En un momento clave para la construcción de la UE y cuando
se cumplen 20 años de la firma del Tratado de Adhesión, los españoles
se ven a sí mismos más europeos que nunca. También se
definen como tolerantes, pacifistas, de centro izquierda y no les gusta el
presidente Bush. Esto se desprende de la entrevista a la sociedad española,
cuyas respuestas representan la opinión mayoritaria de recientes sondeos.

FP EDICIÓN ESPAÑOLA: Para empezar, ¿cómo se ve
en el momento actual? La impresión de conjunto que transmite es la de
encontrarse razonablemente a gusto consigo misma, ¿es así?

Sociedad española: En líneas generales, sí. Mi tono vital
de base es fuertemente optimista, algo comprensible teniendo en cuenta que
considero que nunca antes, a lo largo de los últimos 100 años,
he estado mejor que ahora, ni política ni social ni económicamente.
En un tiempo récord, he pasado de ser pobre a ser rica, de ser una dictadura
a ser una democracia consolidada, y de cómo he realizado este tránsito
me siento especialmente orgullosa. En vez de ir con retraso en casi todo, como
antes, ahora estoy básicamente al día. Desde hace ya casi cuatro
decenios tengo la permanente sensación de estar yendo a más.

FP: Pero
también habrá problemas…

SE: Me preocupan el paro, la carestía de la vivienda,
una inmigración
en rápido crecimiento pero rara vez bien integrada–, los excesivos
casos de violencia doméstica o la aún insuficiente integración
laboral de la mujer, por citar sólo algunos ejemplos. Por supuesto,
y muy especialmente, me inquieta el permanente azote del terrorismo. Lo he
soportado con dolor muchos años sin verle salida, y quizá ahora
empiezo a afrontarlo con mayor optimismo; al menos en el caso del terrorismo
etarra, porque el islámico, en cambio, me preocupa cada vez más.
De hecho, creo que ahora ambos suponen, para mí, una amenaza de similar
importancia.

FP: En esencia, ¿cuáles diría usted entonces que son,
hoy día, sus dos características definitorias más destacadas?

SE: Si sólo he de citar dos rasgos, mencionaría la tolerancia
y el pacifismo, quizá por lo que suponen de ruptura con mi imagen estereotipada
anterior.

FP: ¿En qué se concretan esas características?

SE: Creo fuertemente en la diversidad como factor de enriquecimiento
recíproco
y en la capacidad de convivencia desde el respeto a las diferencias. Por otro
lado, opino de modo igualmente firme que el recurso a la fuerza sólo
es admisible en situaciones extremas y muy excepcionales (como, por ejemplo,
la defensa del territorio nacional frente a una agresión externa o en
una misión de paz dirigida por la ONU). Y rechazo rotundamente la idea
de que la mejor manera de asegurar la paz sea a través de la fuerza
militar.

FP: ¿Cómo se considera en el terreno ideológico?

SE: Llevo ya más de dos decenios sintiéndome,
invariablemente, de centro-izquierda, y eso con independencia del color político
del partido gobernante. Aunque resulte paradójico, esta permanente orientación
no me ha impedido otorgar durante ocho años la mayoría –incluso
absoluta– a un partido que he percibido, y aún percibo, mucho
más a la derecha que yo. Mantengo, pues, una orientación ideológica
clara y estable, pero en modo alguno sectaria, y así, llegado el caso,
puedo actuar de forma pragmática.

SIN SALIR DE CASA
FP: Pasando al plano internacional, ¿le interesa lo que ocurre fuera
de sus fronteras?

SE: Mucho. Aunque lo cierto es que mi grado de cosmopolitismo,
por decirlo de alguna manera, es moderado. Apenas he salido más de dos
veces al extranjero en los últimos cinco años. En los temas internacionales
hablo más bien de oídas y por referencias indirectas.

FP: ¿Cómo ve el mundo?

SE: Mi impresión de conjunto es claramente negativa.
Desde hace dos años el mundo va mal.

FP: ¿Qué es lo que más le preocupa?

SE: Soy particularmente pesimista en lo que se refiere al
respeto de los derechos humanos, violados con excesiva frecuencia en el pasado
reciente, y que, me temo, seguirán siéndolo en el futuro inmediato.

FP: En concreto, ¿qué crímenes le indignan más?

SE:Sobre todo, dos: la esclavitud y la explotación laboral de los
niños, por un lado, y el reclutamiento de menores como soldados, por
otro. Y cabría añadir también, claro está, la tortura.

FP: ¿Dónde diría usted que son más respetados
los derechos humanos?

SE:Tengo mis dudas pero, en líneas generales, creo que en la Unión
Europea, sobre todo, en Francia y Suecia. Aunque, a riesgo de poder parecer
autocomplaciente, he de reconocer que a veces pienso que quizá es España
donde en mayor medida se respetan los derechos de la persona.

FP: Démosle la vuelta. ¿Dónde considera usted, en cambio,
que se respetan menos?

SE: Tampoco me atrevería a dar una respuesta muy rotunda.
Son muchos los países y regiones que me vienen a la cabeza, pero, puestos
a señalar,
quizá destacaría dos: Irak y Estados Unidos.

Sin derechos: detenidos en la prisión de Guantánamo (Cuba), en 2002.
Sin derechos: detenidos
en la prisión de Guantánamo (Cuba), en 2002.

FP: ¿Estados Unidos?

SE: Bueno, mi respuesta está expresada en términos
relativos. Creo que, comparativamente, puede ser uno de los países que
menos los estén respetando. Reconozco que tiendo a ser muy crítica
con ese país. O, por ser más precisa, con su política
exterior, que repruebo de forma rotunda y que inevitablemente termina por contaminar
la imagen de conjunto que tengo de él. Mi impresión es que el
mundo sería un lugar más seguro sin Estados Unidos como única
potencia hegemónica.

FP: Resulta llamativo su antiamericanismo…

SE: Mi desafección no es tanto respecto del país
cuanto de su actual política exterior que, en mi opinión, no
contribuye precisamente a fomentar el desarrollo económico, la democracia
y los derechos humanos en los países menos desarrollados y que me parece
más propia
de una sociedad belicista que de una amante de la paz. Creo que, en el terreno
de las relaciones exteriores, Estados Unidos debería emplear más
la diplomacia y no recurrir tan fácilmente al uso de la fuerza. Y creo
también que podría escuchar más a sus aliados y cooperar
más con las organizaciones internacionales.

FP: Entonces, ¿qué cambiaría en el actual orden internacional?

SE: Creo ser la sociedad europea que más rechaza la
idea de que exista una superpotencia, sea ésta Estados Unidos –como
es el caso– o,
en un futuro, la Unión Europea. Y también me veo como la sociedad
de Europa a la que menos agrada el fuerte liderazgo actual estadounidense.
Prefiero un escenario multipolar.

FP: ¿No puede venir nada bueno de EE UU?

SE: Qué duda cabe de que se trata de un país
que tiene cosas admirables: por ejemplo, el apoyo que presta a la ciencia y
a la innovación,
las oportunidades de progresar que ofrece y su alto nivel de vida. Aunque al
mismo tiempo, y con total sinceridad, debo reconocer que no acabo de estar
segura de que sea una de las sociedades más libres del mundo. Creo percibir
en su seno grandes desigualdades sociales y una actitud discriminatoria hacia
las minorías étnicas y las culturas diferentes.

NO A LA GUERRA
FP: Ha mencionado antes también Irak. ¿Cuáles fueron sus
inquietudes durante la crisis y el inicio de la guerra?

SE: Si bien desde hace tiempo tenía una imagen pésima
de Sadam Husein y su régimen, siempre me mostré claramente contraria
a una acción armada contra Bagdad. Una vez producida en la primavera
de 2003, valoré, sin embargo, de forma positiva el envío de efectivos
del Ejército español a aquel país para reforzar las tareas
de ayuda humanitaria, así como la participación de funcionarios
y empresarios españoles en tareas de reconstrucción. Pensé también
que con esa aportación mejoraría nuestra imagen en Estados Unidos,
país en el que, por su importante proporción de población
de origen hispano, España podría aspirar a tener una mayor influencia.

Unilateral: Bush agradece su esfuerzo a las tropas en noviembre de 2003.
Unilateral: Bush
agradece su esfuerzo a las tropas en noviembre de 2003.

FP: ¿Qué opinión le mereció la retirada de las
tropas españolas de aquel país?

SE: Unos seis meses después del fin formal de la guerra
empecé a
ver las cosas de otro modo y a cuestionarme la conveniencia de que permanecieran
soldados españoles en Irak. Me debatía entre dos opciones: el
retorno inmediato de nuestros militares o su permanencia exclusivamente dentro
de una eventual fuerza multinacional liderada por la ONU. En todo caso, la
retirada decidida por el Gobierno de Rodríguez Zapatero contó con
mi claro apoyo. Me pareció oportuna y beneficiosa tanto para nuestro
prestigio exterior como para nuestras relaciones con los países árabes
y, sobre todo, con Francia y Alemania; aunque, eso sí, perjudicial para
nuestras relaciones con Estados Unidos. Y, a día de hoy, sigo siendo
claramente contraria a un hipotético retorno.

ACABAR CON EL TERRORISMO
FP: Pasando a los países islámicos, en conjunto, ¿cree
inevitable un choque de civilizaciones?

SE: Ése es un tema complejo en el que es difícil
dar respuestas rotundas. Sin duda, en los países islámicos no
se respeta la democracia ni los derechos humanos en la actualidad. Y creo también
que el mundo occidental debería exigirles un mayor esfuerzo al respecto.
Pero no estoy segura de que los valores de Occidente y los del mundo musulmán
sean tan distintos como para estar abocados, sin remedio, a una confrontación,
sin posibilidad alguna de conciliación. En este sentido, propuestas
del estilo de la Alianza de Civilizaciones formulada por Rodríguez Zapatero
puede contribuir a reorientar la situación y a acabar con el terrorismo
islámico.

FP: ¿Y cómo percibe usted la situación de América
Latina?

SE: Aunque siempre me he sentido afectivamente cercana de
los países
latinoamericanos, en conjunto, debo admitir que en estos últimos años
ha mejorado notablemente mi impresión global sobre sus habitantes.

El dúo admirado: Chirac recibe a Schröder el 18 de marzo de 2005.
El dúo admirado: Chirac
recibe a Schröder el 18 de marzo de 2005.

FP: ¿A qué cree que se debe?

SE: Sin lugar a dudas, se explica por la impresión
claramente positiva que me está causando el contacto directo con el
importante número
de inmigrantes que llegan a España de esos países.

FP: ¿Cuál es su opinión general de ellos?

SE: Me llama fuertemente la atención su amabilidad,
su capacidad de adaptación, su laboriosidad y su honradez. También,
en ocasiones, muestran una cierta propensión a la violencia, y éste
es realmente el único rasgo negativo que les encuentro.

FP: Pero si de las personas pasamos a los países de aquella región…

SE:La verdad es que creo que han ido a peor en estos últimos años.

FP: ¿Les concede usted posibilidades de mejoría?

SE: Tiendo a pensar que sí. Sin duda, son países
con democracias inestables y con economías que no mejoran, pero también
son países
vitales y alegres, creativos y con buenas perspectivas de futuro.

FP: Por cierto, ¿cómo cree usted que es la imagen de España
en América Latina?

SE: Buena. Igual de buena que la que yo tengo de Latinoamérica.
En este punto creo que existe una total correspondencia entre nosotros.

FP: En conjunto, ¿diría usted que entre España y aquella
región hay más semejanzas que diferencias o hay más cosas
que nos separan que elementos que nos unen?

SE: Claramente creo que tenemos más semejanzas que
diferencias, y esto es algo que he venido pensando de forma invariable desde
hace tiempo. Pero debo añadir que, en estos últimos años,
he empezado a pensar que las similitudes de España con los países
de la Unión
Europea están pasando a ser mayores que las que tengo con América
Latina.

FP: ¿Supone eso el inicio de un cierto desapego afectivo respecto de
esta última?

SE: ¡En modo alguno! Mi percepción de que va
emergiendo una conciencia ciudadana común con mis socios europeos como
resultado de la consolidación
de vínculos cada vez más estrechos en cuanto a valores y estilos
de vida no afecta para nada a mis afectos. De hecho, puedo decir que mi identificación
emocional con América Latina sigue siendo, hoy por hoy, ligeramente
superior a la que siento respecto de la UE. Y ambas, por cierto, son altas.

FP: ¿Hay algún país latinoamericano con el que sienta
alguna mayor identificación afectiva?

SE: En asuntos de lazos familiares –y éste lo
es– siempre
es complicado expresar preferencias. Pero, en honor a la verdad, he de reconocer
una cercanía afectiva especialmente intensa con Argentina. Luego vendría
México. Y detrás, prácticamente emparejadas, Venezuela,
Cuba y Chile. Quizá no por azar estos cinco países son también
los que con mayor frecuencia he visitado y visito.

FE EN EUROPA
FP: ¿Qué le sugiere Europa?

SE: Europa para mí es, ante todo, la Unión
Europea, y ésta
es sinónimo de democracia, libertad y bienestar social. He sido tradicionalmente
una de las sociedades más europeístas de la Unión y creo
seguir siéndolo. Me siento orgullosa de la UE y de formar parte de ella.

FP: Y dentro de la Unión Europea, ¿cuál cree usted que
es el país más amigo de España?

SE: No creo que haya quien no lo sea. Pero, claro, lo que
usted me pregunta es quién pienso que lo es más, y mi respuesta
es, sin dudarlo, Francia. Y luego le diría que Alemania. Y después,
aunque a alguna mayor distancia, Italia y Portugal.

FP: En cuanto a la creciente globalización del mundo actual, ¿cuál
es su actitud?

SE: No sé muy bien qué pensar al respecto y
no tengo claro que comporte, en conjunto, más ventajas que inconvenientes.
Por un lado, me inclino a pensar que contribuye a aumentar las distancias entre
países
ricos y pobres y que no nos hace ni más cultos ni más libres.
Pero, al mismo tiempo, también tiendo a creer que hace más difícil
que haya guerras y que favorece el desarrollo de la democracia en el mundo.
En suma, diría que mantengo al respecto una actitud de expectativa más
bien recelosa.

FP: Para terminar, ¿podría decirme qué figuras del panorama
internacional le suscitan una mayor admiración?

SE: Con claridad, la personalidad internacional que más
admiro es el recientemente fallecido Juan Pablo II. Para que se haga una idea,
en una escala del 0 al 10, le daría casi un 8. Sin duda, una sociedad
que, como yo, se considera tan fuertemente pacifista tiene que haber sido muy
sensible a sus frecuentes posicionamientos claramente antibelicistas en las
relaciones internacionales. Después, si bien a alguna distancia, mencionaría
al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, seguido de cerca por
el canciller alemán Schröder y el presidente francés Jacques
Chirac.

¿Algo más?
Esta entrevista sintetiza una amplia serie de
datos de encuestas recientes procedentes de Barómetros del
Real Instituto Elcano (BRIE), de estudios del Centro de Estudios
Sociológicos (CIS), de la Fundación BBVA y de Metroscopia.
Los Barómetros
del Real Instituto Elcano utilizados corresponden a febrero de
2003, mayo de 2003, octubre-noviembre de 2003, mayo de 2004 y marzo
de 2005. Todos ellos están disponibles en la página web del
Instituto (www.realinstitutoelcano.org).Los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
corresponden a los estudios nº 2.574 (octubre de 2004), nº 2.582
(noviembre de 2004) y nº 2.583 (noviembre
de 2004) y pueden ser consultados la página del Centro (www.cis.es).
El estudio de la Fundación
BBVA aludido es la oleada correspondiente a 2004 de Estudios
transatlánticos
,
un importante empeño de investigación comparada sobre
percepciones de la situación política internacional
en varios países europeos (entre ellos, y por primera vez,
España) y en Estados Unidos. Los datos, así como
un detallado informe sobre los mismos, puede consultarse en la
página web de la Fundación
BBVA (www.fbbva.es).

Otra fuentes de información para conocer cómo son
los españoles es la página web de Gallup
en España (www.gallup.es), que ofrece acceso libre a varios
informes de 2004 sobre la actitud ante la pena de muerte, la inmigración
o la política del Gobierno
español en Irak.

 

En un momento clave para la construcción de la UE y cuando
se cumplen 20 años de la firma del Tratado de Adhesión, los españoles
se ven a sí mismos más europeos que nunca. También se
definen como tolerantes, pacifistas, de centro izquierda y no les gusta el
presidente Bush. Esto se desprende de la entrevista a la sociedad española,
cuyas respuestas representan la opinión mayoritaria de recientes sondeos.
José Juan
Toharia
, Chelo Perera y José Pablo
Ferrándiz

FP EDICIÓN ESPAÑOLA: Para empezar, ¿cómo se ve
en el momento actual? La impresión de conjunto que transmite es la de
encontrarse razonablemente a gusto consigo misma, ¿es así?

Sociedad española: En líneas generales, sí. Mi tono vital
de base es fuertemente optimista, algo comprensible teniendo en cuenta que
considero que nunca antes, a lo largo de los últimos 100 años,
he estado mejor que ahora, ni política ni social ni económicamente.
En un tiempo récord, he pasado de ser pobre a ser rica, de ser una dictadura
a ser una democracia consolidada, y de cómo he realizado este tránsito
me siento especialmente orgullosa. En vez de ir con retraso en casi todo, como
antes, ahora estoy básicamente al día. Desde hace ya casi cuatro
decenios tengo la permanente sensación de estar yendo a más.

FP: Pero
también habrá problemas…

SE: Me preocupan el paro, la carestía de la vivienda,
una inmigración
en rápido crecimiento pero rara vez bien integrada–, los excesivos
casos de violencia doméstica o la aún insuficiente integración
laboral de la mujer, por citar sólo algunos ejemplos. Por supuesto,
y muy especialmente, me inquieta el permanente azote del terrorismo. Lo he
soportado con dolor muchos años sin verle salida, y quizá ahora
empiezo a afrontarlo con mayor optimismo; al menos en el caso del terrorismo
etarra, porque el islámico, en cambio, me preocupa cada vez más.
De hecho, creo que ahora ambos suponen, para mí, una amenaza de similar
importancia.

FP: En esencia, ¿cuáles diría usted entonces que son,
hoy día, sus dos características definitorias más destacadas?

SE: Si sólo he de citar dos rasgos, mencionaría la tolerancia
y el pacifismo, quizá por lo que suponen de ruptura con mi imagen estereotipada
anterior.

FP: ¿En qué se concretan esas características?

SE: Creo fuertemente en la diversidad como factor de enriquecimiento
recíproco
y en la capacidad de convivencia desde el respeto a las diferencias. Por otro
lado, opino de modo igualmente firme que el recurso a la fuerza sólo
es admisible en situaciones extremas y muy excepcionales (como, por ejemplo,
la defensa del territorio nacional frente a una agresión externa o en
una misión de paz dirigida por la ONU). Y rechazo rotundamente la idea
de que la mejor manera de asegurar la paz sea a través de la fuerza
militar.

FP: ¿Cómo se considera en el terreno ideológico?

SE: Llevo ya más de dos decenios sintiéndome,
invariablemente, de centro-izquierda, y eso con independencia del color político
del partido gobernante. Aunque resulte paradójico, esta permanente orientación
no me ha impedido otorgar durante ocho años la mayoría –incluso
absoluta– a un partido que he percibido, y aún percibo, mucho
más a la derecha que yo. Mantengo, pues, una orientación ideológica
clara y estable, pero en modo alguno sectaria, y así, llegado el caso,
puedo actuar de forma pragmática.

SIN SALIR DE CASA
FP: Pasando al plano internacional, ¿le interesa lo que ocurre fuera
de sus fronteras?

SE: Mucho. Aunque lo cierto es que mi grado de cosmopolitismo,
por decirlo de alguna manera, es moderado. Apenas he salido más de dos
veces al extranjero en los últimos cinco años. En los temas internacionales
hablo más bien de oídas y por referencias indirectas.

FP: ¿Cómo ve el mundo?

SE: Mi impresión de conjunto es claramente negativa.
Desde hace dos años el mundo va mal.

FP: ¿Qué es lo que más le preocupa?

SE: Soy particularmente pesimista en lo que se refiere al
respeto de los derechos humanos, violados con excesiva frecuencia en el pasado
reciente, y que, me temo, seguirán siéndolo en el futuro inmediato.

FP: En concreto, ¿qué crímenes le indignan más?

SE:Sobre todo, dos: la esclavitud y la explotación laboral de los
niños, por un lado, y el reclutamiento de menores como soldados, por
otro. Y cabría añadir también, claro está, la tortura.

FP: ¿Dónde diría usted que son más respetados
los derechos humanos?

SE:Tengo mis dudas pero, en líneas generales, creo que en la Unión
Europea, sobre todo, en Francia y Suecia. Aunque, a riesgo de poder parecer
autocomplaciente, he de reconocer que a veces pienso que quizá es España
donde en mayor medida se respetan los derechos de la persona.

FP: Démosle la vuelta. ¿Dónde considera usted, en cambio,
que se respetan menos?

SE: Tampoco me atrevería a dar una respuesta muy rotunda.
Son muchos los países y regiones que me vienen a la cabeza, pero, puestos
a señalar,
quizá destacaría dos: Irak y Estados Unidos.

Sin derechos: detenidos en la prisión de Guantánamo (Cuba), en 2002.
Sin derechos: detenidos
en la prisión de Guantánamo (Cuba), en 2002.

FP: ¿Estados Unidos?

SE: Bueno, mi respuesta está expresada en términos
relativos. Creo que, comparativamente, puede ser uno de los países que
menos los estén respetando. Reconozco que tiendo a ser muy crítica
con ese país. O, por ser más precisa, con su política
exterior, que repruebo de forma rotunda y que inevitablemente termina por contaminar
la imagen de conjunto que tengo de él. Mi impresión es que el
mundo sería un lugar más seguro sin Estados Unidos como única
potencia hegemónica.

FP: Resulta llamativo su antiamericanismo…

SE: Mi desafección no es tanto respecto del país
cuanto de su actual política exterior que, en mi opinión, no
contribuye precisamente a fomentar el desarrollo económico, la democracia
y los derechos humanos en los países menos desarrollados y que me parece
más propia
de una sociedad belicista que de una amante de la paz. Creo que, en el terreno
de las relaciones exteriores, Estados Unidos debería emplear más
la diplomacia y no recurrir tan fácilmente al uso de la fuerza. Y creo
también que podría escuchar más a sus aliados y cooperar
más con las organizaciones internacionales.

FP: Entonces, ¿qué cambiaría en el actual orden internacional?

SE: Creo ser la sociedad europea que más rechaza la
idea de que exista una superpotencia, sea ésta Estados Unidos –como
es el caso– o,
en un futuro, la Unión Europea. Y también me veo como la sociedad
de Europa a la que menos agrada el fuerte liderazgo actual estadounidense.
Prefiero un escenario multipolar.

FP: ¿No puede venir nada bueno de EE UU?

SE: Qué duda cabe de que se trata de un país
que tiene cosas admirables: por ejemplo, el apoyo que presta a la ciencia y
a la innovación,
las oportunidades de progresar que ofrece y su alto nivel de vida. Aunque al
mismo tiempo, y con total sinceridad, debo reconocer que no acabo de estar
segura de que sea una de las sociedades más libres del mundo. Creo percibir
en su seno grandes desigualdades sociales y una actitud discriminatoria hacia
las minorías étnicas y las culturas diferentes.

NO A LA GUERRA
FP: Ha mencionado antes también Irak. ¿Cuáles fueron sus
inquietudes durante la crisis y el inicio de la guerra?

SE: Si bien desde hace tiempo tenía una imagen pésima
de Sadam Husein y su régimen, siempre me mostré claramente contraria
a una acción armada contra Bagdad. Una vez producida en la primavera
de 2003, valoré, sin embargo, de forma positiva el envío de efectivos
del Ejército español a aquel país para reforzar las tareas
de ayuda humanitaria, así como la participación de funcionarios
y empresarios españoles en tareas de reconstrucción. Pensé también
que con esa aportación mejoraría nuestra imagen en Estados Unidos,
país en el que, por su importante proporción de población
de origen hispano, España podría aspirar a tener una mayor influencia.

Unilateral: Bush agradece su esfuerzo a las tropas en noviembre de 2003.
Unilateral: Bush
agradece su esfuerzo a las tropas en noviembre de 2003.

FP: ¿Qué opinión le mereció la retirada de las
tropas españolas de aquel país?

SE: Unos seis meses después del fin formal de la guerra
empecé a
ver las cosas de otro modo y a cuestionarme la conveniencia de que permanecieran
soldados españoles en Irak. Me debatía entre dos opciones: el
retorno inmediato de nuestros militares o su permanencia exclusivamente dentro
de una eventual fuerza multinacional liderada por la ONU. En todo caso, la
retirada decidida por el Gobierno de Rodríguez Zapatero contó con
mi claro apoyo. Me pareció oportuna y beneficiosa tanto para nuestro
prestigio exterior como para nuestras relaciones con los países árabes
y, sobre todo, con Francia y Alemania; aunque, eso sí, perjudicial para
nuestras relaciones con Estados Unidos. Y, a día de hoy, sigo siendo
claramente contraria a un hipotético retorno.

ACABAR CON EL TERRORISMO
FP: Pasando a los países islámicos, en conjunto, ¿cree
inevitable un choque de civilizaciones?

SE: Ése es un tema complejo en el que es difícil
dar respuestas rotundas. Sin duda, en los países islámicos no
se respeta la democracia ni los derechos humanos en la actualidad. Y creo también
que el mundo occidental debería exigirles un mayor esfuerzo al respecto.
Pero no estoy segura de que los valores de Occidente y los del mundo musulmán
sean tan distintos como para estar abocados, sin remedio, a una confrontación,
sin posibilidad alguna de conciliación. En este sentido, propuestas
del estilo de la Alianza de Civilizaciones formulada por Rodríguez Zapatero
puede contribuir a reorientar la situación y a acabar con el terrorismo
islámico.

FP: ¿Y cómo percibe usted la situación de América
Latina?

SE: Aunque siempre me he sentido afectivamente cercana de
los países
latinoamericanos, en conjunto, debo admitir que en estos últimos años
ha mejorado notablemente mi impresión global sobre sus habitantes.

El dúo admirado: Chirac recibe a Schröder el 18 de marzo de 2005.
El dúo admirado: Chirac
recibe a Schröder el 18 de marzo de 2005.

FP: ¿A qué cree que se debe?

SE: Sin lugar a dudas, se explica por la impresión
claramente positiva que me está causando el contacto directo con el
importante número
de inmigrantes que llegan a España de esos países.

FP: ¿Cuál es su opinión general de ellos?

SE: Me llama fuertemente la atención su amabilidad,
su capacidad de adaptación, su laboriosidad y su honradez. También,
en ocasiones, muestran una cierta propensión a la violencia, y éste
es realmente el único rasgo negativo que les encuentro.

FP: Pero si de las personas pasamos a los países de aquella región…

SE:La verdad es que creo que han ido a peor en estos últimos años.

FP: ¿Les concede usted posibilidades de mejoría?

SE: Tiendo a pensar que sí. Sin duda, son países
con democracias inestables y con economías que no mejoran, pero también
son países
vitales y alegres, creativos y con buenas perspectivas de futuro.

FP: Por cierto, ¿cómo cree usted que es la imagen de España
en América Latina?

SE: Buena. Igual de buena que la que yo tengo de Latinoamérica.
En este punto creo que existe una total correspondencia entre nosotros.

FP: En conjunto, ¿diría usted que entre España y aquella
región hay más semejanzas que diferencias o hay más cosas
que nos separan que elementos que nos unen?

SE: Claramente creo que tenemos más semejanzas que
diferencias, y esto es algo que he venido pensando de forma invariable desde
hace tiempo. Pero debo añadir que, en estos últimos años,
he empezado a pensar que las similitudes de España con los países
de la Unión
Europea están pasando a ser mayores que las que tengo con América
Latina.

FP: ¿Supone eso el inicio de un cierto desapego afectivo respecto de
esta última?

SE: ¡En modo alguno! Mi percepción de que va
emergiendo una conciencia ciudadana común con mis socios europeos como
resultado de la consolidación
de vínculos cada vez más estrechos en cuanto a valores y estilos
de vida no afecta para nada a mis afectos. De hecho, puedo decir que mi identificación
emocional con América Latina sigue siendo, hoy por hoy, ligeramente
superior a la que siento respecto de la UE. Y ambas, por cierto, son altas.

FP: ¿Hay algún país latinoamericano con el que sienta
alguna mayor identificación afectiva?

SE: En asuntos de lazos familiares –y éste lo
es– siempre
es complicado expresar preferencias. Pero, en honor a la verdad, he de reconocer
una cercanía afectiva especialmente intensa con Argentina. Luego vendría
México. Y detrás, prácticamente emparejadas, Venezuela,
Cuba y Chile. Quizá no por azar estos cinco países son también
los que con mayor frecuencia he visitado y visito.

FE EN EUROPA
FP: ¿Qué le sugiere Europa?

SE: Europa para mí es, ante todo, la Unión
Europea, y ésta
es sinónimo de democracia, libertad y bienestar social. He sido tradicionalmente
una de las sociedades más europeístas de la Unión y creo
seguir siéndolo. Me siento orgullosa de la UE y de formar parte de ella.

FP: Y dentro de la Unión Europea, ¿cuál cree usted que
es el país más amigo de España?

SE: No creo que haya quien no lo sea. Pero, claro, lo que
usted me pregunta es quién pienso que lo es más, y mi respuesta
es, sin dudarlo, Francia. Y luego le diría que Alemania. Y después,
aunque a alguna mayor distancia, Italia y Portugal.

FP: En cuanto a la creciente globalización del mundo actual, ¿cuál
es su actitud?

SE: No sé muy bien qué pensar al respecto y
no tengo claro que comporte, en conjunto, más ventajas que inconvenientes.
Por un lado, me inclino a pensar que contribuye a aumentar las distancias entre
países
ricos y pobres y que no nos hace ni más cultos ni más libres.
Pero, al mismo tiempo, también tiendo a creer que hace más difícil
que haya guerras y que favorece el desarrollo de la democracia en el mundo.
En suma, diría que mantengo al respecto una actitud de expectativa más
bien recelosa.

FP: Para terminar, ¿podría decirme qué figuras del panorama
internacional le suscitan una mayor admiración?

SE: Con claridad, la personalidad internacional que más
admiro es el recientemente fallecido Juan Pablo II. Para que se haga una idea,
en una escala del 0 al 10, le daría casi un 8. Sin duda, una sociedad
que, como yo, se considera tan fuertemente pacifista tiene que haber sido muy
sensible a sus frecuentes posicionamientos claramente antibelicistas en las
relaciones internacionales. Después, si bien a alguna distancia, mencionaría
al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, seguido de cerca por
el canciller alemán Schröder y el presidente francés Jacques
Chirac.

¿Algo más?
Esta entrevista sintetiza una amplia serie de
datos de encuestas recientes procedentes de Barómetros del
Real Instituto Elcano (BRIE), de estudios del Centro de Estudios
Sociológicos (CIS), de la Fundación BBVA y de Metroscopia.
Los Barómetros
del Real Instituto Elcano utilizados corresponden a febrero de
2003, mayo de 2003, octubre-noviembre de 2003, mayo de 2004 y marzo
de 2005. Todos ellos están disponibles en la página web del
Instituto (www.realinstitutoelcano.org).Los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
corresponden a los estudios nº 2.574 (octubre de 2004), nº 2.582
(noviembre de 2004) y nº 2.583 (noviembre
de 2004) y pueden ser consultados la página del Centro (www.cis.es).
El estudio de la Fundación
BBVA aludido es la oleada correspondiente a 2004 de Estudios
transatlánticos
,
un importante empeño de investigación comparada sobre
percepciones de la situación política internacional
en varios países europeos (entre ellos, y por primera vez,
España) y en Estados Unidos. Los datos, así como
un detallado informe sobre los mismos, puede consultarse en la
página web de la Fundación
BBVA (www.fbbva.es).

Otra fuentes de información para conocer cómo son
los españoles es la página web de Gallup
en España (www.gallup.es), que ofrece acceso libre a varios
informes de 2004 sobre la actitud ante la pena de muerte, la inmigración
o la política del Gobierno
español en Irak.

 


José Juan Toharia es presidente de la empresa de estudios de opinión
Metroscopia y catedrático de Sociología en la Universidad Autónoma
de Madrid. Chelo Perera y José Pablo Ferrándiz son, respectivamente,
directora general e investigador de Metroscopia.