Estamos en una situación de inflexión global. La mitad de la población mundial es urbana y la mitad de las ciudades más globales se encuentran en Asia. El Índice de Ciudades Globales elaborado por FOREIGN POLICY, la consultora A.T. Kearney y el Chicago Council on Global Affairs muestra una instantánea de este momento clave. En 2010, cinco de las ciudades más globales del mundo se encuentran en Asia y el Pacífico: Tokio, Hong Kong, Singapur, Sidney y Seúl. Tres de ellas están ubicadas en Estados Unidos: Nueva York, Chicago y Los Ángeles. Y sólo están en la lista dos ciudades europeas: Londres y París. Y no cabe duda de qué camino está siguiendo la sociedad: cuantas más personas sigan emigrando de los pueblos a las ciudades, más se moverán las influencias globales de Occidente a Oriente.

Y, sin embargo, aun siendo conscientes de los efectos dramáticos de la globalización en el trabajo en el surgimiento de ciudades que prometen, como Bangalore, São Paulo y Shanghai, lo que también es notable es cómo se mantiene el dominio de las ciudades comerciales de la vieja escuela. Nueva York, Londres, Tokio y París ocupan los cuatro primeros puestos en las ciudades globales más importantes, al igual que en el Índice de Capitales Globales de hace dos años, y llevan la delantera respecto a la mayoría de los criterios que conforman una ciudad global verdadera. Existen redes de gran influencia que impulsan el impacto global, y el hecho de llevar gran ventaja –como Nueva York con la mayor capitalización, Tokio con el mayor número de empresas según el ranking del Fortune Global 500, y Londres con el mayor número de visitantes extranjeros– ampliará estas ventajas en un futuro. El éxito llama al éxito.

Entonces, ¿qué hace falta para ser una ciudad global? Está claro que el tamaño no es lo único importante; muchas de las megalópolis más grandes del mundo, como Karachi (60), Lagos (59) y Calcuta (63), apenas aparecen en la lista. Por el contrario, el índice pretende medir el dominio que tiene una ciudad sobre lo que ocurre más allá de sus propias fronteras, su influencia y su integración en mercados globales, cultura e innovación. Para crear la clasificación de este año, hemos analizado 65 ciudades que cuentan con más de un millón de habitantes en cada una de las regiones del mundo, utilizando fuentes definitivas, para relacionar la totalidad de la actividad financiera, el capital humano y el intercambio de información de la ciudad con su experiencia cultural y su compromiso político. Los datos variaban desde cuántas oficinas centrales del Global Fortune 500 se encuentran en una ciudad hasta el tamaño de sus mercados capitales y la circulación de bienes en sus aeropuertos y puertos marítimos, además de factores como el número de embajadas, comités asesores, organizaciones políticas y museos. Todo junto, el rendimiento de una ciudad en este listado de criterios nos indica lo global –o lo provinciana– que es realmente esa ciudad.

Aquellos lugares con poder político tradicional no son necesariamente los más globales. Sólo cuatro de las diez ciudades más globales del mundo son capitales nacionales. Washington se encuentra en el puesto número 13, Pekín (15) le ha quitado el puesto a Berlín (16), que a su vez ha derrotado a Moscú (25). Dos de las diez ciudades más globales son totalmente independientes, operando fuera de la jurisdicción de un Gobierno nacional separado (Hong Kong y Singapur). El sol se puso en el Imperio Británico hace medio siglo y, sin embargo, en Londres sigue saliendo el sol, por el momento, con el puesto número dos.