionales en contacto con las empresas que necesitan sus conocimientos. La web devex.com se inspiró en empresas 2.0 como Facebook y LinkedIn. Pero, mientras los adictos a Facebook escriben listas de sus grupos favoritos y cuelgan fotos de sus amigos, los cerca de 90.000 usuarios mundiales de Devex alardean de sus capacidades para dirigir proyectos y de sus certificados profesionales.

Los miembros pueden, dependiendo de su nivel de acceso, anunciar proyectos, crear redes basadas en sus intereses comunes, buscar y hacer seguimientos de ofertas, encontrar oportunidades laborales y contactar con expertos sobre el terreno. ¿Busca un especialista en agricultura en Colombia, que hable inglés y tenga cinco años de experiencia? Devex le da a elegir entre 28. En cualquier caso, el corazón de la web lo constituye su gigantesca base de datos, con más de 47.000 proyectos de toda clase –se pueden hacer búsquedas por región, país, donante y tipo de proyecto–. Al reunir esta información en un solo lugar, explica Kumar, Devex da la oportunidad de enterarse de las oportunidades a todo el mundo, no sólo a quienes tienen contactos (si bien a los miembros ejecutivos se les suministran informes de “inteligencia temprana” sobre futuros proyectos).

El objetivo de Kumar es lograr beneficios, pero también espera que contribuya a que llegue más ayuda internacional a quienes la necesitan. “La eficiencia no es sexy”, admite. “Pero con 200.000 millones de dólares anuales de ayuda (unos 149.000 millones de euros), una pequeña mejora es como añadir otra Fundación Gates en el mundo”. Action-Aid International, un grupo contra la pobreza, estima que sólo en 2004 se gastaron casi 12.000 millones de dólares en “asistencia técnica sobrevalorada e ineficaz”. Para los más pobres del mundo, la revolución de las redes sociales nunca llega demasiado pronto.