UNA CENA EN UN INSTITUTO EMPRESARIAL  norteamericano me abrió los ojos. Corría el  mes de febrero de 2004 y todo el mundo en la sala  se congratulaba sin rubor cuando estaba muy clarito  que las cosas iban  desastrosamente  mal en Irak.

LO QUE PEOR  SE ENTENDIÓ  de mi idea del  “final de la historia”  fue la palabra “historia”. La gente se pensó  que lo que estaba diciendo era que no iba a pasar  nada después de la guerra fría.

LO QUE HEMOS DESARROLLADO en Estados Unidos  es una clase de profesionales de la preocupación.

LAS PERSONAS QUE NO HAN TRABAJADO  en el Gobierno algunas veces no aprecian  su burocracia de tribu, el grado hasta  el que la lealtad a tu propio equipo tiende  a impedir que cambies de opinión ante  la aparición de nuevas pruebas.

AL FINAL HE DECIDIDO VOTAR A OBAMA  por eliminación. Es que no creo que los  republicanos merezcan ser reelegidos, ni  con McCain. Si sufres un estrepitoso fracaso  político no deberías ser recompensado por  ello. Y a mí no me gusta nada Hillary Clinton,  así que sólo me queda Obama.

ES IMPORTANTE QUE LOS PRESIDENTES cuenten  con alguien que llegue y les diga: “Sabe, señor  presidente, está usted hasta arriba de mierda”.

EL LÍDER DEL SIGLO XX POR EL QUE MÁS  ADMIRACIÓN SIENTO es Deng Xiaoping,  que fue capaz de cambiar por completo  el sistema económico chino porque se dio  cuenta de que el comunismo no funcionaba.  Lo que hizo fue dejar a un lado los presupuestos  ideológicos. Me preocupa que los estadounidenses  no estén preparados para reflexionar  en los mismos términos sobre sus propias  políticas e instituciones.

LA MAYORÍA DE LAS OTRAS COSAS que sería  divertido hacer exigirían un talento del que carezco.

 

 

Francis Fukuyama ocupa la cátedra Bernard  L. Schwartz de Economía Política Internacional  en la Universidad John Hopkins (EE UU).