Cómo la caridad mundial se ha convertido en su mejor oportunidad de inversión.

 

No hace mucho tiempo, el planeta se lamentaba de los males de su continente roto. "El estado de África es una cicatriz en la conciencia del mundo", declaró el primer ministro británico Tony Blair en 2001, y esta afirmación suya era una cantinela común. La guerra civil, el estancamiento económico y la pesada carga de las enfermedades parecían irreversibles, condenando a la región a la pobreza perpetua.

Sin embargo, una década más tarde, África ha dejado atrás ese halo de profundo pesimismo. Lejos de su tan frecuente imagen de lugar azotado por la miseria, hoy en día, en el continente africano, hay cada vez más centros urbanos, una creciente clase de consumidores y una efervescente actividad de negocios. Es una tierra de oportunidades.
















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De hecho, es ahora una de las regiones económicas de más rápido crecimiento del mundo. Entre 2000 y 2008, el PIB colectivo del continente creció a un ritmo del 4,9% al año, el doble de deprisa que en las dos décadas anteriores. En 2008, su rendimiento económico se situó en 1.600.000 millones de dólares (unos 1.200.000 millones de euros), casi al mismo nivel que Rusia y Brasil. África fue una de las dos únicas zonas −la otra es Asia− donde el PIB se incrementó durante la recesión global de 2009. Y los ingresos procedentes de los recursos naturales, la antigua base de la economía africana, representaron directamente tan solo el 24% del crecimiento durante la última década; el resto corresponde a otros sectores en auge, como las finanzas, el comercio minorista, la agricultura y las telecomunicaciones. No todos los países africanos son ricos en recursos, sin embargo, el crecimiento del PIB se aceleró en casi todos ellos.

Las reformas gubernamentales, una mayor estabilidad política, una mejor macroeconomía y un entorno de negocios más dinámico están arraigando en la actualidad en una región durante mucho tiempo tachada de ser un caso perdido. La inflación cayó a una media del 8% en los años 2000 tras una década durante la que ésta rondaba el 22%. Los Estados africanos han disminuido las barreras comerciales, reducido los impuestos, privatizado empresas y liberalizado numerosos sectores, incluida la banca. En este momento, el continente presume de tener más de 100 empresas nacionales con unos ingresos superiores a los 1.000 millones de dólares. Y los flujos de capital hacia África aumentaron de tan solo los 15.000 millones en 2000 hasta los 87.000 millones en 2007. Existe una clara explicación para ello: la región ofrece una tasa de rentabilidad de las inversiones superior a la de cualquier otra parte del mundo.

Sin duda, siguen existiendo focos de gran riesgo e inestabilidad, pero la tendencia a largo plazo parece positiva. La demanda global de commodities está creciendo, y el continente tiene una excelente posición para sacar ...