Alguna buena noticia y unas cuantas incertidumbres para Israel.
Tradicionalmente, el concepto de seguridad nacional israelí se ha segmentado en tres anillos regionales. A pesar de la excelente reputación de la que gozan sus servicios de inteligencia, no da la impresión de que hace un año fueran capaces de prever las profundas convulsiones que iban a experimentar algunos de los países de la zona, encuadrados dentro de esos tres círculos concéntricos. ¿Han resultado positivos o negativos para Israel los cambios políticos experimentados por sus vecinos a lo largo del 2011?
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AFP/Getty Images |
Primer anillo: Territorios Palestinos
Éste ha sido quizás el frente más predecible y manejable de los tres anillos. A pesar de las grandes expectativas creadas entre los palestinos para la proclamación de un Estado independiente en Naciones Unidas a finales de 2011, el Gobierno israelí ha logrado que el discurso del Presidente de la Autoridad Nacional, Mahmoud Abbas, ante la Asamblea General, se haya quedado en una mera declaración de intenciones. Su reciente ingreso en la Unesco tiene un importante peso simbólico, pero ningún valor político real. Igualmente, el proceso de reconciliación nacional entre las dos principales fuerzas políticas, Al Fatah y Hamás, ha supuesto una larga secuencia de reuniones entre sus dirigentes, pero el Acuerdo de El Cairo del pasado mes de mayo adolece todavía de la falta de implementación práctica. Cisjordania y la Franja de Gaza continúan funcionando como dos entes totalmente dispares, sin que haya fecha para las elecciones generales ni para la formación de un nuevo Consejo Legislativo (paralizado desde que Hamás se hiciera violentamente con el control de la Franja en junio de 2007) ni de un Gobierno de unidad nacional.
La ausencia de una primavera palestina se debió precisamente a estas expectativas de independencia creadas por el llamado Plan Fayyad “Terminando con la Ocupación, Estableciendo el Estado”, pero también al férreo control ejercido sobre las primeras manifestaciones registradas en marzo de 2011, tanto por parte de las Fuerzas de Seguridad de la ANP en Cisjordania como por las de Hamás en Gaza. Ante la ausencia de una demanda popular masiva de unidad nacional palestina, el Gobierno israelí lo tuvo más fácil todavía a la hora de mantener los dos territorios -que algún analista denomina irónicamente Fatahstán y Hamastán- fragmentados, mientras sigue aplicando su política de hechos consumados en Cisjordania y Jerusalén Este, esto es, ampliando los asentamientos y construyendo nuevas infraestructuras que anexionarse el día de mañana. De esta forma el primer anillo no ha supuesto ningún problema de seguridad para Israel durante el 2011 ni tampoco parece que lo vaya a hacer durante el año que comienza, dados los intentos fallidos del Cuarteto por reactivar el proceso negociador y la probable falta de apoyo por parte de la Administración Obama, al entrar en año electoral.
Segundo anillo: Egipto, Jordania, Siria y Líbano ...
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