Escena escena de baile de tango sobre mural con una estatua de Roberto Goyeneche, un famoso artista de tango, en el barrio de San Telmo, Buenos Aires. (Christopher Pillitz/Getty Images)

El próximo 22 de octubre Argentina celebrará elecciones presidenciales y lo hará en un escenario diferente al de las contiendas electorales de las últimas décadas.  A la tradicional disputa peronismo-antiperonismo se suma esta vez una novedosa tercera fuerza de extrema derecha, con buenas posibilidades de influir en el resultado.

En cuanto al tono de las campañas, la situación actual permite anticipar un debate agrio, destemplado y correoso, en el que se darán cita casi todos los males endémicos del país. Se hablará mucho de la inflación, que ya alcanza el 120% anual; de un fuerte descrédito institucional -desde la Corte Suprema de Justicia hasta el Parlamento, pasando por los partidos políticos-; de la judicialización casi constante de la actividad política; de la impagable deuda externa; del auge de los movimientos sociales que trasladan sus reivindicaciones a las calles y del aumento sostenido de la inseguridad. 

Algunos de esos elementos aparecen reflejados -no siempre de manera directa- en los 10 productos culturales que hemos seleccionado para este artículo.

Libros

El nudo, de Carlos Pagni (Editorial Planeta. 2023) 

El autor, un liberal-conservador, pone en juego sus dos mejores herramientas: la del analista político mejor informado de la Argentina y la del historiador y profesor de historia. Son 800 páginas de investigación seria, que están dedicadas a rastrear el origen y a medir el peso actual de la mayor concentración urbana del país -el conurbano bonaerense- con casi 11 millones de personas que suponen algo más de un tercio del padrón electoral argentino.

Se trata de una radiografía del cinturón obrero y plebeyo que rodea la capital argentina, surgido hace más de 70 años con los primeros intentos de industrialización. Allí nació el peronismo, por ejemplo, y allí nacieron también los alzamientos sociales de 2001, coincidiendo con la mayor crisis económica del país. Carlos Pagni identifica en 1976 el inicio de su decadencia, coincidiendo con las políticas de la última dictadura militar que apostó por un modelo agroexportador y desechó cualquier apoyo a la industria. Los últimos 40 años de gobiernos democráticos no pudieron o no quisieron revertir el problema y hoy los sueños obreros e industriales conviven con el aumento de la pobreza, el hacinamiento, la informalidad, la inseguridad y el auge del narcotráfico.

En términos políticos, el conurbano bonaerense ha sido, además, la gran cantera electoral del peronismo y una garantía para su supervivencia, durante muchas décadas. Pero hoy ese idilio muestra sus primeras fracturas. Por una parte, la aparición de algunos movimientos minoritarios de izquierda, por otra, un auge del abstencionismo desencantado y, fundamentalmente, la irrupción del llamado "voto bronca" por el que un porcentaje de electores -aún impreciso- parece dispuesto a votar a la ultraderecha, según informan las encuestas.

Este libro de Carlos Pagni resulta fundamental para comprender los vectores económicos, sociales y políticos de ese escenario tumultuoso y superpoblado que tendrá un papel determinante en las próximas elecciones. En cualquier caso, conviene aclarar que el libro resulta mucho más interesante por su diagnóstico que por sus vaticinios. Pagni es un actor político importante y eso obliga a leerlo con precaución. 

Los peores, de Juan Grabois (Editorial Sudamericana. 2022)

Se trata de un libro que polemiza con el de Pagni, que hemos reseñado más arriba. Su autor -abogado y militante católico- es también un actor político relevante del actual debate argentino, pero desde un espacio muy diferente al de Pagni. Ha sido el fundador y es actual referente de las organizaciones populares que agrupan y gestionan las iniciativas laborales y de autoempleo de los sectores más desfavorecidos y precarizados. En algo menos de 20 años, estas organizaciones han logrado poner en pie una red estable en la que se integran cooperativas de recicladores (cartón, cristal, textil, etc.), productores hortícolas sin tierra, vendedores ambulantes y trabajadores dedicados a la construcción de viviendas populares, Son miles, son muy activos y han creado sus propios servicios de comedores y guarderías. Además, cuentan con la proyección mediática de Grabois y con el apoyo -no sólo espiritual- del Papa Francisco.

En parte, el libro es un alegato contra los prejuicios clasistas de la derecha política que condena los "planes sociales" con los que el Estado subsidia a 1,2 millones de personas que habitan en la pobreza extrema. Medidas en su conjunto, estas ayudas suponen algo menos de 0,8% del PIB argentino y están muy por debajo de las ayudas y las exenciones fiscales que reciben las empresas. Sin embargo, es un tema central del actual debate ideológico y político que sirve para cuestionar el rol del Estado o para denunciar la creación de redes de clientelismo político.  

En sus aspectos más interesantes, el libro despliega la voluntad programática con la que Grabois pretende sumarse al debate. Asesorado por técnicos y profesionales de su movimiento y con el apoyo de sectores progresistas de la Iglesia, en sus páginas desarrolla un interesante programa para la erradicación de la peor pobreza. Está bien argumentado, estima un plazo de 5 años para la implantación de la propuesta y valora la inversión estatal necesaria que, durante el primer año, alcanza el 3% de PIB y se queda en 1,5%, en los cuatro ejercicios siguientes. 

Es más que probable que esta iniciativa de Grabois integre el programa político con el que el peronismo se presentará a las próximas elecciones elecciones.

Mujeres durante una manifestación en el Día Internacional de la Mujer el 08 de marzo de 2023 en Buenos Aires, Argentina. (Tomás Cuesta/Getty Images)

Nueva Historia de las mujeres en Argentina. Varias autoras. 4 tomos (Editorial Prometeo)

La reseña de este trabajo exige una aclaración inicial. A pesar de su título y de sus cuatro tomos de extensión, no estamos ante una obra de consulta ni dirigida al mundo académico. Al contrario, las compiladoras y editoras -Débora D’Antonio y Valeria Silvina Pita- tuvieron el buen tino de buscar la colaboración de 60 historiadoras e investigadoras y convertir este trabajo en una colección de artículos o ensayos temáticos breves, que se dejan leer con interés y están organizados siguiendo la cronología histórica. Es pura divulgación -rigurosa y documentada- pero pensada y diseñada para llegar a un público amplio. Esta preocupación se traduce en unos textos de escritura amable y directa y, además, en una edición cuidada que incluye una selección muy amplia de imágenes: fotografías, estampas, retratos, dibujos, grabados, facsímiles, portadas de discos, etc. 

El trabajo agrupa tres siglos de historia cuyos episodios más relevantes pueden leerse de manera independiente. Desde la carta que Isabel de Guevara escribió a la corona española, en 1556, en la que relataba los aspectos polémicos de esa frontera extrema que era la conquista y colonización del río de la Plata, hasta la aparición reciente de los movimientos de mujeres -los "pañuelos verdes"- que lograron la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, en 2020. 

Conviene señalar que esta "Nueva Historia de las mujeres en Argentina" contó con el apoyo y la promoción del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), que es el mayor centro público de investigación de Argentina. Este respaldo parece explicar la voluntad totalizadora de la obra pero, al mismo tiempo, muestra el espacio y el interés que las instituciones han debido ceder ante el empuje de los movimientos feministas. Este último es un fenómeno que atraviesa con mucha fuerza el actual escenario político argentino, en el que se debate, por ejemplo, la incorporación del "lenguaje inclusivo" en la educación; la exigencia de una política estatal contra el feminicidio o la implantación de una perspectiva de género en la formación de los cuerpos policiales y de seguridad.

Sin duda, la agenda del feminismo estará presente en las elecciones presidenciales y parlamentarias de este año y estos cuatro volúmenes son una confirmación de los avances logrados.   

Las malas, de Camila Sosa Villada (Tusquet Editores. 2019)

Novela de inspiración autobiográfica y ambientada en el complejo territorio del travestismo prostibulario, que ha logrado un éxito consolidado de crítica y de ventas. La autora se presenta como escritora, dramaturga y actriz transgénero y, sin embargo, no reniega ni de su formación universitaria ni de sus incursiones como trabajadora sexual, como empleada doméstica por hora o como vendedora ambulante. Se trata de una "rara avis" de la producción literaria argentina, cuya novela ya cuenta con diez ediciones en lenguas extranjeras. 

El relato está construído con una mezcla eficaz de fantasía y realismo que consigue atrapar al lector y hacer que se interese por las vivencias de unos personajes condenados desde el inicio de sus vidas a una existencia dura y amarga. Sólo parecen encontrar consuelo en la cercanía y comprensión de las que comparten su mismo destino. Sosa Villada construye buenos personajes, maneja bien sus tiempos, y hace una crónica precisa de una trayectoria en la que se suceden los momentos duros, pero en los que no faltan detalles de belleza. Por un lado, en el personaje central de la trama conviven los recuerdos de un padre violento, las habituales vejaciones a los "diferentes" y el maltrato de unos clientes impiadosos. Pero, a la vez, la novela rescata los momentos de solidaridad y compañerismo entre la pequeña comunidad formada en torno a la tía Encarna, personaje fuerte de la trama que acoge a su vera a todas las compañeras necesitadas de apoyo y cariño.

La novela está ambientada en 2002, un año particularmente conflictivo para los argentinos, que estuvo dominado por la resaca de su mayor crisis económica -la del "corralito"- ocurrida el año anterior. Aún tuvo que pasar una década para la aprobación, en 2013, de la Ley de Identidad de Género que inició la regularización o normalización del colectivo que retrata la autora. 

Las malas se lee con interés y nos deja la convicción de que cualquier sociedad -también la argentina- puede ser cruel e injusta con las minorías.

Doble fondo, de Elsa Osorio (Tusquet Editores. 2018)

La autora elige el thriller político-policial para reflexionar de una manera que resulta incómoda, angustiante y ferozmente verosímil, sobre algunas de las consecuencias de la última dictadura militar argentina (1976-1983).

La historia está parcialmente ambientada en Francia, donde la aparición del cadáver de la doctora Marie Le Boullec -de origen argentino- conmociona a los vecinos y a las autoridades de La Turbelle, en la región del Loira. La hipótesis inicial señala que se trata de un suicidio, pero una periodista local, Muriel, y el comisario Fouquet deciden iniciar su propia investigación. Como en los buenos thrillers, ni el suicidio es suicidio, ni la doctora Marie Le Boullec resulta ser quien decía que era. Se trataba de Juana Alurralde, militante de la guerrilla argentina de los 70, que había sido secuestrada y "desaparecida" en el mayor centro de detención que gestionaba la Marina, junto a su hijo de 3 años. Juana logra negociar su vida y la de su hijo pero el precio es un calvario de esclavitud y sometimiento a sus captores y la entrega del niño.

La novela tiene una inteligente estructura de cuatro bloques temáticos y se organiza en capítulos que se alternan entre 1978 -el momento del secuestro- y 2004, el del asesinato. En esa secuencia de tiempo se relatan, por ejemplo, el proceso de “recuperación” de la secuestrada (procedimiento al que sometían a aquellos “rebeldes” que la dictadura consideraba útiles para su causa, previa “reeducación”). También el traslado de Juana al Centro Piloto de París, iniciativa de los marinos argentinos que estuvo dedicada a reprimir las denuncias de los exiliados contra la dictadura o el hallazgo de su hijo, quien recupera su verdadera identidad y tiene las primeras noticias de su madre. 

La autora aprovecha lo mejor del thriller para cuajar un relato que atrapa y seduce. Tiene ritmo, tiene personajes complejos y verosímiles y es un hito de buena escritura en la narrativa reciente argentina. Vale aclarar que este Doble fondo, que cuenta con ediciones en varias lenguas, es la segunda novela que Elsa Osorio enmarca en las consecuencias de la última dictadura. Tiene, lamentablemente, una renovada vigencia puesto que una flamante candidata a vicepresidenta -Victoria Villaruel- enarbola un discurso negacionista con el que reivindica los crímenes de la dictadura. 

Series

El amor después del amor (Mandarina Contenidos, para Netflix. 2023)

Es una obra de ficción de ocho capítulos que están centrados en la trayectoria personal y profesional de Fito Páez, músico popular argentino que debutó en los 80, pero que actualmente sostiene una carrera con plena vigencia. El título de la serie está tomado del más popular de los discos de Páez, que fue grabado en 1992 y que contó con la participación de figuras relevantes de la escena musical argentina: desde Mercedes Sosa a Andrés Calamaro, pasando por Ariel Rot y Charly García, pero a los que también sumó el español Antonio Carmona (Ketama). La repercusión de este disco fue tan enorme que, 20 años después de su lanzamiento, llevaba vendidos más de un millón de copias. 

La serie logra transmitir una auténtica atmósfera de época, gracias a la acertada utilización del contexto político, social y musical. Tiene especial interés la fidelidad con la que retrata el tradicional acoso de las fuerzas policiales al público de los festivales de rock. Han sido innumerables las actuaciones que, durante muchos años, terminaban con una secuela de enfrentamientos, lanzamientos de gases y detenciones. 

Lamentablemente, no ha sido un problema específico de los 80, en los que la popularidad de Fito Paez coincidió con el gobierno de Raúl Alfonsín, ni de los 90, regidos por los dos gobiernos de Carlos Menem. Fue algo más profundo, probablemente de raíz ideológica, que enfrentaba valores opuestos -autoritarismo vs modernidad, orden vs libertades- y que ni la sociedad argentina, ni sus políticos, supieron resolver.     

A pesar de los innumerables documentos sonoros y audiovisuales en los que ha quedado retratada la historia artística de Paez, la serie elude la crónica musical y opta por la ficción. Los autores entremezclan con eficacia las historias personales, amorosas y de grupos de amigos, con la tragedia que marcó la vida del músico, cuando una parte de su familia fue asesinada por delincuentes comunes, durante un atraco.

"El amor después del amor" es un trabajo bien rodado, con buena fotografía, que se deja ver con interés, y que contó con un excelente elenco de actores. Sin embargo, llama la atención el lugar secundario que la serie concede a las ideas políticas del personaje. Sin ser un militante, son conocidas sus simpatías por el progresismo y la izquierda, pero los guionistas se han conformado con unas pocas pinceladas episódicas. 

Carteles de Alberto Nisman durante una ‘Marcha silenciosa’ por la sospechosa muerte del fiscal Alberto Nisman el 18 de febrero de 2015 en Buenos Aires, Argentina. (Mario Tama/Getty Images)

Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía (Varias productoras para Netflix. 2020)

Desde enero de 2015, Argentina debate y se enfrenta por la muerte de Alberto Nisman. Fue el fiscal encargado de investigar la llamada "causa AMIA", el mayor atentado terrorista de las últimas décadas que tuvo como objetivo a una mutual de la colectividad judía, en Buenos Aires.

Los seis capítulos de esta serie documental están dedicados a rastrear las dos hipótesis que han incendiado el debate. Por un lado aparecen los partidarios del "asesinato", hipótesis que sostiene la derecha política y, por otra, tanto el oficialismo y como la izquierda defienden que se trató de un "suicidio". La investigación judicial se encuentra atascada por testimonios e informes periciales en un sentido o en otro y no logra pronunciarse. Sin embargo, el trabajo judicial ha servido para ventilar los estrechos vínculos que Nisman mantenía con el espionaje israelí y de EE UU o para saber de su agitada vida sexual, asistido por servicios sexuales muy caros. También para conocer sus abultadas cuentas bancarias, domiciliadas en el extranjero, y que se habían ocultado a la mirada del fisco argentino. 

La serie no ha resuelto el misterio, pero los productores tuvieron el acierto de hacer el encargo a un director extranjero -Justin Webster- que sale airoso del desafío. Entendió que en esta historia no había buenos y, por lo tanto, dejó que el documental se pasee y se recree en la maldad. Son un acierto las entrevistas a Ross Newland, ex responsable de la CIA en la Argentina, y a Jim Bernazzani, agente del FBI y enviado de Bill Clinton para reforzar una supuesta pista iraní en la investigación del atentado contra la mutual judía. Es igualmente impactante la entrevista con Antonio Stiuso, un personaje siniestro que durante décadas lideró el espionaje argentino y que era consultado por Nisman de manera habitual. Sus respuestas bordean siempre la autoinculpación, no ya por la muerte de Nisman, sino por saberse un intoxicador letal de la vida política del país. Lo hace con una sonrisa socarrona que la cámara de Webster traduce en acusación.

Serie muy recomendable por sus aciertos narrativos y por una factura técnica esmerada.

Películas

Argentina, 1985, de Santiago Mitre (Varias productoras para Amazon Studio. 2022)

La película cuenta las difíciles circunstancias políticas en las que debió celebrarse el juicio a los responsables de la última dictadura argentina, a tan sólo 3 años del abandono militar del poder. En aquel ambiente no faltaron los rumores de sublevaciones cuarteleras, las amenazas telefónicas ni los avisos de bombas al edificio del tribunal. 

Santiago Mitre, el director, logra aprovechar bien todo ese dramatismo y se deja inspirar por la muy larga tradición con la que el cine ha retratado los escenarios judiciales. Sin forzar demasiado la historia real, suma al relato algunos elementos de thriller y unas pocas pinceladas de humor. El resultado es un estupendo trabajo de guión que, junto con otros aciertos, van a garantizar la eficacia de la película. 

"Argentina, 1985″ es una narración cuya estructura cumple con todo lo que el cine norteamericano nos ha enseñado. Valgan como ejemplo, la centralidad indiscutida del personaje protagónico -en este caso el fiscal Strassera- o la creación de subtramas que deben aligerar y empujar la historia principal, pero sin alejarse demasiado de ella. Desde ese punto de vista, la película ofrece un muy buen relato cinematográfico que está centrado en la etapa de instrucción judicial y, finalmente, en el juicio. Lo paradójico es que para cumplir con ese reclamo narrativo, el relato debe evitar, al menos parcialmente, la verdad histórica. Por ejemplo, la película decidió convertir al fiscal Strassera en un acusador antidictatorial valiente y en un verdadero "héroe civil". El relato lo necesitaba así. Era el "prota" de la película. Para ello, el director debió ignorar los numerosos testimonios sobre la actividad del fiscal, durante la dictadura. Los familiares de las víctimas han contado sus reiterados rechazos de las denuncias por desapariciones, secuestros, torturas o apropiaciones de bebés. Otro ejemplo. La película nos muestra al fiscal, a su ayudante y a un grupo informal de jóvenes, recopilando los testimonios y toda la prueba documental con los que habría de construirse la acusación. La verdad histórica señala que esa tarea ya estaba muy desarrollada por varias organizaciones de derechos humanos que trabajaban en ello desde antes del fin de la dictadura. 

La película nos confronta con una convicción muy extendida entre investigadores de los medios. Que el cine y la televisión no resultan eficaces para contar historias complejas, plurales o con personajes que comparten protagonismo o que están dispersos en el espacio o en el tiempo. "Sirven para contarnos quién fue Hitler, pero funcionan mal para explicar el nazismo", aseguraba Jerry Mander en "Cuatro buenas razones para eliminar la televisión". 

El suplente, de Diego Lerman. (Coproductores de Argentina, España, Italia, México y Francia para Netflix. 2022)

Esta película tiene un vínculo muy estrecho con dos libros que hemos reseñado en esta misma crónica: El nudo, de Carlos Pagni y Los peores, de Juan Grabois. Comparten un mismo escenario. El del cinturón mayoritariamente pobre que rodea la ciudad de Buenos Aires, el llamado "conurbano bonaerense" o "Gran Buenos Aires", que nuclea 41 municipios y acoge una población de casi 11 millones de personas. 

Allí está el instituto al que se incorpora Lucio, personaje central de la película. Ha sido profesor de Literatura en la Universidad de Buenos Aires, pero la pérdida de motivación profesional y un divorcio le empujan a reemplazar las ventajas del claustro universitario por el barrio educativo de la periferia. Su nuevo destino es una colección de problemas graves: un instituto abandonado por la burocracia; alumnos desmotivados y un entorno barrial gobernado por la marginalidad, el narcotráfico y la violencia. Lucio decide olvidar su pretensión inicial y confirma que lo más importante no es enseñar literatura a aquellos muchachos frente a los que naufraga cualquier intento por motivarlos. Descubre que hay que intentar cambiar sus condiciones de vida.

Lo que podría parecer como la típica historia del “maestro milagro”, comienza a convertirse en una radiografía de los barrios maltratados y olvidados por el Estado y la ley. Por momento la película adopta una intención documental para mostrarnos espacios dañados por la violencia y la corrupción: casas y caminos descuidados, espacios desorganizados y personas desmotivadas e intimidadas por la fuerza policial. 

El suplente está construída con tres líneas narrativas, bien articuladas. Por una parte, la de la tensión entre Lucio, el alumnado y la realidad social;  por  otra, la relación con su propia hija, estableciendo un contrapunto entre dos realidades opuestas; y, finalmente, la que explora la relación con su padre, que sirve para mostrar la comparación entre la teoría y la calle. Lo personal y lo social.

Lerman es un director que acumula cinco largometrajes en su currículum y, con este último, logró alzarse con el máximo galardón del Festival de San Sebastián, de 2022. 

Teatro

Terrenal, pequeño misterio ácrata. Escrita y dirigida por Mauricio Kartum (Teatro Caras y Caretas)

Tras 9 años de representaciones continuadas, esta obra, sus actores y su director se han convertido en clásicos de la escena teatral argentina. También es uno de los trabajos teatrales más premiados y no sólo en Argentina, gracias a sus frecuentes representaciones en otros países. Porque a pesar de las muchas referencias a los códigos y modismos argentinos Terrenal ha tenido la virtud de ser comprensible y de emocionar a públicos muy diferentes. Dicha capacidad se fundamenta en la fusión de dos grandes ejes: uno religioso y otro político-económico. Kartun se apoya en el mito bíblico de Caín y Abel para explicar las consecuencias de abrazar el capitalismo o el ecosocialismo como modelos organizativos de la vida civilizada. En este caso, se cuenta la relación de dos hermanos, Caín, que es un pujante empresario celoso de sus bienes y Abel, un proletario ácrata, feliz de su libertad.

Los hermanos son vecinos y habitan una misma parcela que carece de título de propiedad. Les fue cedida hace varios años por Tatita, un abuelo con atribuciones de padre y dios. Las disputas fraternas se van incrementando hasta que Tatita regresa, tras veinte años de ausencia. Una frágil tregua se instala de la mano de esta deidad embaucadora que aparece cuando le conviene.

Aunque conozcamos el desenlace de esta disputa, la obra funciona para ventilar conflictos tales como la privatización versus el usufructo colectivo de la tierra, o la productividad salvaje versus el uso sostenible de los recursos naturales. El montaje sugiere que la manera de resolver estos conflictos determina el valor –material e inmaterial– que le otorgamos a cualquier forma de vida, inclusive la humana.
En el plano actoral, la obra nos deja actuaciones memorables. Caín y Abel son una versión actualizada de otros dúos clásicos, al estilo de Laurel y Hardy, que solucionan sus diferencias a tortazos. Tatita, sin embargo, es un gaucho ocurrente, con el ingenio a flor de labios y absoluta disposición para la juerga y el trago.

La fuerza y calidad de los actores y ese vestuario y maquillaje que evoca al clown, nos hacen reír, aunque sepamos de su tragedia final. Declaman un texto en el que se mezclan la libre asociación de palabras, la cita de pasajes bíblicos, los refranes populares, el argot gauchesco y nociones de economía política.

Se trata de una experiencia audaz que tiene el profano atrevimiento de reinventar los mitos fundacionales del Libro del Génesis nos ubica, como público, frente a un hecho teatral estimulante en lo intelectual y en lo emotivo.