Voluntarios iraquíes marchan para luchar junto con las fuerzas gubernamentales contra militantes yihadistas. Ahmad al-Rubaye/AFP/Getty Images

La deriva expansionista del ISIL amenaza con conquistar para el yihadismo todo Irak.

Desde 2007 hasta finales de 2012, había disminuido notablemente la violencia en suelo iraquí. Pero la salida de las tropas de EE UU de Irak en diciembre de 2011, reactivó la insurgencia yihadista en el país; consideraba el Pentágono que ese año podían quedar en Irak hasta 1.000 operativos afiliados a Al Qaeda. A día de hoy se calcula que la organización podría contar con entre 3.000 y 5.000 milicianos.

El Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS o ISIL, por sus siglas en inglés) parecía más interesado en Siria que en el propio Irak. En abril de 2013, su líder, Abu Bakr Al Baghdadi, anunciaba que su organización extendía sus operaciones a Siria, reformando para ello su nombre. Esta proclamación provocó una reacción inmediata del emir de Jabhat Al Nusra, Abu Mohammed Al Golani, que rechazó la extensión del ISIL a Siria y su subordinación a este grupo. El líder de Al Qaeda, Ayman Al Zawahiri intentó mediar entre ambos líderes yihadistas, solicitándoles que colaboraran entre sí y que cesaran la discusión. Al Golani ratificó su subordinación directa a Al Zawahiri, lo que configuró a Al Nusra como auténtica facción de la red Al Qaeda en Siria. No queriendo Al Zawahiri que las atrocidades del ISIL (entre las que se encuentran las decapitaciones y las crucifixiones a los que ellos consideran “infieles”) fuesen achacadas a Al Qaeda, decidió en mayo del pasado año expulsar de la red terrorista a esta facción iraquí.

Centrados como parecían en el conflicto sirio, el ISIL no parecía tener un futuro demasiado prometedor: muchos de los militantes en Siria de este grupo son extranjeros (alrededor de un 80%), su ideología es particularmente extrema, su sangrienta conducta y la imposición de lo que entienden como sharia les impedía ganarse la simpatía de la población, una cuestión de suma importancia si querían evolucionar como grupo insurgente. Pero esto último parece haberlo corregido en las conquistas de varias ciudades de Irak: en una operación relámpago y sin apenas resistencia, el ISIL se ha hecho con el control de Mosul el pasado 10 de junio. Tras esta victoria, ha avanzado hacia el sur haciéndose también con Tikrit. Dos días después, conquistaron Yalula para situarse a pocos kilómetros de la capital, Bagdad.

Los objetivos básicos del ISIL pasan por el derrocamiento del primer ministro -de confesión chií- Nuri Al Maliki y contra lo que definen como el monopolio del poder. Su estrategia pasa por la necesidad de expandir el territorio, tomar ciudades de importancia y gobernar las zonas liberadas. Además han aprendido que ganarse los corazones y las mentes de los iraquíes es primordial para continuar su avance; ciudadanos suníes de Mosul agradecieron que el grupo insurgente restaurara la electricidad en la ciudad, incluso tras la rápida instauración de una restrictiva sharia en la ciudad. El dinero que han saqueado de los principales bancos en Mosul (se habla de más ...